En el universo que imagina Milei, salarios y jubilaciones mejoran y hay un “brutal crecimiento”.
En el real, las cosas no lucen tan brillantes. El hombre común y el destino colectivo.
Donde el presidente Javier Milei ve hierba verde, una buena parte de los argentinos camina por terreno yermo. Donde vislumbra libertad, sólo hay negocios sin estorbos para las cúpulas empresariales, que aún se pellizcan por la tolerancia con que se soporta “el ajuste más grande de la humanidad”. A un año del inicio del gobierno de los hermanos Karina y Javier Milei, las condiciones materiales de vida de la mayoría se deterioraron, las libertades individuales se redujeron, la prensa es atacada, perseguida y desfinanciada, lo colectivo pareciera perder importancia frente al individualismo extremo que propone el líder “libertario”. En ese mismo plazo, el ex panelista televisivo de extrema derecha “domó” algunas variables de la macroeconomía –dólar, inflación, riesgo país– que instaló en su discurso como las únicas relevantes en la vida de una nación. Mientras, aumentaron la pobreza y la indigencia, creció el desempleo, cayó el consumo, se desplomaron la industria y el comercio, los trabajadores y jubilados continuaron perdiendo poder adquisitivo de sus ingresos. Nada de eso aparece en la narrativa oficial, que insiste con éxito en tópicos redituables como la “casta”, los “políticos” y el empleo estatal y convirtió en “privilegios” los derechos conseguidos con años de lucha popular.
L’uomo qualunque
Así lo expresó Milei en su discurso del martes por la noche, al leer por cadena nacional un balance de su primer año de Gobierno: “Esto explica que periodistas, sindicatos, organizaciones sociales y políticos de todos los colores, que hasta hace poco se sacaban los ojos, se hayan unido en defensa del status quo como si pertenecieran a un mismo partido: el partido del Estado”. Los libertarios no proponen la eficientización del Estado sino su desaparición (“soy el topo que viene a destruir el Estado por dentro”), porque consideran que su mera existencia no equilibra las desigualdades que produce el mercado, sino que es un escollo para su propuesta de la ley de la selva.
Siguió Milei: “Ellos quieren vivir en su torre de marfil, en su paraíso ficticio, erigido sobre una sociedad cada vez más empobrecida. Llaman a sus privilegios «derechos adquiridos», casi como si fueran una especie de nobleza con derecho divino a vivir a costa de la sociedad. Bueno, nosotros vinimos a desmontar ese sistema de raíz. Vinimos a terminar con el régimen de privilegios que convirtió a los argentinos de bien en ciudadanos de segunda. Llegó la hora del hombre común”.
Confundir derechos con privilegios es parte de la operación político-lingüística que cala en parte de la sociedad, aquella que no disfruta de los derechos adquiridos, como un empleo con vacaciones pagas, aguinaldo y días por afectación de la salud. Con matices y diferencias, y apoyado en encuestas y focus groups, el gobernador santafesino, Maximiliano Pullaro, practica la misma frecuencia discursiva cuando se refiere a docentes con sueldos de miseria como “privilegiados”.
Ilustración: Chachi Verona
Volviendo al discurso del presidente, dijo que “llegó la hora del hombre común”. Que, claramente no es él, que se considera un “elegido”, capaz de realizar “las reformas estructurales más importantes de la historia” o “el ajuste más grande de la humanidad”. El hombre común no es cualquier hombre, sino que apela a una subjetividad apolítica, individualista, acaso envidiosa y de mal talante con el “otro”.
En 2012, el periodista Horacio Verbitsky publicaba en el diario Página 12 un breve texto que hermana a la familia de Mauricio Macri con la idea del “hombre común” de Milei. Cualquier similitud con la actualidad, no es mera coincidencia.
