Enrique Symns está en Rosario. Llegó en malas condiciones físicas (sufre de diabetes), aunque se vale por sí mismo.
Tiene algo de dinero y busca un refugio para escribir una novela. También busca (la compraría) una PC que sólo le permita escribir, y un lugar donde pueda ver TV por cable (no sé con qué fin, pero sospecho que tiene que ver con lo que escribirá).
Es uno de los periodistas más ácidos y lúcidos que tiene la Argentina (aunque hoy no esté pasando por su mejor momento). Se recuerda su paso por diarios como La Voz, Clarín y Sur, y actualmente colabora con Crítica de la Argentina. Antes había publicado en revistas como Eroticón, Fin de Siglo (donde nació su más celebrada creación: Cerdos y Peces); editó El Porteño, El Cazador y The Clinic (en Chile). Entre sus múltiples facetas también se recuerdan sus presentaciones como monologuista junto a Patricio Rey y Los Redonditos de Ricott y su libro sobre la vida en los los bares de Buenos Aires, entre otros títulos que publicó.
Sus valores son insoslayables, aunque no se los comparta totalmente. Es un hombre consecuente con sus ideas y eso lo ha marginado de una sociedad que es foco de sus críticas. Por esa razón es necesario cuidarlo. Es el “tábano que mantiene despierto al caballo”. Es, en cierto modo, la conciencia de nuestra sociedad injusta. Todos aquellos que no estamos conformes con el actual estado de las cosas tenemos el deber de hacer algo por él, aunque él mismo no lo pida, ni lo quiera.
Hoy anda refugiado en algunos hoteles que le cuestan mucho más de lo que le ofrecen. Necesita –como apuntaba más arriba- un refugio que cuente con lo mínimo indispensable para que, si puede, se recupere y nos siga ofreciendo su talento.
Deberíamos hacer algo ante este abandonado. De lo contrario, todos los cuestionamientos que nos hagamos después, serán pura hipocresía.
Marcelo Menichetti
Rosario, 20 de abril de 2010