
Un estudio de Microsoft analiza cuáles trabajos están en riesgo por la IA
La inteligencia artificial generativa está transformando muchos aspectos del mundo laboral, y Microsoft se ha propuesto investigar qué profesiones podrían verse más afectadas por esta tecnología. Para ello, un grupo de investigadores analizó 200 mil interacciones anónimas con Bing Copilot —su asistente impulsado por IA—, con el objetivo de identificar qué empleos son más susceptibles de ser automatizados.
Los trabajos que la IA podría reemplazar primero
Según el estudio (aún no revisado por pares), los puestos más expuestos a la automatización son aquellos centrados en tareas cognitivas relacionadas con el lenguaje: traducción, redacción, enseñanza, asesoría y atención al cliente. Estas ocupaciones mostraron una alta coincidencia con las capacidades actuales de los modelos de IA generativa, lo que llevó a los investigadores a desarrollar una “puntuación de aplicabilidad de IA”, una métrica que evalúa la coincidencia entre las tareas humanas y las capacidades de la IA.
Kiran Tomlinson, investigador senior de Microsoft, explicó que esta puntuación no busca señalar qué trabajos desaparecerán, sino entender en qué contextos los chatbots pueden ser utilizados de manera productiva. El enfoque del estudio no es alarmista: resalta que la IA puede apoyar tareas específicas, pero no reemplazar por completo una profesión.
Por ejemplo, un traductor podría usar la IA para generar borradores que luego perfecciona, o un agente de atención al cliente podría verse apoyado por sistemas automáticos que resuelvan consultas básicas. En estos casos, la IA transforma el enfoque del trabajo, pero no elimina al profesional.

La clave, según los investigadores, está en adaptarse: aprender a trabajar con estas herramientas y aprovecharlas para liberar tiempo y enfocarse en tareas más complejas, creativas o humanas.
Profesiones que la IA no podrá automatizar fácilmente
Mientras algunos empleos se adaptan con rapidez al entorno digital, hay otros cuya automatización resulta por ahora muy poco probable. Microsoft identifica aquí a los trabajos que requieren habilidades físicas, interacción directa con personas o un alto grado de adaptabilidad práctica: operadores de maquinaria pesada, amas de llaves, techadores, masajistas y lavaplatos, entre otros.
Estos roles suelen desarrollarse en contextos físicos variables y requieren juicio humano en tiempo real, algo que la inteligencia artificial aún no puede replicar con eficacia. Además, muchas de estas profesiones exigen destrezas motrices, empatía y evaluación sensorial directa, características difícilmente digitalizables.
Por ejemplo, un masajista no solo aplica técnicas, sino que ajusta su trabajo según las necesidades físicas y emocionales del cliente. Un techador debe adaptarse a condiciones impredecibles como el clima, la estructura de un edificio o el tipo de materiales disponibles. Estas variables hacen que la automatización total resulte inviable en el corto plazo.
Contrariamente a lo que suele creerse, no son los trabajos manuales los primeros en desaparecer, sino aquellos con tareas altamente estructuradas y repetitivas, donde la IA puede intervenir con más facilidad. En este panorama, lo verdaderamente humano —como la intuición, la empatía o la destreza práctica— se vuelve más valioso que nunca.

La inteligencia artificial no está aquí para sustituirnos, sino para replantear cómo trabajamos. Algunas profesiones se verán más afectadas, sobre todo aquellas vinculadas al conocimiento y la comunicación estructurada. Pero lejos de ser el fin del empleo, este cambio abre una nueva etapa: la de la colaboración humano-máquina. Adaptarse, capacitarse y entender el valor de lo humano será clave para seguir vigentes en el futuro laboral. La IA no reemplaza el talento: lo complementa.
Referencia:
- Working with AI: Measuring the Occupational Implications of Generative AI. Link.
Fuente: CerebroDigital.net