San Alfonso del Mar,Algarrobo, un complejo de vacaciones rodeado por una gran piscina de ocho hectáreas, convertido en un paraíso artificial sobre la costa chilena, a 100 kms de Santiago.
El agua color turquesa, tan cristalina como jamás se haya visto por estas latitudes, y la arena, tan blanca como el azúcar, más se asemejan a una postal de los 80 de Miami, un documental de Bahamas o, tal vez, la imagen del paraíso que debe tener el empresario chileno Fernando Fischmann.
«La gente tiene la impresión de que está en un resort del Caribe cuando en verdad está en una zona inhóspita y a una hora en coche de Santiago. El agua de la laguna tiene aproximadamente 10 grados más de temperatura que la del mar en verano. Y allí se pueden practicar deportes, buceo y baños», explica Fischmann, artífice del proyecto que revoluciona la geografía de las vacaciones a nivel mundial: la instalación de pequeños paraísos donde antes no había nada.
Se trata de cientos de departamentos y las mejores instalaciones de la región junto a una extensa playa artificial, cuyas palmeras, arena y agua fabrica Crystal Lagoons Corp., la propia empresa de Fischmann, la misma que actualmente desarrolla proyectos similares en Pinamar, en la Argentina, y en otros países como Panamá, Colombia, Brasil, Bahamas, Grecia, Australia y, cómo no, el desierto de Dubai.
Desde un extremo de la laguna gigante, la simetría de la pileta parece casi perfecta. Tres grandes piscinas unidas por un canal de 4 metros de profundidad. Si quienes llevaron a cabo la proyección, el diseño y la puesta en marcha de San Alfonso del Mar buscaban provocar impacto, vaya que lo consiguieron. En diciembre de 2006 su laguna fue reconocida con el récord de Guinness a la «piscina más grande del mundo», desplazando a la Orthlieb Pool de Casablanca, en Marruecos.
La de San Alfonso cuenta con exactos 1012 metros de largo y una superficie que rebasa las 8 hectáreas. En su interior se concentra agua salada equivalente a 6000 piscinas residenciales, se practica todo tipo de deportes náuticos y hasta se han realizado regatas oficiales. Su mantenimiento anual cuesta US$ 4.000.000.
Cuánto cuesta
Al pasear por los salones, baja uno al subsuelo y se topa con el imponente acuario Oceanic, que adorna la cafetería. En él, se pasean cómodamente desde un tiburón siete agallas ( Notorynchus cepedianus ) hasta una águila marina ( Myliobatis chilensis ), completando 60 especies de la rica costa chilena en 350 metros cúbicos de agua.
Pese a su novedad y exclusividad, los precios no están muy alejados del arriendo de cualquier departamento en Reñaca o Viña del Mar.
Para febrero, que es la temporada alta, ocho días y siete noches en un departamento de un dormitorio cuestan US$ 1350, lo que incluye el uso del gimnasio, la piscina, sauna y jacuzzi. Un departamento de dos dormitorios puede ser alquilado por US$ 1800.
En el resort, al que sólo se accede como dueño, arrendatario o invitado, cada día pueden verse más extranjeros; norteamericanos, brasileños y argentinos
Mientras cae la noche en San Alfonso, algunos aprovechan para aventurarse con un baño a la luz de la luna, matizado por el agua climatizada y la arena calefaccionada. Otros, Graciela entre ellos, se ponen impacientes entre las atractivas ofertas de entretenimiento que presenta el sitio y que incluyen un desfile de modas, un amable recital de jazz y una revista humorística.
Las modelos, el jazzista y los actores, cabe aclarar, esta vez sí son de carne y hueso