Tras dos postergaciones, se realizó el espectáculo en el Monumento.La fiesta comenzó temprano. El clima se fue logrando con las horas, y fue máximo con los ruidosos artificios De pronto, el mástil principal del Monumento a la Bandera se volvió una silueta vestida de fuego. Con el «Himno a la Alegría» en la versión de «El gusto es nuestro», comenzaba el show de fuegos de artificio y luces sincronizadas que iluminaban la gran torre. Eran las 23:10. Y cuando el Monumento se apagó y parecía que no había más fuegos, desde el río llegó un remate de dos minutos y medio. Fue el clímax, el momento cúlmine de un espectáculo esperado, y el prólogo del baile que se esperaba.
Después de dos postergaciones (una la semana pasada por el duelo tras la tragedia de la disco de Once y el otro por la tormenta de anteayer) el municipio le dio ayer la bienvenida al 2005 con un espectáculo de números rosarinos. El clima acompañó y la gente también.
Tango, rock, folclore, música melódica y urbana compartieron el mismo escenario y se ofrecieron a un público variado que poco a poco llenó la avenida Belgrano.
El escenario se montó sobre Batería Libertad (la calle de doble mano que conecta Belgrano con el río a la altura del Monumento) de espaldas al Paraná, con una pantalla gigante donde de lejos se podía ver en más detalle el espectáculo.
Quizás porque comenzó dos horas antes de lo anunciado inicialmente, o porque a esa hora los rosarinos todavía estaban en otra, lo cierto es a a las 19:00, hora en que empezó el show, no había mucha gente. Familias con reposeras, parejas, gente con chicos y grupos de amigos ocupaban el espacio contiguo al escenario y partes de la avenida. Pero con el correr de las horas el lugar se fue llenando.
Además, el grupo Black Jam se puso a la altura de las circunstancias y contagió entusiasmo en el inicio de la jornada. Le siguió Paula de Oliveira, que con acompañamiento de guitarra, bajo y pistas cantó desde su género. Sintaxis también compartió la luz del día en el inicio, pero sus siete integrantes le pusieron una polenta extraordinaria a la tarde, sobre todo con el segundo de sus tres temas, una chacarera que cantaron a garganta batiente.
Entre show y show los locutores adelantaron las distintas actividades que tiene previstas la Municipalidad para el verano, sobre todo los carnavales de febrero en el parque Independencia, que se reeditarán este año.
Siguieron los tangos en la voz de Marisela Fortuny, que cantó sólo con pistas una hermosa versión de «Dos extraños».
Caía la noche y el folclore volvió con Las Guainas, un cuarteto femenino que esta vez tuvo un guitarrista invitado. Después, Alejandro Mustafá le puso ritmo a la noche, no sólo con sus tangos y milongas, sino con humor y con impronta de showman. Hizo cantar al público, se rió con los camarógrafos y habló un poco de sí mismo. «Podría haberme quedado en Buenos Aires, pero amo a Rosario», dijo, sin parar de agradecerle a la ciudad y al municipio.
El tango bailado llegó con Marisa y Ricardo, la pareja de rosarinos que recorre el mundo difundiendo el baile porteño. Para ese momento, la zona se había llenado, y Cecilia Petrocelli tuvo un buen público para cautivar.
El número de Los Extranjeros, previsto para después de los fuegos, se adelantó y Tito y Pelusa hicieron como un cierre. Es que llegó el estruendoso espectáculo de artificio, que hizo temblar paredes, y después siguió el baile, esta vez con el rock de Arriba las Manos y de un DJ.
Fuente: diario La Capital