Marcelo Noguerol Pujol es el más joven de los presidentes de las instituciones españolas de la ciudad en materia de colectividades. Asumió este cargo hace apenas seis meses, luego de un hecho lamentable, el fallecimiento de quien había sido su antiguo presidente Manuel Martínez Rabadán. La incertidumbre ante los acontecimientos es lo que suele caracterizar estos tiempos posmodernos, sin embargo muchas veces las desgracias generan situaciones que se presentan como desafíos para emprender algo distinto.
Alta concurrencia al stand Rincón Murciano en las colectividades
Al stand me había acompañado Darío, el riojano, quien por lo que se puede ver es un personaje ya popular y querido en aquella zona que congrega varias colectividades españolas. Marcelo está ocupado con algún desperfecto eléctrico, me señala un sector y me dice que aguarde unos minutos que está conmigo. Se me hizo tarde, había estado en La Rioja y se me había hecho tarde, además tenía un zurracapote recorriendo el cuerpo. Aparece Marcelo y después de acomodarnos y media pregunta me convida con una cerveza, sabe mi nombre solamente, debe ser el requisito mínimo para el despliegue de cortesía.
Rápido, demasiado rápido todo lo que sucedió. “Y en estos seis meses formamos la comisión, se empezó con danza porque lo que pasó es que Manuel (Martínez Rabadán) viajó a Murcia y falleció allá, entonces fue todo un lío, además que cuando él no estaba el centro dejaba de funcionar porque no había nadie que lo abriera… se está formando el coro y estamos en colectividades… esto es una carrera que comenzó hace tres meses”, comenta Marcelo. Y a esto hay que agregarle que el centro se tuvo que mudar debido a que a la casa donde antes funcionaban se le derrumbaron los techos. “Nos mudamos de San Lorenzo 1739 y ahora estamos en Rodríguez 962, en una casa mucho más nueva. La casa de antes tenía cien años y ahora la van a demoler… la mudanza la hicimos nosotros, fue un gran esfuerzo”, agrega.
Marcelo Noguerol Pujol, presidente y Águeda, su madre en la refundación
El trabajo de un grupo de gente dispuesta a sostener el espacio y la solidaridad de otros hizo posible que el espacio no se perdiera. “Esto es una refundación y por suerte hemos tenido el apoyo de mucha gente, del Colegio Español, el Club español, la Asociación de Socorros Mutuos, Antonio Tosca, el Presidente de la Federación también y todas las demás colectividades y personas en particular que ofrecieron recursos y trabajo de forma desinteresada”, comenta el presidente.
Se lo ve tranquilo, con aplomo, cuenta con un grupo de gente que combina la experiencia y la juventud necesaria para lanzarse ante los molinos viento que se crucen en el camino. “El secretario de la institución, Damián Latorre es joven, recién se recibió de médico, está Natalia, la profesora de danzas que no tiene treinta años, está Sebastián y también está mi mamá, Águeda que venía trabajando de antes y sigue apoyándonos como tesorera en esta gestión, pero yo para no tener problemas renuncié a la firma y en mi lugar está el vicepresidente con esa tarea… armamos un lindo grupo de gente joven… todo esto que ves se armó con mucho esfuerzo”. Y sobre el futuro abre el juego, “… la idea que sirve se aplica… una vez que terminemos las colectividades, llega fin de año y principio de año que viene, cuando hay un parate generalizado, la idea es a mediados de marzo del año que viene empezar a hacer tantas actividades como podamos de tal manera que el centro esté abierto desde la mañana a la noche, que no esté cerrado nunca”, asegura Marcelo. La convocatoria está abierta a aquellos que tengan buenas ideas y con ganas de trabajar. Y créame señora, señor, joven… no hay muchos espacios sociales que abunden para desarrollar actividades.
