
Más de 150 robots humanoides fueron presentados en una exhibición masiva en Shanghái, marcando un nuevo punto de inflexión. No es ciencia ficción: estas máquinas ya entienden, planean y actúan. El mensaje de China es claro: esto no es un prototipo, es una industria lista para integrarse en nuestras vidas cotidianas.
Lucas Handley / GIZMODO
La robótica humanoide dejó de ser un experimento futurista para convertirse en un proyecto de escala industrial. China acaba de demostrar que la convivencia con robots funcionales y autónomos no es un sueño lejano, sino una realidad en construcción. En Shanghái, más de 150 androides desfilaron como prueba de una ambición nacional que apunta a redefinir cómo vivimos, trabajamos e interactuamos con la tecnología.
Un escaparate que revela un cambio de era
Durante la reciente Cumbre Mundial de Inteligencia Artificial (WAIC 2025), Shanghái se convirtió en el epicentro de la robótica humanoide. A lo largo de cuatro días, más de 150 robots fueron exhibidos, muchos de ellos debutando ante el mundo. El evento reunió a más de 80 empresas del sector, dejando atrás el concepto de feria tecnológica para posicionarse como un laboratorio activo donde se ponen a prueba las capacidades reales de los androides actuales.
Entre los destacados, el brazo robótico de Dobot, potenciado por el modelo lingüístico VLA de Tencent, demostró que los robots ya pueden combinar visión, lenguaje y acción. Esta integración les permite comprender instrucciones, rechazar órdenes incoherentes y corregir errores en tiempo real, lo que representa un salto cualitativo frente a las soluciones industriales tradicionales. La robótica, aquí, ya no se limita a ejecutar comandos preprogramados, sino que empieza a pensar y adaptarse al entorno.
Unitree, por su parte, sorprendió con robots capaces de escribir caligrafía y practicar boxeo, mientras que Deep Robotics mostró aplicaciones reales con robots cuadrúpedos operando en más de 600 sitios activos. Keenon apuntó a la industria del servicio con su robot bípedo XMAN, y Cyborg Robotics presentó al primer humanoide de carga pesada de China, especialmente diseñado para fábricas y entornos de trabajo exigentes.
De la teoría a la producción masiva
La robótica humanoide atraviesa un momento decisivo. Según el experto Jiang Lei, el sector ya no se mueve en el terreno de la especulación académica, sino en el de la ejecución práctica. Los nuevos modelos no solo replican movimientos humanos, sino que perciben su entorno, se adaptan a cambios inesperados y ejecutan tareas con precisión casi quirúrgica. Esto los posiciona como soluciones viables para industrias como la logística, la atención médica y el comercio minorista.
China, a diferencia de otras potencias como Estados Unidos —líder en biomecánica y locomoción autónoma—, apuesta por la producción en masa, el acceso a volúmenes gigantescos de datos y la velocidad en el desarrollo iterativo. Su ventaja no reside solo en el software, sino en su capacidad para escalar rápidamente una tecnología compleja, algo crucial en el proceso de integración de robots a nivel urbano y comercial.
Además, la estrategia es clara: no basta con fabricar, hay que exportar. En regiones emergentes como el sudeste asiático, donde crece la demanda de automatización en sectores como la electrónica y los semiconductores, los robots chinos están encontrando un terreno fértil. China quiere liderar no solo la fabricación, sino también el suministro global de soluciones robóticas confiables y asequibles.

Robots listos para convivir con nosotros
Aunque aún no caminamos junto a androides idénticos a los humanos, todo indica que pronto veremos robots mucho más accesibles, expresivos y funcionales integrarse en tareas cotidianas. Inspirados en personajes como el asistente de la serie Sunny de Apple TV+, estas nuevas generaciones de humanoides buscan ser eficientes, sí, pero también comprensibles y carismáticos.
China no es ajena a la dimensión simbólica de este movimiento. Al reunir en Shanghái a más de 150 robots, lanza un mensaje al mundo: esto ya no va de imaginar lo que será posible, sino de mostrar lo que ya es. Y si algo ha quedado claro tras esta exhibición, es que estamos mucho más cerca de vivir con robots de lo que pensábamos.