
¿Y si tu mente está dando forma al mundo que te rodea de maneras que no puedes ver… ni siquiera imaginar?
En Popular Mechanics nos hemos esforzado por ayudarte a comprender todo tipo de maravillas tecnológicas, desde las herramientas que tienes en el cobertizo hasta los aviones que surcan el cielo o los tanques en el campo de batalla. Pero últimamente, hemos intentado profundizar de verdad en la máquina más compleja del mundo: tú.
O, más concretamente, en aquello que te convierte en ti mismo: la consciencia.
La pregunta “¿Qué es la consciencia?” ya no pertenece exclusivamente al terreno de los antiguos filósofos o de las charlas nocturnas en habitaciones de estudiantes.
En los últimos años, científicos de todas las disciplinas han logrado avances sorprendentes en el estudio y la exploración de la consciencia.
Hemos cubierto cada descubrimiento puntero que podría redefinir por completo nuestra comprensión de nosotros mismos y del mundo que nos rodea. Y en el proceso, hemos tenido que plantearnos preguntas que nos hacen volar la cabeza, como:
– ¿Se extiende la consciencia más allá de los límites de nuestro cerebro?
– ¿Realmente llegamos a morir alguna vez?
– ¿Y la consciencia solo afecta nuestra percepción de la realidad, o puede llegar a reconfigurar la realidad misma?
¿Preparado para las respuestas? Vamos a desentrañar estos misterios —y muchos más— juntos. Solo necesitas traer la mente abierta y estar dispuesto a replantearte la propia naturaleza de la consciencia… empezando por la posibilidad de que no está únicamente en tu cabeza.
KATERYNA KON/SCIENCE PHOTO LIBRARY//Getty Images
¿Está la consciencia confinada a tu cerebro o cada parte de tu cuerpo contiene una especie de consciencia, hasta el nivel celular? Eso es precisamente lo que William B. Miller, doctor en Biología Evolutiva y médico, está tratando de averiguar. Miller y su equipo han propuesto ideas que dan la vuelta al concepto de selección natural de Charles Darwin, incluyendo la posibilidad de que la consciencia desempeñe un papel crucial en la forma en que evoluciona la vida.
Miller forma parte de un grupo pequeño, pero cada vez más numeroso, de científicos que creen que nuestras células no son “robots pasivos que simplemente siguen un código de instrucciones, ejecutando órdenes del genoma como si fueran drones sin pensamiento”. En lugar de eso, estos investigadores sostienen que las aproximadamente 37 billones de células que componen el cuerpo humano son, en sí mismas, conscientes, y que la vida y la consciencia surgieron al mismo tiempo.
Este concepto de consciencia celular ha cobrado aún más fuerza con la llegada de una nueva clase de organismos multicelulares diseñados con inteligencia artificial, conocidos como “xenobots”. Se trata de células que adoptan funciones distintas a las que tenían originalmente, como usar cilios (estructuras similares a pelos) para moverse en lugar de transportar mucosidad.
Por eso, científicos como Peter Noble, Ph.D., y Alex Pozhitkov, Ph.D., afirman que los xenobots representan una especie de “tercer estado” de la vida, “en el que las células pueden reorganizarse tras la muerte de un organismo para formar algo nuevo”.
Los xenobots, por tanto, podrían cambiar radicalmente nuestra comprensión de la vida, situando a la célula consciente —y no al organismo completo— como la “unidad fundamental de acción biológica”.
He aquí la asombrosa verdad sobre estas células conscientes, y por qué representan el próximo gran salto en la ciencia.
Los científicos no solo están explorando la consciencia en nuestros cuerpos, sino que también la buscan en lugares aún más extraños y complejos.
En las últimas décadas, algunos expertos han desarrollado una teoría que dice que cuando tu cerebro realiza operaciones cuánticas, genera consciencia. Un científico, Michael Pravica, por ejemplo, cree que tu cerebro puede acceder a dimensiones ocultas durante momentos de conciencia elevada.
En una ocasión, le pedimos a un físico teórico, a un físico experimental y a un profesor de filosofía que opinaran sobre este controvertido concepto —suena como el inicio de una broma— y no lograron llegar a un consenso sobre una conexión directa entre la mecánica cuántica y la consciencia… aún.
Pero estas ideas no tienen por qué ser puramente teóricas; hasta cierto punto, pueden ponerse a prueba. Ese fue el caso de un reciente estudio revolucionario que sugiere que tu consciencia puede conectarse con todo el universo.
En el estudio, los científicos administraron anestesia a ratas, algunas de las cuales también recibieron moléculas que estabilizaban una parte microscópica de su cerebro conocida como “microtúbulos”, o tubos huecos que los expertos creen que “realizan operaciones increíbles en el ámbito cuántico”. Las ratas estabilizadas en realidad permanecieron conscientes durante más tiempo, lo que sugiere un vínculo fascinante entre estos componentes cuánticos del cerebro y la misma esencia de la consciencia.
Si todo esto te suena psicodélico, tienes razón —y, de hecho, realizar “viajes” con alucinógenos podría ser una forma real de desbloquear nuevos niveles de consciencia.
En un estudio del Centro de Investigación Psicodélica y de la Consciencia de la Universidad Johns Hopkins, personas que consumieron sustancias como LSD y DMT afirmaron haber sentido una conexión con una “realidad última” y haber experimentado una “disminución del miedo a la muerte”. (Y aquí está la razón por la que algunos alucinógenos incluso convencieron a ciertos usuarios de “ver a Dios” en su experiencia).
Pero vayamos un paso más allá: ¿y si los alucinógenos como las setas mágicas no fueran solo una forma nueva de expandir tu consciencia? ¿Y si fueran, en realidad, el propio origen de esa consciencia?
Una revisión de estudios de la Fundación Miguel Lillo, en Argentina, concluyó que “la psilocibina no solo influía en la percepción de una persona bajo sus efectos, sino que moldeó la consciencia humana en su conjunto a lo largo de miles de generaciones en las que los humanos consumieron hongos psicodélicos”.
Cada día, científicos de todo el mundo siguen adentrándose más en lo que nos hace ser quienes somos. Desde investigaciones revolucionarias hasta audaces exploraciones que desafían los límites del conocimiento, siempre hay algo nuevo por descubrir.
Vía: Popular Mechanics
Traducido y editado por Gustavo Higueruela