Hacen “hablar” a las raíces de soja sobre las condiciones del suelo
Investigadores de la UNL logran decodificar la información que tiene la planta sobre la resistencia mecánica que ofrece el suelo. Así pueden evaluar, a partir de un síndrome característico, si hay problemas de compactación de suelo.
Aprender a leer las características de las raíces de las plantas como una herramienta para conocer el estado físico del suelo es una idea original en la que trabajan investigadores de la UNL.
Valiéndose de equipos de óptica y analizadores de imágenes adecuados, pueden obtener una “radiografía” de las raíces de plantas de soja y utilizar esa información para conocer los valores de resistencia mecánica del suelo.
El tráfico de maquinaria pesada, el pisoteo animal o el excesivo laboreo del suelo son pautas de manejo que modifican las propiedades físicas del mismo. En consecuencia, la superficie comienza a densificarse, a hacerse más compacta.
“La trama porosa que constituye al suelo comienza a disminuir y, entonces, las raíces tienen menos espacio para respirar y absorber agua, acciones fundamentales, ya que el crecimiento de las plantas en parte depende de la habilidad de las raíces para anclarse al suelo y absorber agua y nutrientes. A medida que los suelos se densifican, la resistencia mecánica aumenta, y esto configura un factor de estrés que repercute negativamente en el desempeño productivo de la planta”, explicó Julio Ramos, docente e investigador de la Facultad de Ciencias Agrarias (FCA) y del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral (IAL) de la UNL y el Conicet.
Signos de estrés
La resistencia mecánica es una de las propiedades físicas del suelo, al igual que la temperatura, la capacidad de retener aire o agua. La impedancia mecánica -como también se la denomina- refiere específicamente a la resistencia que ofrece el suelo al paso de la raíz.
Si bien existen aparatos que permiten medir la resistencia mecánica del suelo, lo innovador del estudio radica en que es capaz de conocer cómo reacciona la planta en tales condiciones, es decir, medir el estrés que sufre la planta ante esa situación.
“Decodificando la información presente en la raíz de la planta de soja, como por ejemplo, propiedades geométricas, relativas al aspecto, producción de enzimas y hormonas, se puede conocer si el suelo está con problemas de compactación”, detalló.
El estudio
“Lo que se ha comprobado es que suelos compactados causan complejos cambios morfológicos en el sistema radical, como raíces más cortas y de mayor diámetro, aumento de la tortuosidad -vueltas y rodeos- de las raíces laterales y disminución de su número”, expresó Ramos.
“A medida que la impedancia del suelo aumenta, la planta evidencia un mayor crecimiento en la extensión de las raíces laterales por sobre la principal. Se ha encontrado que en impedancias mecánicas mayores a 2 mega Pascales (MPa) reducen la longitud total y la tasa de elongación radical hasta en un 50 %. A la luz de los resultados obtenidos, es evidente que impedancias menores modifican la distribución de las raíces en el suelo y, consecuentemente, la manera en que lo exploran”, indicó.
“Las variedades comerciales de soja se evalúan por características morfológicas de la parte aérea de la planta y su desempeño productivo, pero la información acerca de los sistemas radicales de estas variedades es escasa o nula”, recalcó Ramos.
Por ello, en la actualidad, el grupo de investigación, subvencionado por la Secretaría de Estado de Ciencia, Tecnología e Innovación (Sectei) de la provincia de Santa Fe, está analizando las características morfológicas del sistema radical en las distintas variedades de soja, con el propósito de evidenciar cómo reacciona cada una de ellas ante disímiles valores de impedancia mecánica.
Prensa UNL