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El ataque con beepers en Líbano y Siria dejó un rastro de destrucción y preguntas sin responder sobre cómo simples dispositivos como beepers pudieron convertirse en armas letales. A pesar de la relativa antigüedad de estos artefactos, fueron utilizados por Hezbollah para evitar ser rastreados electrónicamente, sin pensar que todo era parte de una operación.
Este atentado, que involucró el fallecimiento de varios miembros importantes de Hezbollah, sorprendió tanto por su precisión como por el uso de tecnología considerada obsoleta. Mientras la comunidad internacional especula sobre los implicados, diversos informes de inteligencia y declaraciones de fuentes anónimas revelan detalles sobre la meticulosa ejecución de este ataque.
Modificación de Beepers
Los beepers utilizados por Hezbollah fueron adquiridos inicialmente por su supuesta seguridad. Al ser aparatos antiguos, se creía que su capacidad para evitar el rastreo los hacía ideales para la comunicación entre sus miembros. No obstante, su vulnerabilidad al sabotaje fue explotada de forma estratégica.
Informantes anónimos sugieren que los beepers fueron manipulados en la cadena de suministro, específicamente durante la fabricación. Según varios informes, las compañías taiwanesas y húngaras Gold Apollo y BAC Consulting fueron las encargadas de la producción de los beepers bajo la marca AR-924. Se especula que, aprovechando la distribución global de estos dispositivos, la inteligencia israelí o grupos aliados pudieron acceder a ellos y modificarlos para cumplir con sus propósitos.
El diseño básico de un beeper incluye una batería, una antena y circuitos de señalización, todos elementos que podrían ser reutilizados con fines explosivos. Los expertos en explosivos sostienen que con la adición de un detonador y una pequeña cantidad de explosivo plástico, un beeper puede transformarse en una bomba de bajo alcance.
Las fuentes anónimas indican que, debido a la tecnología limitada de los beepers, se recurrió a una técnica de integración de explosivos que no afectaba su funcionamiento normal. Esto permitió que los dispositivos fueran utilizados por los miembros de Hezbollah sin levantar sospechas. Los beepers fueron cuidadosamente modificados para mantener sus capacidades de comunicación mientras portaban entre 3 y 5 gramos de explosivos de alta potencia.
Activación remota y coordinación
Uno de los elementos más sorprendentes del ataque fue la sincronización precisa de las detonaciones. Informes sugieren que los dispositivos estaban programados para detonar en respuesta a una señal externa, probablemente una frecuencia de radio o un error programado en los sistemas de comunicación.
Esta técnica de activación podría haber sido controlada a distancia, utilizando sistemas de interferencia o señales específicamente diseñadas para desencadenar las explosiones simultáneas.
El rol de informantes y sabotaje
Las fuentes anónimas han sido clave para entender el trasfondo de este ataque. Se cree que la inteligencia israelí pudo haber trabajado con informantes dentro de Hezbollah para identificar los canales de distribución de los beepers y aprovechar esta vulnerabilidad. La posibilidad de contar con miembros infiltrados o la interceptación de envíos en la cadena de suministro permitió que los dispositivos fueran manipulados antes de ser distribuidos.
Un informe reciente sugiere que ciertos líderes de Hezbollah podrían haber sido conscientes de la vulnerabilidad de los beepers, pero subestimaron el grado de sofisticación que el Mossad, la agencia de inteligencia israelí y otros actores estatales podrían aplicar en este tipo de sabotaje. El uso de tecnología tan antigua fue visto como un método seguro y menos susceptible a la intervención moderna, una percepción que fue fatalmente incorrecta.
Los informantes anónimos han sugerido que una parte importante del éxito de la operación estuvo en la identificación precisa de quiénes portaban los dispositivos en el momento de la detonación. Se rumorea que el ataque fue diseñado para eliminar a ciertos objetivos clave, mientras otros podrían haber sido eliminados accidentalmente, lo que sugiere un componente de información interna para dirigir el sabotaje hacia personas específicas.
El ataque con beepers demuestra que incluso las tecnologías más básicas pueden ser explotadas para realizar operaciones letales. La coordinación precisa de las explosiones, la manipulación técnica de los dispositivos y el uso de información privilegiada resalta la sofisticación de la operación.
Referencia:
- Sky News/Exploding pagers: How Israel is suspected of using technology against its enemies. Link.
Fuente: CerebroDigital.net