El presidente Javier Milei se llevó de la Exposición Rural los aplausos que fue a buscar.
Un módico anuncio y sin precisiones -la baja de retenciones a la exportación de carne y proteína animal en general- y un río de promesas le bastaron para ratificar el apoyo del agro. El presidente de la Sociedad Rural, Nicolás Pino, cultivó vínculos fluidos con el Ministerio de Economía y le tendió una alfombra roja al equipo económico que mantuvo y hasta quiso subir los derechos de exportación en la primera edición del proyecto de Ley Bases. Pero el corazón es una cosa y el bolsillo, otra. La liquidación de agrodólares sigue demorada y los productores retienen cerca de USD 21.000 millones en soja y maíz. Son divisas que ayudarían al Gobierno a liberar el cepo, pero que no están dispuestos a entregar a este tipo de cambio.
“Nadie tiene tantas ganas como nosotros de salir de este modelo desastroso, donde el Estado, entre retenciones y cepo, le expropia al campo el 70% de lo que produce”, le dijo Milei a la cúpula de la Sociedad Rural. “No nos importa cuánta presión haya y de dónde venga, nosotros no vamos a apresurarnos demagógicamente, nosotros vamos a respetar el logro del equilibrio macroeconómico e iremos avanzando conforme esto sea logrado”, siguió. “El programa económico tiene tiempos y condiciones, hace falta mirar la película y no tanto la foto”, avisó.
Vender lo justo
Según la consultora especializada FyO, al 17 de julio último quedaban por comercializar casi 27 millones de toneladas de soja, o poco más de la mitad de las 50,5 millones de toneladas cosechadas. Apenas 11 millones de toneladas fueron vendidas a precio fijo -generalmente para cubrir costos, como el alquiler del campo- y otros 12,5 millones de toneladas se entregaron con precio a fijar. A su vez, los productores retenían 21,2 millones de toneladas de maíz, sobre una cosecha de 46,5 millones de toneladas y afectada por la plaga de chicharrita que redujo la producción de maíz tardío hasta 40%. A precios actuales, son USD 21.000 millones que quedaban sin liquidar, transcurrida ya la “temporada alta” de ingresos de divisas del agro.
Javier Preciado Patiño, exsubsecretario de Mercados Agropecuarios y consultor especializado, siguió el ritmo de las liquidaciones semanales y llegó a una conclusión: las ventas se frenaron cuando la brecha cambiaria se agigantó. “Hubo ventas fuertes en abril y mayo, cuando la brecha entre el dólar exportador (en torno a los $1000) y el financiero se había achicado a 17 o 18 por ciento. Después empezaron a caer”, le dijo a Cenital.
Si bien los productores reciben más precio cuando la brecha se amplía, porque el 20% de las ventas se canalizan vía contado con liqui, prima en las decisiones de venta una cuenta más sencilla: cuánto vale la cosecha en dólares. “El productor mira su venta en dólares ‘billete’ y, cuando el diferencial es mayor, retiene la mercadería a la espera de que se acomode”, dijo Nicolás Sesnich, analista de FyO.
La decisión de Milei y el ministro Luis Caputo de intervenir en el mercado paralelo con ventas de reservas acomodó la brecha -al costo de liquidar una parte de la acumulación de divisas de un Banco Central de todo menos holgado- y parece gatillar ventas, según Preciado Patiño. De todos modos, las entregas siguen por debajo de la media de los últimos años. “Los números son inferiores a los de años anteriores, sobre todo en soja”, dijo Sesnich. “La foto actual es de poca decisión de venta, más que nada para pagar alquileres, y a la espera de decisiones cambiarias que hagan más atractiva la ecuación”, añadió.
El impuesto PAIS
Las señales, paradójicamente, van en sentido contrario. No solo por la puja cambiaria, sino por los anuncios de reducción de impuestos y aranceles que pueden demorar más las ventas. Milei anunció la eliminación de las retenciones a las vacas que se exportan mayormente a China y una reducción del 25% de los derechos de exportación que pagan los envíos de proteína animal. Esto se interpreta como una industrialización del maíz, por ejemplo. Por lo que podría tener un impacto indirecto en el precio del cultivo que demore más las ventas, hasta la efectivización de la medida.
También anunció una reducción de aranceles para importar insumos y la ya anticipada baja de 10 puntos en el impuesto PAIS que pagan todas las importaciones, para septiembre. “La baja del impuesto PAIS impacta en los insumos. Entonces, muchos van a esperar a septiembre, a que bajen los costos de importación, y eso va a impactar en una menor venta, para no cerrar precio antes”, analizó Sesnich.
El clima no ayuda. Según la Bolsa de Comercio de Rosario, julio fue el mes más seco en 60 años y la falta de lluvia afectó gravemente al trigo. También retrasa las decisiones de siembra de maíz, que por ahora son 30% inferiores a las de hace un año. Además de las condiciones climáticas, según la BCRA, “los márgenes actuales de este cultivo no son alentadores”.
La reducción del impuesto PAIS necesita compensarse tanto en lo fiscal como en lo cambiario. Fiscalmente, el Gobierno espera que el regreso del impuesto a las Ganancias para cerca de 1 millón de trabajadores y el blanqueo de capitales (asociado al pago por adelantado de Bienes Personales) arrimen recursos que permitan compensar esos 10 puntos de baja. Esa reducción, insistió Caputo, debería notarse en una reducción generalizada de precios, porque el ancla cambiaria está fuera de discusión.
Ni bien asumieron, Milei y Caputo generalizaron el impuesto PAIS de 17,5% a todas las importaciones. La recaudación por este tributo, que no se coparticipa, creció 1318% anual en el primer semestre, según datos oficiales. El Ejecutivo embolsó casi $ 3,6 billones. Es casi la mitad del superávit primario del primer semestre ($ 6,95 billones) y más que el superávit financiero (post pago de intereses de deuda), de $ 2,6 billones.
“En junio, el impuesto país fue el 6,9% de toda la recaudación y constituyó un 9% de los ingresos totales del Sector Público Nacional”, dijo Claudio Caprarulo, director de la consultora Analytica.
La baja del impuesto puede acelerar el ritmo de las importaciones, ya que se reducirá su costo en un contexto en el que el Gobierno ya eliminó Licencias No Automáticas y otras barreras arancelarias. A partir de septiembre, será más barato importar y, si el agro no liquida más, habrá más faltante de dólares. Milei necesita que el productor agropecuario, que lo apoya con el corazón, también lo banque con el bolsillo.
Fuente: CENITAL
Autor: Esteban Rafele