Los anuncios del fin de semana lograron su objetivo inicial de bajar la brecha cambiaria.
En el primer día del contado con liquidación (CCL) intervenido por el Banco Central, y aún sin demasiadas precisiones sobre cómo efectuará esa intervención, el dólar blue bajaba casi 80 pesos, a $1.410, y las cotizaciones bursátiles rondaban los USD 1.320. Para esa victoria parcial, el Gobierno sacrificó la cotización de los bonos, que se hundían a pesar de un anuncio dominguero de que el pago de intereses previsto para enero está garantizado por una compra temprana de divisas por parte del Tesoro. Hasta las 13.10 y a 50 horas desde aquel adelanto del presidente Javier Milei, el Fondo Monetario Internacional (FMI) –que suele saludar con rapidez las medidas con las que coincide– no había dado señales.
Este lunes, el Ministerio de Economía mandó otro mensaje. “La estimación del BCRA es que se deberán absorber unos 2,5 billones de pesos adicionales a lo que se absorbe por superávit primario”, indicó. Traducido, esa sería la cantidad de pesos que se emitieron para comprar dólares en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) y que ahora se buscaría “rescatar” con la entrega de dólares en los mercados bursátiles. El Banco Central no solo venderá en el CCL, que se negocia para entrar o sacar divisas del país, sino también en el dólar MEP, más cercano a los pequeños ahorristas.
Según supo Cenital de fuentes oficiales, el “momento cero” para entregar parte de los dólares acumulados contra pesos en los mercados paralelos será mediados de mayo. El punto de partida será el inicio de la migración de deuda desde el Banco Central al Tesoro. A mediados de mayo, el Tesoro empezó a pagar mejores tasas para que los bancos trasladen parte de sus tenencias en pases a Lecap, las Letras que emite la Secretaría de Finanzas.
Desde entonces, el Banco Central habría comprado unos USD 2.600 millones netos. A un dólar mayorista en torno a los 915, la cifra es levemente inferior a los $2,5 billones que, ahora, se rescatarían. A un dólar paralelo promedio de USD 1.250, el Central vendería unos USD 2.000 millones netos. Según el economista Martín Kalos, director de Epyca, ese sería el tipo de cambio promedio que el Gobierno pretende instalar para reducir la brecha.
El “momento cero” del Gobierno para abrir la canilla de dólares es importante porque, en junio, el Banco Central efectuó ventas netas por USD 87 millones y en lo que va de julio compró USD 227 millones. Hacia adelante, el propio presidente del BCRA, Santiago Bausili, anticipó que el trimestre será de venta de reservas y no de compras netas, por unos USD 3.000 millones. El ministro Luis Caputo y Bausili encontraron un argumento para fijar la regla de reabsorción monetaria en mayo, cuando el Central acumuló USD 2.474 millones.
Como contó Cenital, la intervención del Banco Central en el mercado paralelo no estaba contemplada en aquel anuncio de “fase 2”, con el que Caputo y Bausili intentaron dar una señal a los inversores de que se profundizará el ajuste fiscal para pagar intereses de deuda, pero sin salida del cepo a la vista.
Aquel 28 de junio, Caputo dijo que la emisión de pesos para comprar dólares es “si se quiere, la menos dañina”. En una entrevista con radio Mitre, días después, llegó incluso a decir que se trataba de una emisión “benigna”, porque tenía dólares como respaldo. Como recordó Invertir en Bolsa (IEB) en un reporte, “Álvaro Alsogaray inmortalizó el concepto de que el tercer factor (la expansión monetaria para comprar billetes) era el único no espurio y que los otros dos (la emisión para financiar al fisco y a los bancos) eran inflacionarios”.
El precio del dólar mata todo y el Gobierno quiere evitar la devaluación a cualquier costo, incluso a contramano de lo que pregona el FMI. “Es una medida de emergencia que hemos usado todos los que administramos una economía con cepo”, recordó Emmanuel Álvarez Agis, exsecretario de Política Económica durante la gestión de Axel Kicillof en el Palacio de Hacienda, en Radio Con Vos. Claro que ese pragmatismo, recordó, entra “en contradicción con el modelo libertario” de no intervención.
