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Un planeta que se pensaba que orbitaba la estrella 40 Eridani A, conocida por ser el hogar del planeta ficticio Vulcano de Star Trek, resultó ser una ilusión. Este cuerpo celeste fue clasificado como una supertierra, puesto que se estimó que su masa era aproximadamente ocho veces mayor que la de nuestro planeta, aunque menor que la de Neptuno.
De acuerdo con información revelada, la señal que se interpretó cómo un cuerpo celeste habitable dentro del sistema solar era causada por los propios pulsos y temblores de la estrella, es decir, la señal del supuesto planeta en realidad podría surgir de turbulencias estelares caóticas en lugar de ser atribuible a un planeta auténtico.
Confirman que el planeta de Star Trek en realidad no existe: cómo lo descubrieron
Nuevas mediciones de velocidad radial de alta precisión a las que fue sometido el hipotético exoplaneta HD 26965 b, mediante el instrumento NEID de la NASA, confirmaron que este cuerpo celeste no existe, informó este miércoles el sitio Space.com.
El HD 26965 b identificada como 40 Eridani A, que es parte de un sistema estelar triple situado a 16,3 años luz de distancia de la Tierra, al momento de su descubrimiento causó gran sensación, ya que presentaba características similares al famoso Vulcano, hogar ficticio del señor Spock de la serie ‘Star Trek’.
Este cuerpo celeste fue clasificado como una supertierra, puesto que se estimó que su masa era aproximadamente ocho veces mayor que la de nuestro planeta, aunque menor que la de Neptuno. Se planteó inicialmente que el HD 26965 b completaba una vuelta alrededor de su estrella madre en 42 días terrestres.
No obstante, en 2023 un equipo de científicos expresó sus dudas sobre la existencia del exoplaneta, asegurando que su hallazgo podría haber sido una detección errónea causada por la oscilación inherente de su estrella, debido a ello, es que volvieron a realizar los análisis para descubrir que no, era el planeta en sí.
¿Cómo pasó la confusión?
Con el fin de descubrir nuevos exoplanetas, se observan distintos comportamientos de las estrellas a través del análisis de las variaciones en su brillo. Por un lado se puede emplear el método de tránsito, utilizado por el telescopio espacial TESS, mediante el cual se estudia la luz de un astro y se detectan patrones de reducción de intensidad de su resplandor, lo que sucede cuando un posible planeta se encuentra orbitando y pasa entre la estrella y el observador.
La otra alternativa es el método de velocidad radial, que consiste en examinar ciertos movimientos de la estrella causados por el efecto gravitacional que ejerce el planeta, o posible planeta, que la orbita. A raíz de este “bamboleo” el brillo de la estrella parece cambiar de color cuando se aleja del observador, tornándose más rojiza, y cuando se acerca, adoptando un tono azul. Esto sucede debido al cambio en la percepción de la longitud de ondas de la luz, denominado “efecto Doppler”.
Este fue el método que un grupo de científicos utilizó en 2018 para proponer a HD 26965 b como candidato. En ese momento no existían instrumentos con la capacidad que tiene NEID, el cual comenzó a funcionar en el año 2022, para detectar la velocidad radial basada en el efecto Doppler, fecha que ayudo a sacar el error.