Mañana ( viernes 10), la Escuela Móvil realizará el último viaje pedagógico de 2006 por las rutas educativas marcadas por este programa que comenzó el 30 de agosto y que congregó a 4200 chicos de 5 a 17 años… Mañana ( viernes 10), la Escuela Móvil realizará el último viaje pedagógico de 2006 por las rutas educativas marcadas por este programa que comenzó el 30 de agosto y que congregó a 4200 chicos de 5 a 17 años; el sábado pasado (4 de noviembre), finalizó El Congresito de la Educación , donde 2500 niños de 4 a 14 años, expresaron sus opiniones sobre la educación que desean recibir y, el 31 de octubre, fue presentado el programa ceroveinticinco, destinado a quienes transitan su primer cuarto de siglo y que, a través de una credencial, tendrán facilitado el acceso a lugares de aprendizaje, lectura, creación, medios y diseño, entre otros espacios culturales de la ciudad. Tres programas municipales que afirman la voluntad de considerar a los niños y jóvenes “tesoro entrañable de la ciudad”.
La ciudad, escenario de aprendizaje
La Escuela Móvil, un programa integrador, tiene a la ciudad y a sus espacios como un gran escenario de aprendizajes y al juego y los lenguajes como dispositivos de apropiación. Mañana, cuando se recorran las rutas 2 y 4 –la 2 integrada por las postas ubicadas en La Granja de la Infancia , el Museo Castagnino y la Escuela de Artes Urbanas y, la 4, por La Ciudad de los Niños, La Casa del Tango y La Isla de los Inventos-, la experiencia llegará a su fin por este año. Participaron 4200 chicos, de 5 a 17 años, y 200 maestros, pertenecientes a 63 escuelas de toda la ciudad. Si bien las conclusiones serán elaboradas la semana entrante, a través de un plenario con docentes, las vivencias recogidas desde el 30 de agosto, cuando se inició el programa, permiten aventurar un balance altamente positivo sobre los alcances del proyecto.
Se organizaron grupos de 90 chicos, que dibujaron cuatro rutas educativas. Las rutas 1 y 2, para niños de 7 a 11 años (2º al 6º año de la EGB ); la ruta 3, de 12 a 17 años (7º y 9º año de la EGB y Polimodal), y la 4, destinada a los más pequeños -4, 5 y 6 años- (Nivel Inicial y 1er. año de la EGB ). Cada una de estas rutas, compuestas por tres espacios denominados postas, permitieron el trabajo con ejes conceptuales y metafóricos en territorios concretos, a partir de dispositivos que pusieron en acción el cuerpo en juego, los lenguajes y la imaginación.
Algunas experiencias recogidas son ilustrativas al respecto. El 80 por ciento de los chicos –y no pocos maestros-, nunca habían estado en lugares como museos y teatros, ni habían imaginado la rica experiencia que podían dejar esos recorridos. En el Museo Castagnino participaron de visitas guiadas orientadas a explorar las relaciones entre cultura y naturaleza y luego, en el Parque de la Independencia , desarrollaron talleres de plástica, experimentando las distintas posibilidades de trabajar con objetos de la naturaleza, contraponiéndolos con el paisaje urbano, a modo de fondo y figura.
En el Monumento a la Bandera , primero los chicos realizaron un recorrido para capturar objetos (cuántos caballos, cuántas mujeres, cuántos hombres hay), que luego relocalizaron sobre un plano del Monumento. Posteriormente, una actriz caracterizada como Lola Mora, los buscó para mostrarles sus obras y los llevó al Palacio Municipal donde –dijo- estaba ubicado su taller y allí los niños realizaron esculturas con arcilla y vendas de yeso.
Con pasión por los chicos todo es posible, hasta que ellos mantengan el primer contacto con el lenguaje del tango. En La Casa del Tango fueron recibidos por la música de un bandoneón, aprendieron qué era ese instrumento, lo escucharon, lo tocaron. Luego le contaron lo importante que son los zapatos para bailar el tango y se probaron modelos y jugaron a danzar, practicando el firulete y el abrazo. Cerraron la experiencia con una propuesta plástica a través de las Ramonas de Berni.
En la Escuela de Artes Urbanas, después de asistir a una función de circo, realizaron acrobacias con sogas y cuerdas; visitando el Teatro La Comedia , con escenas de la obra de Florencio Sánchez, “Canillita”, se recordó que con esa puesta se levantó por primera vez el telón, en 1902, y se lo pudo leer en una reconstrucción de diario de época. También se escenificaron los distintos géneros que pasaron por el teatro y se realizaron talleres de vestuario, maquillaje, mimo y técnicas teatrales.
Hay mucho más para contar, pero lo dicho hasta aquí ejemplifica sobre el programa de la Escuela Móvil , que tiene como columna vertebral del proyecto la pedagogía urbana, tomando a la ciudad como escenario de múltiples aprendizajes, pero no como un contenido más, sino con infinitos recorridos posibles o imaginados y con un entrecruzamiento particular de pasado, presente y futuro.
Pronto conoceremos las reflexiones de los maestros sobre esta experiencia. Y el próximo año sabremos cómo evoluciona ceroveinticinco. También veremos cómo se transforma una ciudad que considera a sus niños y jóvenes “tesoro entrañable”.