En la vuelta de los clásicos rosarinos, Central superó por 2-1 a Newell’s, con goles de Alejandro Donatti y Hernán Encina. Maxi Rodríguez marcó el tanto de la Lepra, que sigue como único líder
En la vuelta de los clásicos rosarinos, Central superó por 2-1 a Newell’s, con goles de Alejandro Donatti y Hernán Encina. Maxi Rodríguez marcó el tanto de la Lepra, que sigue como único líder
Cuando se gana un clásico cualquier análisis táctico o estratégico, si hubo o no profundidad por parte de uno u otro, si uno tuvo más posesión que el otro o cualquier consideración que el futbolero quiera efectuar, están de más. Esta tarde, Central le ganó a Newell’s, al puntero, al mejor equipo hoy por hoy del fútbol argentino. Y es fiesta, y todo fue en paz. Como debe ser.
Por momentos pareció extraño este partido. Porque más allá de los planteos conocidos de ambos, que el clásico es el clásico y es distinto, también es cierto.
Newell’s sacó su libreto conocido y se hizo de la pelota pese al ahogo que Central intentaba realizar en tres cuartos de cancha. Pero el mejor pie de los futbolistas de Newel’s prevalecía sobre la aceleración auriazul.
Las trepadas sobre todo de Casco por izquierda eran una de las armas preferidas de Newell’s, que explotaba también a Maxi por ese sector, sumados al despliegue de Mateo en el medio y a las apariciones de Figueroa era los argumentos de Newell’s.
Central era nerviosismo y la preocupación por primero neutralizar al rival que pensar en el arco de Guzmán. No aparecían los volantes que tienen que tener la pelota, como Encina y Lagos, y así Luna quedaba muy aislado. Medina chocaba demasiado por derecha, mientras Carrizo se quedaba en intentos.
A los 11, como si fuera de otro partido, Carrizo lanzó un tiro libre desde la izqquierda, Lagos la peinó hacia ekl segundo palo por donde apareció el Flaco Donatti para poner la cabeza, vencer a Guzmán ay marcar su primer gol con la camiseta de Central y desatar el delirio en el Gigante.
¿Algo cambió? No, Newell’s no se desesperó, siguió con su librito y a los 15′ Figueroa vio el hueco justo para ubicar a Maxi -entrando como centrodelantero- quien la tocó sobre Caranta y definió en dos tiempos tras pegar la pelota en el palo.
Newel’s comenzaba a ejercer su conocido dominio del balón. A los 21′ lo tuvo Pablo Pérez y su remate se fue cerca del palo izquierdo de Caranta. A los 23′ se lo perdió primero La Fiera y en la misma jugada Muñoz, tras una buena mandada de Casco.
Era el mejor momento de Newell’s. Pero el clásico es distinto. En una jugada aislada, Luna intentó recibir en el medio del área, fue trabado, la pelota le rebotó y se fue hacia la derecha. Heinze lo perdió a Encina y el Sapito no perdonó a los 25′ para el 2 a 1. A partir de ahí Central se animó a jugar, sobre todo por izquierda, buscando juntar a Lagos y Carrizo, y sumándose Encina.
Newell’s no se amilanó, confiado en el peso específico de sus futbolistas y en la capacidad para asegurar la pelota y dar el pase exacto en el momento justo. Se fue arriba con su estilo. Tenía aproximación a través del control y a los 44′ Figueroa la estrelló en el palo cuando estaba el empate.
Mucho nervio, mucha tensión sobre todo del lado de Central. Que sin embargo sacó ventaja a pesar de no haber estado preciso. Pero tuvo dos y no las desperdició. Newell’s tuvo la pelota y le faltó quizás precisión.
El complemento fue diferente. Porque con la ventaja Central pareció entender que quizás presionando más arriba y no siendo tan vertical podía mantener la ventaja.
Newell’s apostó a sus principios pero no le fue tan bien porque si bien estuvo preciso en los pases, siguió apostando a las trepadas de Casco -que terminó como un falso puntero izquierdo- y a la habilidad de Maxi o las apariciones de Pablo Pérez y Figueroa. Sin embargo, el esquema esta vez no funcionó a la perfección.
Central pareció más aplomado y por momentos tuvo vértigo y precisión, aunque el partido carecía de jugadas profundas. Russo seguía creyendo que la fórmula estaba en realizar un gran despliegue físico para contrarrestar al rival y después elegir el momento para progresar.
A los 21′ entró el Loco Abreu y tuvo un par de intervenciones como cuando no se animó a rematar y prefirió el centro atrás cerca de la media hora.
Newell’s iba sin desesperarse pero también sin la contundencia que lo caracteriza. Central retrocedía con orden y cuando no lo tenía lo hacía con furia y trataba de neutralizar a como dé lugar. Y por momentos, Encina, Lagos y Carrizo eran las mejores propuestas en ofensiva.
El partido era intenso, jugado con los nervios de punta. Central se jugaba mucho más que los tres puntos y Newell’s no quería ceder terreno, y menos ante su rival de toda la vida.
Los minutos pasaban y el reloj era la principal atracción para los canallas, el objeto más mirado y al que, por momentos, había ganas de destrozar. Pero Newell’s no tuvo la claridad de otros encuentros y lo terminó pagando caro, a pesar de seguir siendo el rey de la posesión.
A Newell’s pareció faltarle convicción como para intentar revertir la historia. A Central le sobraron nervios pero tuvo la actitud que Russo les reconoce a sus jugadores y que estuvieron a flor de piel. Un triunfo vital como el agua para los canallas en un momento muy oportuno y ante el mejor de los rivales. Y encima, salió de la zona de descenso. Más redondo, no le podía salir.