“Su abuelo (el de Mauricio Macri), el escritor, político y empresario de familia calabresa Giorgio Macrì fue uno de los fundadores del Frente del Uomo Qualunque, que tuvo un gran auge en Italia en las postrimerías de la segunda guerra mundial. En traducción literal, el Frente del Hombre Común; en versión libre, el partido de Doña Rosa. Se inició como un semanario satírico, dirigido por el dramaturgo napolitano Guglielmo Giannini y se convirtió luego en un partido político financiado por la central empresaria Cofindustria. Fue muy fuerte entre la liberación y el afianzamiento de la democracia cristiana como fuerza hegemónica, pero Giorgio ya había zarpado hacia la Argentina. Cuando los tribunales le otorgaron la tenencia de sus tres hijos, Franco, Tonino y María Pía, también les hizo cruzar el Atlántico. Aquel Frente expresó la insatisfacción de la pequeña burguesía y de sectores empresariales hacia la clase dirigente italiana. Se oponía a los partidos antifascistas que integraban el Comité de Liberación Nacional, cuya política de depuración denunciaba como guiada por motivos ideológicos y dirigida a ocultar los verdaderos problemas del país, entre los que mencionaba los altos impuestos. En las elecciones constituyentes de 1946 obtuvo más del 5 por ciento de los votos y treinta bancas. Su consigna era la antipolítica; sus temas el anticomunismo, el orden y la eficiencia; y su emblema una prensa que exprimía a un pobre tipo para que soltara hasta la última moneda. Postulaba un Estado mínimo, gestionado por técnicos”. Podría actualizarse como la libertad del hombre común avanza.
Dos mundos
En su discurso de balance del primer año de gobierno, Milei realizó afirmaciones fantasiosas, sólo aceptables en la dimensión de su mundo. Como para él la inflación mayorista corría en diciembre de 2023, cuando asumió, al 17.000 por ciento, se convirtió en el campeón mundial de desaceleración al llevarla al 166 por ciento interanual. El dato de noviembre fue del 2,4 por ciento, similar al que dejó en diciembre de 2015 Cristina Fernández de Kirchner. Con la diferencia que el mecanismo empleado por Milei es un ajuste feroz y una recesión ídem, la más importante de un país de Latinoamérica.
El presidente también dijo que ve “un brutal crecimiento” de la economía, que este año caerá más de 3 puntos. O 5, si se le resta el desempeño del agro, que el año pasado sufrió la peor sequía en medio siglo.
¿Por qué se da ese crecimiento? “En primer lugar, algo que ya estamos viendo hoy: la economía ha entrado en una recuperación cíclica que nos está sacando del pozo en el que nos dejaron. Esa recuperación cíclica se basa en dos factores: por un lado, la recomposición de los salarios reales y las jubilaciones por la destrucción de la inflación; por otro lado, la recomposición de stocks de las empresas, que va a dinamizar la economía luego de la liquidación de los inventarios durante el primer semestre de este año. Pero esto es coyuntural, es parte de lo que estamos viendo hoy que explica el brutal crecimiento de la economía en el último trimestre”.
Un informe del Centro de Economía Política Argentina (Cepa) sobre el primer año de Milei, señala que “de mantenerse este nivel de actividad económica hasta fin de año, la caída interanual será de 3,1 por ciento, mientras que excluyendo al agro sería de 4,2. El crecimiento del sector agropecuario, superada la sequía, amortigua y compensa parcialmente el desplome”.
En cuanto a los ingresos de los laburantes, el trabajo señala que “el poder adquisitivo de los salarios sufrió una fuerte caída en diciembre (2023) con la aceleración inflacionaria. A partir de allí, el comportamiento se fragmenta: mientras que los registrados privados lograron recuperar parte de lo perdido (se ubican 1,5 por ciento por debajo del poder adquisitivo de noviembre 2023), los públicos y los no registrados se estancaron, registrando una pérdida a septiembre de 16,1 y 20,1 por ciento respectivamente respecto del inicio del gobierno”.
Además, “el promedio ponderado de los salarios medido por el INDEC arroja un descenso del poder de compra de 9,6 por ciento. Sin embargo, el indicador de salarios no permite medir la pérdida de puestos de trabajo. Si analizamos la masa salarial real de los trabajadores registrados privados (salario ajustado por cantidad de trabajadores), el nivel respecto a noviembre de 2023 exhibe una caída de 3,7 por ciento”.
En cuanto a las jubilaciones, las mejoras que Milei advierte en su mundo no se producen en el real. El informe del Cepa recuerda que “la política previsional adoptada, desde diciembre de 2023, tuvo distintos aspectos, todos con carácter regresivo”, y enfatiza que “en primer lugar, cabe destacar la pérdida del poder adquisitivo de los haberes”.
Tras un análisis de los cambios que efectuó a la fórmula para calcular los haberes, el trimestre que “se comió” durante esa modificación y el congelamiento del “bono” que jubilados y pensionados perciben con sus haberes, el centro de estudios concluye: “En suma, con la fórmula de Milei, en el trimestre diciembre 2024 – febrero 2025, la jubilación mínima con bono se ubicará 14,3 por ciento por debajo del último trimestre del gobierno anterior, y la jubilación sin bono se ubicará 3,4 por ciento por debajo”.
