El Gobierno espera recaudar unos USD 2000 millones en los próximos dos meses gracias al blanqueo de capitales, según los números que le hizo llegar al Fondo Monetario Internacional (FMI) y que figuran en el último staff report.
También apuesta a que el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) arrime los primeros desembolsos desde proyectos ya pautados -como algunos mineros- que aguardaban por los beneficios XL que otorgará el Estado.
Son fuentes de divisas que reforzarán la magra liquidación del agro, afectada por una caída de precios internacionales del 20%, con la expectativa puesta en un triunfo de Donald Trump en los Estados Unidos que allane el terreno para un nuevo acuerdo con el FMI. Con todo, el camino hacia esa línea de llegada -que tampoco está tan clara- está lleno de obstáculos.
Este miércoles, el ministro de Economía, Luis Caputo, viajará a la cumbre de Finanzas del G-20, en Río de Janeiro. Sin agenda confirmada, es de esperar que tenga encuentros y fotos con la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva. El Fondo, que suele respaldar rápidamente las políticas con las que acuerda, no se expresó desde que, hace 10 días, el Gobierno anunció que está dispuesto a vender en el mercado paralelo dos tercios de las reservas que acumuló en los últimos dos meses para bajar la brecha.
Los roces con el FMI son cada vez más explícitos, aunque Caputo los niegue. El viernes, en una entrevista con Neura, el presidente Javier Milei volvió una y otra vez, sin que se lo pregunten, a cargar contra el chileno Rodrigo Valdés, el director para el Hemisferio Occidental, que capitanea el programa con Argentina. “Quiero que se entienda que hubo complicidad del jefe de la misión del Fondo con el gobierno anterior”, le dijo a Alejandro Fantino, en referencia a los puts con los que los bancos ampliaron su capacidad de préstamo al Tesoro, con garantía “contra todo riesgo” del Banco Central. “El jefe de la misión del Fondo fue ministro de Economía de (Michele) Bachelet, en el segundo gobierno, que causó el desastre que causó en Chile”, siguió Milei.
El presidente retomó su diatriba más adelante: “Estoy convencido de que esa persona no quiere el bien para Argentina. Y era absolutamente contemplativo con el gobierno anterior, y nosotros que somos un ejemplo de un esfuerzo fiscal nunca visto en la historia de la humanidad, el tipo… Bueno, pero él tiene otra agenda, evidentemente, el Foro de San Pablo”.
Reservas y deuda
El Gobierno sobrecumplió las metas fiscal, monetaria y de acumulación de reservas en la revisión de marzo. Pero esta última, que es la que le garantiza al FMI el repago de los USD 44.000 millones que le prestó a Argentina, es la que entra en discusión por la apreciación cambiaria y la venta de dólares en el mercado paralelo. Son los dos puntos que el Fondo discute y que traban el nuevo acuerdo con dinero fresco que el Gobierno promueve desde hace meses pero que, en los hechos, no acelera.
La magra acumulación de reservas pone en duda la capacidad de repago del país, lo que se vio reflejado en las caídas de los bonos y la suba del riesgo país. En una presentación ante inversores de Nueva York, el vicepresidente del Banco Central, Vladimir Werning, indicó que las reservas netas se ubicaron hasta el 10 de julio en torno a los USD -3000 millones. La consultora Equilibra elevó el rojo a USD -3666 millones, por el pago de obligaciones y la venta de dólares tanto en el Mercado Único y Libre de Cambios como en los mercados paralelos. La Fundación Mediterránea suma a la cuenta los pagos de los Bopreal, los bonos que emitió el BCRA para saldar deudas con empresas, y anota un saldo negativo de USD -4639 millones al 18 de julio.
“¿Alcanza la batería de modificaciones de política (monetaria y cambiaria) para tender un puente hasta el comienzo de la liquidación de la cosecha fina en noviembre?”, se preguntó la consultora Analytica. Por lo pronto, el ingreso de divisas al Banco Central de la cosecha gruesa, a junio, es el más bajo de la última década. En parte, porque el 20% se canaliza a través del mercado paralelo. En parte, por la baja del precio internacional. Y también por los escasos incentivos de los productores para vender a un valor real 40% más bajo que en noviembre.
