
La captura de Héctor Argentino Gallardo, alias «El Patrón, puso fin a más de tres años de fuga y sigilo, en los que este hombre que se hizo fuerte en el hampa que manda entre San Francisco y Frontera, había logrado eludir la Justicia mientras mantenía activa una estructura criminal dedicada al narcotráfico.
Gallardo era uno de los diez delincuentes más buscados de la provincia de Santa Fe y señalado como jefe narco de la organización conocida como Clan Gallardo. Lo prendieron este martes en la ciudad de Puerto Madryn, provincia de Chubut, luego de un operativo conjunto entre fuerzas locales, provinciales y autoridades judiciales santafesinas.
Considerado un delincuente de alta peligrosidad, tenía un pedido de captura vigente desde abril de 2022, emitido tras ser imputado por el asesinato de Carlos Miguel Cabrera, ocurrido el 23 de abril de ese año en la ciudad de Frontera, Santa Fe. La investigación determinó que Cabrera fue ejecutado de un disparo en la cabeza frente a su vivienda. La causa se caratuló como homicidio calificado por el uso de arma de fuego, sumado a amenazas coactivas agravadas, delitos por los cuales la Justicia había ordenado su detención en septiembre de 2022.
Convertido en prófugo, Gallardo logró evadir a las fuerzas de seguridad durante un período prolongado combinando cambios de provincia, logística criminal y estrategias de camuflaje personal. De acuerdo con distintas fuentes judiciales, durante los más de tres años en la clandestinidad habría mantenido activa la red narco que lideraba, dedicada a la provisión y distribución de cocaína y marihuana, operando “kioscos” de venta en barrios populares y utilizando domicilios particulares como depósitos.
Las autoridades ubicaban a Gallardo en la lista de los delincuentes más peligrosos y buscados de Santa Fe. El gobierno provincial llegó a ofrecer una recompensa de 25 millones de pesos por información que permitiera dar con su paradero, mientras que los investigadores destacaban su capacidad para moverse con identidades falsas y su dominio territorial sobre zonas fronterizas entre Santa Fe y Córdoba, especialmente en Frontera (SF) y San Francisco (Córdoba).
El operativo que culminó en su captura se llevó a cabo en horas de la tarde del 2 de diciembre en Puerto Madryn. La Policía de Chubut, la División de Investigaciones y fuerzas especiales actuaron coordinadas con fiscales y agentes santafesinos, luego de una tarea de inteligencia que permitió ubicar los movimientos del fugitivo. Al momento de su detención, Gallardo portaba un DNI falso a nombre de “Walter Gallardo” y había alterado su fisonomía: cambio de corte y color de cabello y ocultamiento de tatuajes característicos. Pese a ello, los investigadores confirmaron su identidad mediante un peritaje dactilar.
Tras la detención, el acusado fue trasladado al sistema penitenciario de Chubut para luego ser extraditado a Santa Fe, donde enfrentará cargos acumulados por homicidio, amenazas y narcotráfico. Su figura, sin embargo, no se limita a un hecho aislado: la Justicia lo ubica como uno de los jefes del Clan Gallardo, una estructura narco que desde hace años opera en la frontera interprovincial entre Santa Fe y Córdoba. Las investigaciones revelan una red piramidal con funciones diferenciadas, logística de transporte de drogas, manejo de puntos de venta y financiamiento a través de lavado de activos.
Los antecedentes del clan incluyen causas federales previas, allanamientos en los que se incautaron drogas, dinero, vehículos y bienes vinculados al narcotráfico. Varios de sus integrantes fueron condenados a penas de hasta 12 años de prisión, aunque Gallardo se había mantenido prófugo durante todos aquellos procesos, consolidando su imagen dentro del narcomapa regional como uno de los fugitivos más escurridizos y peligrosos.
Durante su vida en la clandestinidad, “El Patrón” se trasladó sucesivamente por el sur de Buenos Aires, distintas zonas de Neuquén y, finalmente, la Patagonia chubutense. Esa movilidad constante, sumada al uso de documentación apócrifa y a un riguroso perfil bajo, dificultó su localización durante años. Sin embargo, la inteligencia criminal logró reconstruir sus últimos movimientos, permitiendo finalmente la detención.
Con Gallardo ahora bajo custodia, la Justicia santafesina se prepara para reactivar las causas que lo tienen como eje central y avanzar sobre las responsabilidades de la organización que lideraba. Su caída representa un golpe significativo para la estructura del Clan Gallardo y abre una nueva etapa en las investigaciones sobre su red de operaciones, su financiamiento y su relación con otros grupos delictivos de la región.