Como con Menem
En todo su discurso en cadena nacional del martes por la noche, el presidente no pronunció la palabra producción ni trabajador. Tampoco el término industria. Es lógico, pues su modelo es de la reprimarización de la economía, su ansiado regreso a cuando él cree que la Argentina “fue potencia”, a fines del siglo XIX.
No por nada hay sectores que traccionan lo que Milei ve como “brutal crecimiento”. Energía, minería, agro, pesca y finanzas. Volver a la “plata dulce” y la exportación de materias primas. Ni siquiera plantea ser el “supermercado del mundo”, como lo hacía Macri.
A ese esquema agroexportador y de financiarización de la economía, como está dicho hasta el hartazgo, le sobran varios millones de argentinos. De hecho, aunque el presidente no lo incluyó en su discurso de balance del año, desde que asumió envió a 5 millones de argentinos a la pobreza, lo cual debería ser contabilizado como un logro en su modelo.
El trabajo publicado esta semana por el Cepa dedica un capítulo a la aprobación por parte del Congreso del Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI) y lo que denomina “el modelo anti industrial de Milei”.
El nuevo régimen, señala el estudio, “no beneficia a la Argentina en materia de encadenamiento productivo: no sólo no fomentará la provisión nueva de bienes y servicios, sino que pone en jaque el entramado ya existente”.
“Así –continúa– el plan productivo para Argentina resulta muy limitado a la esfera extractiva, sin creación de valor, y sobre todo sin creación de puestos de trabajo de calidad”. Por eso no aparecen las palabras industria ni trabajo en el discurso presidencial.
“Si analizamos las actividades alcanzadas por el RIGI, sólo explican el 6 por ciento del empleo registrado privado y con escaso crecimiento en los últimos 15 años (sólo 17.000 puestos en dicho período). Por el contrario, la industria manufacturera que pone en riesgo el RIGI explica el 19 por ciento de los puestos de trabajo”, detalla el informe.
El plan neocolonizador es más completo y abarcativo. “El RIGI no es el único componente del plan anti industrial de Milei. El sector es uno de los principales perjudicados por la retracción del consumo interno, pero también por la suba de tarifas que presionó fuertemente al alza los costos”.
Y no sólo eso. A la vez, el Gobierno “impulsó una reducción de aranceles a la importación de bienes como heladeras y lavarropas (del 35 al 20 por ciento), neumáticos (35 a 16 por ciento) e insumos plásticos (12,6 a 6 por ciento) y se anunció la apertura para el ingreso de acero”.
Paralelamente, se modificó el régimen antidumping y se abrió la puerta a la compra directa en el exterior sin el pago de impuestos.
“Pero no sólo se trata de condiciones macroeconómicas adversas: el DNU 70/2023 derogó la Ley de Compre Nacional y con ella el Programa de Desarrollo de Proveedores, así como la Ley 21.608 de promoción industrial. Además, fueron eliminadas las líneas de crédito con bancos públicos, como BNA y Bice, que promovían la inversión y los proyectos estratégicos que impulsaban el cambio tecnológico”, agrega el Cepa.
En su balance anual, Milei sí mencionó dos veces al ex presidente Carlos Menem, al que considera el mejor mandatario del período democrático. La primera fue para decir que él hizo “una reforma estructural ocho veces más grande que la de Menem”, como aquel varón que se mide el miembro.
En la segunda, de alguna manera parafraseó el histórico “estamos mal, pero vamos bien”, que inmortalizó el riojano. “Alguna vez, el presidente Menem dijo que el coraje de un pueblo se mide por la cantidad de verdades que está dispuesto a soportar. Cuando asumí la presidencia, hace exactamente un año, advertí que sacar al país de la miseria en la que nos hundió el modelo de la casta iba a requerir atravesar un impasse de dolor, incluso peor que el que ya se vivía en la Argentina. Era una verdadera prueba de fuego. Ustedes me correspondieron, soportando esa verdad y aceptando el trago amargo con la frente en alto, a pesar de todo lo que ya habían perdido”. De cuánto soporten los hombres comunes mantener la frente en alto ante el proyecto de provisión de dolor y malaria que encarna Milei, dependerá el éxito de su destructivo modelo.
Publicado en el semanario El Eslabón del 14/12/24
Recibí todos los días info destacada de NUEVAREGION.COM por correo electrónico SUSCRIBITE AQUI.
La entrada Tu mundo y el mío se publicó primero en Redacción Rosario.
Fuente: Redacción Rosario