El Día de la Bandera transcurrió sin estridencias políticas ni grandes anuncios. La causa contra las papeleras llegó hasta el palco con un buen golpe de efecto que Kirchner mismo se encargó de respaldar. VIDEO Discurso del Presidente El Día de la Bandera transcurrió sin estridencias políticas ni grandes anuncios. Tal como estaba previsto, poco después de las 11.30 el presidente Néstor Kirchner llegó al Monumento para encabezar un acto ya iniciado que, sin ser frío, tampoco se destacó por fervoroso ni multitudinario.
Luego de los discursos, la causa contra las papeleras logró llegar hasta el palco con un buen golpe de efecto que Kirchner mismo se encargó de respaldar. Aceptó y mostró desde el palco la banderita impresa con «Fuera Botnia, Viva la Patria». La delegación de la asamblea ambiental de Gualeguaychú se hizo presente y se hizo sentir.
El resto pareció políticamente neutro, con poca intromisión de la campaña. Y en la Bolsa de Comercio el presidente habló de una “Argentina estratégica”, que acepte los desafíos de crecimiento, e hizo unos pocos anuncios sobre obras en marcha.
El acto oficial por el 20 de Junio y el 50º aniversario del Monumento arrancó a las 10.30 con la tradicional promesa de fidelidad a la bandera y el desfile cívico-militar. Hasta entonces el público no colmaba aún las escalinatas del Monumento ni la plaza frente al Concejo, sino que se agolpaba a lo largo de las vallas prolijamente dispuestas sobre ambas veredas de avenida Belgrano.
Casi una hora después se escuchó sobrevolar un helicóptero y todas las miradas se dirigieron hacia el helipuerto de Prefectura, a unos 200 metros del epicentro del acto, donde bajaría Kirchner para llegar pocos minutos más tarde al palco.
El desfile se detuvo y casi reinó el silencio, pese a la presencia de unas pocas agrupaciones políticas, organizaciones sociales y gremios que, con sus banderas desplegadas y enormes globos con gas, se mezclaban con el público.
Finalmente Kirchner llegó, acompañado por su esposa, la senadora Cristina Fernández, el vicepresidente Daniel Scioli y buena parte del gabinete nacional. También lo escoltaron el gobernador Jorge Obeid y el diputado nacional Agustín Rossi. El otro precandidato del Frente para la Victoria, Rafael Bielsa, ya se encontraba en el palco, al igual que la aspirante a gobernadora Roxana Latorre. Unos pasos más allá estaba el postulante por el Frente Progresista, Hermes Binner, y la candidata radical Alicia Tate.
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Primera fila. De todos modos, en la primera fila central quedaron cinco figuras: Kirchner en el centro, a su derecha Scioli y Obeid, y a su izquierda Cristina y el intendente Miguel Lifschitz. Atrás, los ministros Felisa Miceli, Julio De Vido, Aníbal Fernández, Nilda Garré y Ginés González García.
Los tres oradores del acto —en este orden: el intendente, el gobernador y el presidente— ofrecieron discursos de mutuo reconocimiento, nada confrontativos.
Lifschitz agradeció la presencia de Kirchner y los aportes de su gobierno a la ciudad y la región, pero no se olvidó de insistir con el pedido para que el 20 de Junio sea declarado finalmente feriado nacional no trasladable. Algo en lo que coincidió el presidente (ver aparte).
Obeid hizo un racconto de los hitos históricos en que Santa Fe fue protagonista y recordó que “hoy está a la cabeza de las provincias productivas del país”.
Kirchner, por su parte, apeló básicamente a la emoción y no se cansó de agradecer a los rosarinos por su “imborrable” acogida en los “duros tiempos” de 2002, cuando llegó por primera vez a la ciudad. También afirmó que trabaja “codo a codo” tanto con Obeid como con Lifschitz. Un discurso salomónico, aun en plena etapa de campaña.
El Presidente agitando también la banderita de «FUERA BOTNIA Viva la Patria»
Los hitos. El acto registró momentos especiales. Entre ellos, los aplausos que recogieron a su paso los conscriptos del 57, que juraron en la inauguración del Monumento; el siempre fervoroso desfile de los ex combatientes de Malvinas y la irrupción de la causa ambientalista de Gualeguaychú, que repartió entre el público sus inequívocas banderas de “Fuera Botnia, viva la patria” .
Esa columna se coló junto a Alta en el Cielo (que transportó una multitud de rosarinos) hasta quedar frente al palco. Kirchner no sólo no lo dejó pasar, sino que blandió la bandera contra Botnia y se encargó de hacerla flamear en adhesión al reclamo, ya nacionalizado, de los ambientalistas.
Después, fiel a su costumbre, bajó del palco y se mezcló con la gente, que lo apretó, lo besó, le pasó cartas y regalos. A su izquierda, Cristina repitió prácticamente el mismo ritual: llegó hasta a hablar por un celular que le acercó alguien para que la saludara un pariente.
Minutos más tarde las autoridades se retiraron del palco, instantes antes de la lluvia y mientras, desazonados, aún desfilaban los gauchos.
Después vendría el breve ágape en la Bolsa de Comercio, donde nuevamente un Kirchner moderado hablaría de los desafíos que esperan al país, entre ellos mantener el superávit primario, impulsar un plan de obras capaz de sostener el crecimiento y crear una banca nacional de desarrollo. Lo que definió como una “etapa de la Argentina estratégica”.
Los anuncios se refirieron al Plan Circunvalar, la Hidrovía y el tren rápido Buenos Aires-Rosario-Córdoba.
texto: Silvina Dezorzi / La Capital
fotos: Ramiro Nogal, Gabriel Gomez Fiori