El actual contexto recesivo y la fuerte suba del dólar registrada principalmente entre abril y mayo pasados, provocaron un freno en los ingresos de la mayoría de las empresas con fuerte dependencia del mercado doméstico.
El actual contexto recesivo y la fuerte suba del dólar registrada principalmente entre abril y mayo pasados, provocaron un freno en los ingresos de la mayoría de las empresas con fuerte dependencia del mercado doméstico. En especial, en las orientadas al segmento de la alimentación, donde los precios se siguieron incrementando en un contexto de fuerte contracción de las ventas y de la producción.
De hecho, la alimentación ostenta durante lo que va de este año el uso de la capacidad instalada más bajo desde 2001, cuando la crisis golpeó a todos los estamentos de la economía del país y derivó en la caída del gobierno de Fernando de la Rúa.
Ahora, la producción de alimentos usa nada más que el 63% de la capacidad total de las fábricas, evidenciando una importante retracción que provocó la pérdida de 2.300 empleos y acumulando balances negativos en la mayoría de las empresas, dice una nota del sitio iProfesional.com.
Los casos más paradigmáticos son los de Arcor, Molinos Río de la Plata y Mastellone Hermanos, dueña de la marca La Serenísima, consideradas las principales empresas de la industria alimenticia de la Argentina, con un volumen anual de ventas que supera largamente los $ 40.000 millones al año, pero que vienen registrando fuertes caídas en sus ingresos y, por ende, en su rentabilidad. Durante los primeros seis meses del año, entre las tres acumulan pérdidas por algo más de $ 5.000 millones. Es decir, $ 833 millones por mes.
Arcor (con un ingenio azucarero y una planta en La Reducción, Tucumán), propiedad de la familia Pagani, es el grupo más afectado. Según su último balance, entre enero y junio pasados acumuló una pérdida de $ 2.999 millones, cuando en el primer trimestre de este año había alcanzado una ganancia de $ 338 millones. Es más, había finalizado 2017 con un incremento de ventas respecto del año anterior.
Con respecto a Molinos, sufrió pérdidas por $ 1.070 millones entre enero y junio de este año. Ya en 2017 su rojo fue de $ 184 millones, porque los aumentos de precios que aplicó a sus productos perdieron contra la inflación y el dólar. El año pasado, Mastellone, gracias a la caída de Sancor, cerró un balance con ganancias por $ 1.156 millones. Pero este año, la pérdida es de $ 1.042 millones en seis meses.
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