
En 2007 la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) instauró al 2 de octubre, día del nacimiento de Mahatma Gandhi, como “Día Internacional de la No Violencia”. Así pues, este año celebramos su 18º aniversario.
La Comunidad para el Desarrollo Humano, agrupación social y cultural del Movimiento Humanista, gracias a sus miles de voluntarios y voluntarias, lleva trabajando más de 50 años con el objetivo de instalar una Cultura de Paz y No violencia en el mundo. Una nueva cultura que coloca al ser humano como el valor central y utiliza la No violencia activa como método de acción. Por eso celebramos este día mundial de la No-violencia y hacemos un llamamiento a todas aquellas personas y organizaciones que comparten la aspiración de un mundo más justo, solidario y no violento para que se sumen también a celebrarlo e impulsar acciones para avanzar en esta dirección.
Dadas las circunstancias, hablar de “celebración” puede parecer una ingenuidad, cuando a nuestro alrededor crecen la violencia y la deshumanización, no sólo en su vertiente más cruel con cientos de conflictos armados que están arrebatando la vida y el futuro de miles de personas… Sino también en forma de explotación, asfixiando las posibilidades de construir una vida digna, lanzando a jóvenes y niños a morir en el mar; En forma de atropello de derechos, privatizando la sanidad y la educación, discriminando a personas de un origen distinto o una religión diferente; haciendo imposible el acceso a una vivienda o arraigarse en un barrio; robando el tiempo, dejando cada vez menos espacio para relacionarse con otras personas mientras se impone el individualismo del “sálvese quien pueda” que termina debilitando cualquier intento por construir aquello que la gente piensa y siente como verdadero.
La violencia se experimenta en lo social, en lo personal, y en las relaciones humanas, por eso es necesario reconocerla, advertir sus consecuencias y cultivar la cultura de la no-violencia. Esa cultura está por construir, requiere un tipo de mirada y de compromiso. Busca producir un cambio personal y social en simultáneo. Desnaturalizar la violencia y desterrar la creencia de que es algo inherente a la conducta del ser humano. Está en el sustrato de cada persona poder resistirse a la violencia. En la Historia, la no violencia ha alentado las mejores aspiraciones de los pueblos y producido saltos cualitativos… En la experiencia cotidiana, podemos realizar acciones no violentas y unitivas que vayan sumándose a otras… Siempre podemos cuidar de la Vida, reconocer lo humano en nosotros y en las personas que nos rodean.
Decía Ortega “yo soy yo y mi circunstancia…” pero a menudo olvidamos la segunda parte de su cita “y si no la salvo a ella, no me salvo yo”. Este sistema está armado para olvidarnos de lo importante, y en ese deseo frenético de llegar a todo, parecemos no llegar a ninguna parte. Pero hay rendijas que pueden convertirse en ventanas. Espacios que podemos abrir como un margen de libertad para avanzar en coherencia, para tratar a los demás como nos gustaría ser tratados y reivindicar nuestro derecho a preguntarnos, a reír e imaginarnos capaces de hacer aquello que nos propongamos. Los humanistas tenemos confianza, alegría y creemos en el futuro del ser humano. No es cierto que la violencia sea algo natural para nuestra especie y reclamamos nuestro derecho a vivir en Paz.
Por ello, desde La Comunidad para el Desarrollo Humano, animamos a avanzar cada día, con acciones válidas y sentidas, en los barrios, en los centros de trabajo, en las escuelas… Vale la pena sin duda celebrar el Día de la No-violencia este 2 de octubre. Hacer crecer y fortalecer esta cultura de la no-violencia como nueva sensibilidad que comienza a expresarse en la creciente oposición a distintas formas de violencia y como fuerza capaz de modificar la dirección violenta e inhumana de los acontecimientos actuales. Desde esa mirada queremos terminar este comunicado pidiendo: el cese inmediato de la violencia, la retirada de las tropas invasoras, la devolución de los territorios ocupados y el desmantelamiento de los arsenales. Estos gestos son necesarios y urgentes para reconducir la deriva violenta actual.
La Comunidad para el Desarrollo Humano
Nota Original en: PRESSENZA.COM