
Donde antes solo había máquinas, ahora hay bailarines de metal. Unitree presenta al H2, su robot más humano, y China se prepara para vender el futuro
Puede moverse con ritmo, ejecutar kung-fu y mantener el equilibrio mejor que muchos humanos.
El H2, nuevo robot de Unitree, representa la frontera entre la ingeniería y el espectáculo. China lidera la carrera tecnológica, pero la pregunta persiste: ¿quién comprará estos cuerpos mecánicos cuando el asombro deje de ser suficiente?
La robótica china acaba de dar otro paso hacia su propia utopía tecnológica. En una época en la que las máquinas ya no solo cargan, sino que bailan, Unitree Robotics ha presentado al H2, su robot humanoide más avanzado. Con 180 centímetros de altura, 70 kilos de peso y una agilidad casi coreográfica, el H2 no parece una herramienta: parece un personaje. Y eso, para bien o para mal, cambia el juego.
Un robot que baila, salta y pelea como si lo disfrutara
© Unitree.
En el vídeo de presentación, el H2 se mueve como si llevara años entrenando danza contemporánea. Ejecuta secuencias de kung-fu, salta hacia atrás, mantiene el equilibrio y gira sobre sí mismo sin la rigidez que suele delatar a los humanoides.
Unitree no reveló todas las especificaciones, pero las filtraciones previas hablan de 31 grados de libertad, frente a los 23 del modelo anterior. Cada articulación parece calibrada para una suavidad que bordea lo inquietante.
Lo más llamativo, sin embargo, no es su cuerpo, sino su expresividad. En el vídeo aparece vestido, incluso con un rostro digitalizado, un gesto que apunta a algo más simbólico: China ya no quiere solo fabricar robots funcionales. Quiere fabricar robots carismáticos.
El legado del H1: cuando China aprendió a correr
El H2 no nace de la nada. Su antecesor, el H1, fue el primer robot chino de tamaño completo capaz de correr. Alcanzó los 3,3 metros por segundo, con picos de hasta 5, y se volvió famoso tras su aparición en la Gala del Festival de Primavera de 2024, donde bailó Yangko frente a millones de espectadores.
Equipado con sensores LiDAR 3D y cámaras de profundidad de 360°, el H1 pesaba 47 kilos y utilizaba una batería intercambiable de 864 Wh. Era rápido, ligero y, sobre todo, un símbolo nacional: el anuncio de que China podía competir con Boston Dynamics en su propio terreno.
El H2, con su tamaño y potencia, lleva esa ambición más lejos. No solo busca romper récords, sino encontrar una razón para existir fuera del laboratorio.
Del taller al salón: la nueva frontera de la robótica china
© Unitree.
China lidera el mundo en robótica industrial. En 2024, instaló casi 300.000 robots en fábricas y cadenas de montaje, más que todo el resto del planeta combinado. Pero los humanoides siguen siendo un mercado incipiente. El H2 no está diseñado para tareas específicas todavía; su misión es mostrar hasta dónde puede llegar la tecnología china en materia de autonomía, equilibrio y diseño mecánico.
Mientras tanto, Unitree intenta cubrir todos los frentes. Su modelo R1, más pequeño y económico, está pensado para desarrolladores y universidades. De hecho, la revista TIME lo incluyó entre los mejores inventos de 2025. Con esta estrategia de dos velocidades —una orientada al futuro industrial y otra al mercado educativo—, Unitree busca no solo fabricar robots, sino construir un ecosistema. Un lenguaje visual y técnico propio que le permita competir globalmente.
Una carrera con más ritmo que mercado
© Unitree.
El reto no es fabricar máquinas que caminen, sino crear una razón para que caminen entre nosotros. Por ahora, la demanda es más estética que económica. Las demostraciones de baile y kung-fu atraen millones de vistas, pero todavía no hay aplicaciones prácticas que justifiquen los costes.
En palabras del propio CEO de Unitree, Wang Xingxing, “la etapa actual es de exploración; el objetivo es entender cómo convivirá la robótica con la sociedad”. Aun así, la apuesta es clara: el H2 será un escaparate de ingeniería y una declaración de soberanía tecnológica. Y en un país donde la IA, la robótica y el hardware se entrelazan como política de Estado, eso ya es una victoria parcial.
Cuando el futuro todavía necesita público
El robot de Unitree es una coreografía de precisión, una metáfora de lo que China quiere mostrar al mundo: control, disciplina, movimiento. Pero tras el espectáculo queda una pregunta sin respuesta: ¿para quién bailan estos robots?
El H2 es asombroso, sí. También es el reflejo de una industria que busca sentido más allá del asombro. Si alguna vez el futuro fue un escenario, los humanoides chinos ya están sobre él. Solo falta saber si el público seguirá aplaudiendo cuando caiga el telón.
Nota original en: GIZMODO



