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Imagina llegar a casa después de un día largo y estresante, y ser recibido por un cálido abrazo de tu ser querido. Ese simple gesto puede hacer que el estrés del día se desvanezca y te sientas instantáneamente más relajado y conectado. El afecto físico, como abrazos, caricias, besos o simplemente tomarse de las manos, tiene un impacto profundo no solo en nuestras emociones, sino también en nuestra salud física y mental.
¿Qué es el afecto físico y por qué nos hace sentir tan bien?
El afecto físico es una de las formas más directas de transmitir amor, cariño e intimidad en las relaciones. A través de pequeños gestos como un beso en la mejilla, un abrazo fuerte o acariciar el brazo de tu pareja, se refuerzan los lazos emocionales y la sensación de seguridad. Y aunque este tipo de contacto varía entre culturas y personas, todos lo experimentamos como una forma fundamental de conectar.
Lo curioso es que el afecto físico no solo nos hace sentir bien emocionalmente, sino que también tiene efectos fisiológicos. El contacto con un ser querido provoca la liberación de oxitocina, una hormona conocida por su capacidad para reducir el estrés, aumentar la confianza y fortalecer el vínculo entre las personas. A medida que nuestro cuerpo experimenta estos beneficios, nos sentimos más relajados, felices y conectados.
Los beneficios científicamente comprobados del afecto físico
Numerosos estudios han demostrado que el afecto físico tiene impactos tangibles en nuestra salud física y emocional. Un análisis de más de 13,000 participantes reveló que las “intervenciones de contacto” –como masajes o abrazos largos– mejoran la calidad del sueño, reducen la presión arterial y combaten la fatiga. Pero hay más: estos gestos también son efectivos para aliviar el dolor, disminuir la depresión y reducir los niveles de ansiedad.
Lo más interesante es que estos beneficios son más potentes cuando se experimentan con una pareja romántica. Investigaciones han mostrado que en relaciones de pareja, el contacto físico está relacionado con una mejor salud mental, incluyendo una mayor satisfacción en la relación y una mayor sensación de bienestar general. Un estudio reveló que las parejas que se abrazan antes o después de dormir se sienten más calmadas y felices al despertar.
¿Qué pasa cuando perdemos el contacto físico?
La falta de afecto físico, también conocido como “deprivación de contacto“, puede tener efectos negativos en nuestra salud mental. La ausencia de contacto afectivo está asociada con mayores síntomas de depresión y ansiedad. Durante la pandemia, por ejemplo, muchos experimentaron este vacío afectivo, lo que resultó en sentimientos de soledad y angustia.
El contacto físico activa las áreas del cerebro relacionadas con el placer y la recompensa, lo que mejora el estado de ánimo y refuerza la sensación de bienestar. Además, al reducir los niveles de cortisol, el estrés disminuye y, por ende, nuestra capacidad para lidiar con situaciones difíciles mejora.
El afecto físico: Un factor clave para una relación sana
El contacto físico también tiene efectos cruciales en las relaciones de pareja. Investigaciones han demostrado que las parejas que practican afecto físico regularmente, como abrazos o caricias, tienen una mayor satisfacción sexual y general en la relación. Este tipo de contacto está asociado con una mayor intimidad emocional y puede ser un elemento clave para resolver conflictos y mejorar la comunicación.
Además, algunos estudios sugieren que simplemente tomar de la mano a tu pareja puede reducir el temor o la ansiedad. Una investigación encontró que las mujeres, por ejemplo, mostraban menos actividad cerebral en las áreas que responden a las amenazas cuando estaban sujetando la mano de su pareja. Esto subraya cómo el contacto físico puede hacer que nos sintamos más seguros y apoyados.
El respeto al especio personal va primero
Aunque el afecto físico es beneficioso, es importante recordar que no todos tienen la misma necesidad de contacto físico. Algunas personas pueden sentirse incómodas o reacias al contacto, y esto puede deberse a diferentes estilos de apego o experiencias pasadas. Las parejas que logran encontrar un equilibrio en sus preferencias de afecto físico suelen tener relaciones más fuertes y satisfactorias.
Así que, ya sea que estés abrazando a tu pareja, dándole una palmada en la espalda a un amigo o incluso dándote un momento para un masaje relajante, recuerda que el afecto físico es mucho más que un gesto de cariño: es una herramienta poderosa para una vida emocional y física más saludable.
Por Natalia Rodríguez. Ecoosfera