Analytica sostuvo que el Gobierno busca “transitar ordenadamente el segundo semestre de 2024 y, eventualmente, el primer trimestre de 2025, hasta alcanzar tanto un acuerdo con el FMI que incluya fondos frescos como, quizás, una reestructuración voluntaria de la deuda con los bonistas privados”.
“Hay un problema de timing en este escenario”, complementó Mediterránea. “Se percibe que el gobierno preferiría esperar a noviembre, cuando se realicen las elecciones en los Estados Unidos. La apuesta sería que un eventual triunfo de Trump pueda forzar reglas al interior del FMI, tanto para el límite de acceso a fondos frescos como para el recetario de instrumentos. Sin embargo, con la decisión de intervenir en el mercado cambiario partiendo de una situación de reservas netas negativas, los tiempos se han acelerado, y noviembre puede quedar demasiado lejos”, advirtió la entidad que ahora preside el extitular de Anses Osvaldo Giordano.
En ese contexto, el Gobierno adelantó que cerrará un repo con bancos para garantizar el pago de los vencimientos de enero, por unos USD 2800 millones. Busca dar señales de que cumplirá con los acreedores para repuntar la cotización de los bonos y bajar el riesgo país. Sabe que, más temprano que tarde, deberá volver al mercado para refinanciar vencimientos.
Lo nuevo tiene que nacer
La posibilidad de un nuevo acuerdo con el FMI está más instalada en el discurso oficial que en la realidad. Primero, debería ganar Trump para que cambie el tablero geopolítico, analizó un conocedor de los pasillos del organismo que dirige Georgieva, pero que tiene a Estados Unidos como accionista mayoritario. Segundo, deberían conseguirse apoyos de otras sillas con peso propio, como los países europeos y China, con los que las relaciones diplomáticas son errantes. Tercero, la probable segunda presidencia de Trump debe iniciarse (enero) y acomodarse. Eso estiraría los tiempos hasta marzo.
Trump, interpretan fuentes con diálogo con las autoridades del Fondo, podría presionar para el desembolso extra. Pero no a cualquier costo. Es difícil imaginar que el FMI convalide que su plata se use para vender dólares baratos y evitar una devaluación.
También hay cuestiones internas que pesan. El último staff report, de junio, indicó que persiste un “riesgo alto” sobre la sostenibilidad de la deuda. Esta debería ser la medida técnica con la que se definan eventuales nuevos desembolsos a un país al cual el FMI ya está muy expuesto. “El nivel excepcional de incertidumbre actual en un contexto de inflación elevada y niveles de reservas aún bajos, y los riesgos en torno al necesario reingreso eventual a los mercados internacionales indican que los riesgos generales de estrés soberano siguen siendo altos”, se lee. ¿Hasta dónde estará dispuesto el Fondo pasar por encima de sus propias evaluaciones?
El acuerdo de facilidades extendidas que firmaron Alberto Fernández y Martín Guzmán todavía tiene dos revisiones por delante, en agosto y noviembre, y estarán marcadas por la incertidumbre sobre la acumulación de reservas.
Los dólares del blanqueo
El blanqueo puede dar un alivio. El Gobierno habilitó que el pago del 5% de impuesto sobre el excedente de USD 100.000 “libres de impuestos” se pague en divisa, si se exteriorizan dólares. Los inversores pueden hacer un “rulo” (vender al paralelo y recomprar al mep, por ejemplo, y hacer una ganancia de $100 por dólar). También acelera una cartera de activos en los que los hasta hoy evasores pueden invertir sin pagar la cuota de entrada.
Pero más allá de eso, redundaría en una suba de las reservas brutas, actualmente en USD 27.600 millones. Según la Fundación Mediterránea, el blanqueo podría redundar en una declaración de bienes (sobre todo, divisas) por entre USD 25.000 y 30.000 millones. Para César Litvin, CEO del estudio contable Lisicki Litvin, la exteriorización de USD 30.000 millones “sería un éxito”. “Se incentiva a ingresar rápidamente al blanqueo, porque el que blanquea cash solo puede hacerlo hasta el 30 de septiembre”, dijo Litvin a Cenital. La ventana se abre justo cuando comienza la fase más operativa del intercambio de información tributaria con Estados Unidos.
Fuente: CENITAL
Autor: Esteban Rafele