Ya íbamos por la segunda cerveza, unas rabas, a estas alturas mi slogan No bebo mientras trabajo había cambiado a No bebo vino de la bota mientras trabajo, lo demás sí. Natalia, la profesora de danzas del centro está muy ocupada con el cuerpo de baile y la candidata a reina que se presenta esa noche, no me puede atender, arreglamos para el día siguiente temprano. Saludos y promesas, ya es demasiado tarde, más tarde que antes. Me voy.
Cazuela de mariscos en el stand murciano de Colectividades 2008
Vuelvo. Está todo más tranquilo, el malón de gente todavía no arribó a los predios en general. Le anticipo algo, Natalia Rojas Vernetto, la profesora de danzas del centro, sabe un montón, pero no solamente de bailes y trajes típicos, sabe un montón de Murcia y España. “Soy una enamorada de las danzas españolas, las bailo desde que tengo cuatro años y ahora soy profesora de danzas”, comienza el relato. “Como cualquier otra carrera tenés que estudiar y aquí pasa que no hay un ente regulador y no está reconocida, entonces da para mucha cosa que no es. Tuve la suerte de tener una docente, que trabaja en el Colegio Español y es una enamorada de esto, entonces nosotras hacemos las cosas muy a conciencia y con ganas que las cosas sean como son… que si una danza se ha aggiornado como a veces pasa, se explique o se fundamente por qué ha cambiado, no distorsionar el folclore español nosotros que estamos a doce mil kilómetros”.
A pesar de tener que sortear algunos obstáculos, su deseo de conocer Murcia se pudo concretar y ante la pregunta comparte conmigo su experiencia de estar allá. “Mi deseo era estar allá para poder transmitir lo vivido y no por lo que me contaban. En Murcia están las Fiestas de Primavera, que es cuando sale el bando de la huerta y todo el mundo está vestido como güertano desde la mañana y, haciendo referencia a los cambios de los que hablábamos antes, las mujeres comenzaron a usar el saragüel del hombre sin faja y sin chaleco, con el cabello suelto y con las flores… hoy me iba a poner ese traje y si me ven los conservadores se horrorizan”, ríe mientras me cuenta. Le pregunto si tuvo ganas de quedarse allá… “se me cruzó porque la gente es maravillosa, el murciano es anfitrión por naturaleza… uno de los símbolos de Murcia es la matrona con un bebé en los brazos y chicos en su mano… disfrutan con que comas a reventar, con llevarte de parrandeo en parrandeo…” En mi mano derecha hacía rato que tenía una cerveza que me había traído Marcelo corroborando la característica murciana que me narraba Natalia. Y sí señoras y señores mi slogan es Bebo cuanto puedo mientras trabajo, los riojanos y murcianos se encargaron de quebrar mi voluntad, además usted sintió el calor que hace?.
Natalia vestida de güertana… envídiela un poquito… está en Murcia
No alcanza el espacio para escribir el bagaje de conocimientos que Natalia tiene acerca de Murcia. Me cuenta sobre la jota, la jota murciana, sobre el sonido particular de las castañuelas murcianas hechas con madera de morera, sobre la industria de la seda que existía allá. Y la pregunta sobre el futuro se torna necesaria, “creo que no hay límites ante los desafíos”, sostiene convencida y me cuenta lo pensado en el corto plazo, “… consolidar el grupo estable de baile, que se puedan hacer más danzas, que se toquen instrumentos y no bailen con un cd, conseguir gente que trabaje la cerámica murciana que allá es una actividad importante y muchas cosas más”. No quiero dejar de mencionar en este punto un hecho destacable del centro en general y de Natalia en particular y es que trabajan con chicos con capacidades diferentes, dando cuenta de la amplitud de este espacio.
Marcelo, Natalia y Adriana… hay equipo para todos los desafíos
No hay mucho más que agregar, sólo rescatar la pujanza y el trabajo de un grupo de gente que con buenas intenciones y mucho esfuerzo han conseguido mantener en funcionamiento el Rincón Murciano, un espacio social que sin ningún lugar a dudas va a poder concretar las metas que se plantee. Están todos invitados a sumarse a tamaña empresa.
Por Juan Matías Lobos
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