Luego de sucesivas vinificaciones de prueba y tras un largo aprendizaje; Silvio Meroi, titular de la bodega homónima apuesta todas sus fichas a lograr un producto 100% regional. Luego de sucesivas vinificaciones de prueba y tras un largo aprendizaje; Silvio Meroi, titular de la bodega homónima apuesta todas sus fichas a lograr un producto 100% regional.
Este enólogo autodidacto ya realizó dos experiencias con uvas Tannat plantadas en sus viñedos de Ricardone. Con las uvas cosechadas en marzo/abril de 2005 elaboró un vino que quedó a dos décimas de la graduación alcohólica exigida por el Instituto Nacional de Vitivinicultura: (Logró un Tannat con 11,8 grados de alcohol; el mínimo requerido es 12).
Este año, en tanto, empezó a estudiar suelos en Lucio V. López y proyecta plantar una hectárea con esta variedad de uvas.
Una vez que las vides alcancen la madurez necesaria para ser aptas para la vendimia, realizará el proceso de vinificación siguiendo los estándares de la producción artesanal. De está forma, el enólogo pretende achicar la brecha de calidad que existe entre las uvas de la Pampa Húmeda y la de los terruños con climas favorables para la vid.
-¿Cómo fue tu experiencia con vides en la región, teniendo en cuenta las características de nuestro clima?
-Bueno, la prueba la hice en Ricardone. Ahora estoy haciendo estudios de suelo en Lucio V. López. Por la humedad de nuestro clima hay que levantar la planta para que no reciba tanta humedad del suelo; además hay que ralearla, agrandar el espacio entre cada vid para que reciba sol de todos lados.
-Eso, evidentemente, va a ser determinante en cuanto a la producción.
-Sin dudas la producción va a ser menor de lo que podrías lograr en un clima favorable, como Mendoza por ejemplo. Allá la cantidad de uva que produce una hectárea ronda los 8.000 kg. Mientras que acá la expectativa es de 3.000 kg.
-¿Cómo afecta la humedad de la zona y la falta de amplitud climática en la calidad de la uva?
-Lamentablemente siempre vamos a tener una uva de menor calidad que la mendocina. De todas, formas controlando artesanalmente todos los pasos del proceso de vinificación vamos a lograr un vino digno, va a ser un vino fino que se destaque. Voy a hacer el mejor vino que pueda lograrse en nuestra zona.
-¿Porque elegiste el Tannat para realizar esta experiencia?
-En primer lugar porque madura bien en esta zona, suple la falta de amplitud climática que vos mencionaste, que incluiría noches frías y días muy soleados, con una correcta maduración. Además, me gusta el vino tánico, como el Cabernet, el Tannat; son vinos que con mucha cantidad de taninos, muy ásperos, que hacen maridaje perfecto con comidas grasas. La mayoría de estas uvas tienen el racimo muy pequeño y frágil. El Tannat, en cambio, da un racimo más grande y de grano más separado. Con ello logro que el fruto se ventile y así contrarresto el problema de la humedad que puede enfermar con hongos el tallo y los frutos. Además, es una planta que resiste más las plagas que otras variedades. En Entre Ríos hubo Tannat y en Uruguay es la uva predominante, dando excelentes vinos. Yo ya hice dos ediciones de Tannat y estoy seguro que va a andar muy bien acá.
-¿Cómo es el vino que lográs con esta uva?
-Es una uva que nos da vinos muy tánicos, ásperos como ya te dije antes. Tiene una fruta muy madura, ácida y persistente. Sin duda es un vino con mucho carácter.
Un hobby que creció
Silvio Meroi es contador y analista de sistemas. Comenzó a elaborar vinos en 1999 luego de un viaje a Mendoza, “buscando un hobbie y para ganar amigos”. Desde entonces, siempre con uvas compradas en Mendoza, la producción registró un crecimiento sostenido: “El primer año empecé con 100 botellas, el segundo fueron 200. Hoy mi producción es de 1.000 unidades anuales, la incorporación de tecnología fue la clave para crecer”. La línea lleva el nombre de su abuelo “Don Fernando” y se comercializa en forma directa a $120 la caja.
Fuente: PuntoBiz online