Es lo que logra la propuesta del grupo «El Eslabón Perdido». Laura Bruzzo teje «Criadas para nada» con retazos de «Las Criadas» de Genet y «La Moribunda» de Urdapilleta y Tortonese. Es lo que logra la propuesta del grupo «El Eslabón Perdido». Laura Bruzzo teje «Criadas para nada» con retazos de «Las Criadas» de Genet y «La Moribunda» de Urdapilleta y Tortonese. Una aristócrata venida a menos que se resiste a reconocer su deterioro económico. La obra puede verse todos los viernes a las 21 en el «Cultural de Abajo». E.Ríos y San Lorenzo.
Si hay algo apasionante en la historia de los procesos creativos que el teatro genera desde su existencia, es ese rumor de textos que sobrevuela más allá de los tiempos y las generaciones un horizonte de nuevas lecturas. Textos de una solidez y un entramado poético como «Las Criadas» de Jean Genet, escrito en 1947, parecieran seguir resonando a lo largo de las ya incontables versiones que se han representado de este autor «maldito». Hace unos días se pudo ver en Rosario una de las últimas producciones del prolífico y siempre renovado Daniel Veronese: «Espía a una mujer que se mata»; donde enhebraba finamente en la textura de Tío Vania de Chéjov, algunos pasajes de la ya mítica obra de Genet.
En el caso de «Criadas para nada», estrenada recientemente por la «Compañía Teatral El Eslabón Perdido» que dirige una investigadora de la talla de Cristina Carozza; el texto de «Las Criadas» dialoga con «La Moribunda» de Alejandro Urdapilleta y Humberto Tortonese y se transforma en un nuevo texto escrito por Laura Bruzzo.
A la hora de experimentar con materiales tan potentes desde el punto de vista de la dramaturgia, el amante del buen teatro siempre exige que no se lo excluya de ese intrincado romance entre el creador y su búsqueda; romance muchas veces reservado exclusivamente para deleite de los actores y directores.
En el caso de «Criadas para nada», se produce uno de esos acercamientos no muy frecuentes en que tanto el espectador informado como aquel que no necesariamente debe conocer los códigos de las nuevas poéticas, se llevan una porción sabrosa de un producto que invariablemente los hará divertir sin dejar de adentrarse en una temática perturbadora.
En todo caso la claridad con la que el Grupo «El Eslabón Perdido» viene desarrollando el tema del humor, sirve como soporte para generar esta química tan necesaria entre la producción de sentido y la recepción.
En «Criadas para Nada», estamos invitados a compartir la intimidad de la Señora María de las Mercedes Fontán; una aristócrata venida a menos que se resiste a reconocer su deterioro económico, y sus dos criadas María Eugenia «Marichu» y su hija Soraya.
Tres mujeres ancladas en una fortaleza imaginaria que las aísla del mundo exterior y de sus propias inseguridades; tres seres que juegan el ritual del amo y sus servidores, intercambiando los roles y haciendo circular una ridícula huella de un poder que las consume en un juego perverso. Mucho de la sexualidad y el tema de la fragmentación de la identidad de estas por momentos desvalidas criaturas; se cuelan por las rendijas de una sombría mansión desvencijada. Un postergado y feliz retorno a la escena local de la actriz Claudia Piccinini que recompone la matriz original del personaje de la Señora de la obra de Genet, con toda la complejidad que le exige uno de los personajes claves en este nueva apuesta dramática.
María del Carmen Sojo como la Criada madre, sobrevuela anteriores actuaciones para alcanzar un registro de cuidadosa precisión en la construcción de un personaje tan esperpéntico.
Por su parte, Claudia Simón que nos había sorprendido en «Jardín de Otoño», ratifica la ductilidad de una actriz que puede cargarse diferentes personajes en muy poco tiempo. Detrás de todo, cuidando los detalles de una puesta que cuenta con los objetos escenográficos justos y la ambientación musical que por momentos la dota de una dinámica particular; la directora Cristina Carozza.
«Criadas para nada cuenta» con la Asistencia de Dirección y Producción de Claudia López; y ha convocado a un número de importantes asesores que colaboraron con el grupo en la construcción del armado escénico yen el entrenamiento del grupo actoral. El asesoramiento de objetos estuvo a cargo de la titiritera Laura Zamboni; de la plástica escénica se ocupó la actriz Lucrecia Moras.
Gentileza: Rosario 12 (www.pagina12.com.ar)