La situación de pandemia mundial, aún cuando ha ocurrido en otras etapas de la historia de la humanidad, están muy lejanas en el tiempo como para recordarlas
Desde Caracas, Venezuela, por Rosi Baró / PRESSENZA.COM
Aún cuando a través de registros conservados en hemerotecas podamos leer sobre aquellos episodios, no es lo mismo que vivirla en el momento actual. Para todos es inédita y vivirla en Venezuela lo es más aún. Por tanto, ocurren hechos por nadie esperados, algunos indeseables y otros esperanzadores. Todo depende del color del cristal con que se mira.
A uno de estos hechos inéditos se le ha llamado “migración en reversa”. Se trata de venezolanos que huyen de los focos de contagio y del desborde de los sistemas de salud en el continente. Personas que en su momento se fueron de esta dictadura horrenda y malvada. Que salieron a mal poner a Venezuela y hacerse eco del sentir de la canalla. Algo inédito debe haber ocurrido para que incluso caminando estén regresando masivamente desde Colombia, Brasil, Ecuador y en menores números desde otros países de Suramérica.
Recientemente, el presidente Nicolás Maduro informó que había dispuesto de una flota de 24 aviones “para que vayan a Chile, Perú, Ecuador, y a donde haya que ir para buscar a los venezolanos y venezolanas, que están huyendo desesperados de esos países por el coronavirus y el “corona-hambre”.
Esta pandemia, este virus invisible, los ha hecho voltear a su terruño, al encontrarse en medio de una emergencia mundial, en un país extraño y sin protección social, algo que nunca apreciaron cuando aquí vivían. Es muy probable que ningún medio de comunicación internacional titule con esta noticia: “Desde el 9 de Abril a la fecha de hoy 55.451 venezolanos han regresado a su patria”. En las entrevistas que les han hecho a los retornados al llegar al país, con lágrimas en los ojos, ahora llaman “Patria” a Venezuela.
La cuarentena los dejó sin trabajo y sin dinero de un día para otro y al encontrarse echados a la calle por no poder pagar el alquiler de su vivienda, se acordaron que en Venezuela existe inamovilidad laboral, la vivienda es un derecho y contra la ley el desalojo forzoso. El no tener dinero para comer ni dar de comer a sus hijos, les hizo añorar las cajas de alimentos que recibían en esta dictadura horrenda y malvada. El que sus hijos no pudieran seguir yendo a la escuela porque dinero para eso no había, les hizo caer en cuenta que en Venezuela la educación en todos los niveles es gratuita, un derecho consagrado en la constitución.
Si esto es inédito, lo es más todavía el recibimiento que aquí se les ha dado. No llegan sin que nadie les de la bienvenida, por el contrario, son recibidos como hermanos, como seres humanos.
En medio de la pandemia, desde el momento que se comenzó a detectar el masivo regreso de los venezolanos, el gobierno como parte de la política de protección social, ha instalado en todos los estados fronterizos Puestos de Atención Social Integral (PASI). El objetivo de esta medida es que la atención de los que están regresando pueda darse de forma segura, tanto para ellos, como para quienes aquí vivimos.
En todas las entradas fronterizas del país, para evitar la propagación de la grave pandemia de Covid-19, se les realizan las pruebas de despistaje, mediante los protocolos de control sanitario y epidemiológico implementados por el presidente Maduro. Todos los migrantes que retornan a la patria, hayan dado positivo o no en el primer despistaje, deben permanecer en cuarentena obligatoria durante el tiempo de incubación del virus que se ha determinado en dos semanas. Se han preparado espacios para albergarlos, cuidarlos y alimentarlos en los PASI sin que por estas atenciones tengan que pagar absolutamente nada.
Al salir, nuevamente se realizan las pruebas de despistaje del virus y quienes dan positvo, así estén asintomáticos, son trasladados de inmediato a los centros de atención del virus en los distinos centros de salud, clínicas y hospitales acondicionados para el tratamiento del Covid-19. Aquellos que luego de este protocolo, resultan negativos en las pruebas, se les proporciona transporte gratuito para que regresen sanos, salvos y seguros a sus hogares. Este recibimiento forma parte del cerco epidemiológico activado para contener la propagación del virus en el país.
Es importante señalar que la pandemia encontró a Venezuela en una situación muy compleja, y pese a que enfrenta medidas coercitivas, asedio diplomático internacional, un feroz bloqueo económico y ataques con mercenarios, el gobierno ha puesto todo su empeño en controlar la pandemia y poder exhibir los resultados obtenidos. A diferencia de otros países del continente, donde el número de casos es exponencial y verdaderamente preocupante: Estados Unidos: 1.900.000, Brasil: 651.980, Chile: 134.150, Ecuador: 41.575, Colombia: 36.635, Argentina: 21.037, México: 19.268. Venezuela reporta de 2.134 casos positivos y 20 fallecidos. De los contagiados, el 77% son importados, venidos en su mayoría a través de las fronteras con Colombia y Brasil.
Finalmente quiero resaltar la palabra Patria, que se despliega a lo largo de este relato. El comandante Chávez se despidió de esta vida cantándole: Patria, Patria, Patria querida tuya es mi vida tuyo es mi amor. Esas fueron sus últimas palabras.
Quienes ahora regresan, cuando veían a la gente pacientemente haciendo colas en los supermercados por la escasez de comida, se burlaban gritándoles: No hay comida pero tienen Patria!! Quizás ya no les parezca una entelequia de la que se avergüenzan, quizás también para ellos haya dejado de ser una palabra vacía. Quizás ahora comprendan lo qué estamos defendiendo los que aquí nos hemos quedado. Ojalá lo comprendan.