Su consultora, PxQ, hizo un rápido análisis de la medida. “Al margen del artilugio argumentativo que implica presentar la medida como una modificación de la política monetaria y no de la cambiaria, el trasfondo es claro: el Gobierno está incómodo con el nivel de la brecha cambiaria y decide usar reservas para tratar de frenar la suba del dólar paralelo. La contradicción entre tener que ponerle un techo al dólar paralelo y mantener el ideario de no-intervención en el mercado, obliga al Gobierno a hacer piruetas argumentativas respecto a la lógica de no-emisión”, aseveró.
Ese argumento del Gobierno para sacrificar su principio de no intervención es que se rescatarán pesos y, al desactivar esa emisión, habrá menos presiones inflacionarias. “La reducción del impuesto inflacionario va a contribuir a reducir la brecha, lo que a su vez facilitará la eliminación de las restricciones cambiarias de una manera ordenada”, dijo Economía. Algo más: el Banco Central no quiere hablar de venta de dólares, sino de “recompra de pesos”.
El director de la consultora Ferreres y exintegrante del Consejo de Asesores de Milei, Fausto Spotorno, agregó, en radio Mitre: «Creo que puede contener la brecha, aunque no sé si lo puede bajar a $1.100”. Lo hará, agregó, “a un costo de acumular menos reservas y ese es el problema que se va a encontrar ahora».
“La lectura política es que necesitan dar señales de hacia dónde se avanza”, le dijo Kalos a Cenital. El traspaso de deuda del BCRA al Tesoro, que iniciará formalmente el próximo lunes 22 para “cerrar la canilla” de la emisión para pagar intereses, supondrá un ajuste fiscal mayor. “Milei pudo ajustar 5,5 puntos del PBI de gasto. Pero, ¿cómo hará para ajustar otro 1,5% del PBI, por lo menos?”, se preguntó el economista.
Con menor acumulación de reservas, dólar planchado y tasas positivas en dólares, “esta medida revitalizará el carry trade en pesos al estabilizar o reducir la brecha”, dijo Adcap. “Sin embargo, el hecho de que implique menos compra de dólares lo vuelve dependiente de entrada de dólares vía blanqueo de capitales o liquidación de exportadores”.
La invitación a blanquear ya fue hecha. La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) reglamentó el viernes el capítulo de la ley fiscal que da amplios beneficios a quienes exterioricen capitales y adelanten el pago del impuesto a los Bienes Personales de los próximos años. Priorizó esa puesta en marcha a la reglamentación del impuesto a las ganancias o la de las nuevas categorías del monotributo.
Con la exportación, hay dudas. Mientras las economías regionales se quejan por la apreciación cambiaria que les quita competitividad, los productores de soja retienen lo que pueden. El analista Javier Preciado Patiño dio cuenta de la magra liquidación. “Las ventas diarias entre el miércoles y el viernes oscilaron entre 108 y 130.000 toneladas, cuando a mediados de mayo el promedio diario se ubicaba por encima de las 400.000”, escribió en un reporte. “Por otra parte, de camiones muestra una supremacía de aquellos cargados de maíz por sobre los de soja”, prosiguió.
“Da la impresión de que concluida la cosecha, muy buena por cierto (50 millones de toneladas), el productor tiende a mandar el cereal al puerto y quedarse con la soja en los silobolsa”, concluyó Preciado Patiño. Eso sucedía con el contado con liqui a $1.428, casi $100 por encima de la cotización de este lunes al mediodía. La brecha amplia mejoraba el precio del exportador, pero también lo hacía especular con una devaluación. “La apuesta (del Gobierno) sería lograr bajar la brecha, aunque sea temporalmente, y que en esa ventana el productor venda”, siguió el especialista.
Fuente: CENITAL
Autor: Esteban Rafele