Grandes empresas buscan castigar a los trabajadores y provocar conflictos para imponer condiciones.
Por Victorio Paulón / El Cohete a la Luna
La lucha de los aceiteros, que ya lleva dos semanas largas de duración, es el conflicto más importante del año. Dos centenares de barcos están fondeados en el Paraná sin recibir la carga con un costo de 25.000 dólares por día y por barco. CIARA, la cámara empresaria, balbucea explicaciones no convincentes para sus negativas. Glencore, la multinacional suiza con sede en Bélgica, capitanea el lote de los empresarios más duros y nada de lo que reclaman los sindicatos les cae bien. En general suelen acatar los términos del convenio colectivo. Esta vez no lo hicieron para precipitar la medida de fuerza.
A la Federación le están ofreciendo un acuerdo cercano a lo que piden, pero solo informalmente. A San Lorenzo no le quieren reconocer el “bono pandemia” para dividir los reclamos, a pesar de que la unidad gremial en esta oportunidad fue la nota dominante. El Ministerio de Trabajo dio por agotada la negociación sin intimar a los gremios a morigerar las medidas de fuerza, lo que demuestra claramente que la pulseada es entre el gobierno y las cerealeras.
Discuten el control de la Hidrovía que pretende obtener el Estado, la estafa de 600 millones de dólares de Vicentin contra bancos extranjeros y acreedores locales y el escándalo del contrabando triangulado con Paraguay que necesita una autoridad pública lejos de los puertos. Es un pliego de demandas que no se puede ventilar y por eso apelan al escándalo político. La firmeza de la protesta comienza a preocupar a todos y el acumulado de los días caídos se va convirtiendo en una bola de nieve de difícil manejo.
Para Daniel Yofra, a diferencia de la huelga de 2015 que duró 25 días, esta vez lograron un avance en la unión sindical a partir de la unidad de acción con el sindicato aceitero de San Lorenzo que conduce Pablo Reguera, con el sindicato de recibidores de granos y otros sindicatos, como el de Dragado y Balizamiento del ex triunviro Juan Carlos Schmid, que los acompañó en todo momento, y cuya federación de marítimos, portuarios y navales (Fempinra) paralizó todos los puertos de la zona martes y miércoles. Recibieron también el respaldo de la CGT de San Lorenzo y el Movimiento Obrero Santafesino (MOS), que mantienen un vínculo muy estrecho con aceiteros San Lorenzo y la Federación.
“Hasta ahora, las cámaras patronales no han tenido la intención de arreglar el conflicto. Son empresas de alta rentabilidad, con súper ganancias durante veinte o treinta años. El gobierno debería exigirles que presenten los balances, como lo establece la ley de negociaciones colectivas, y entonces el gobierno se daría cuenta de lo que ganan y les exigiría que se sienten a negociar”, aseguró Daniel Yofra.
«Las patronales presentaron una propuesta de aumento a los aceiteros que no recompone los salarios de este año y es escalonada durante 8 meses y no remunerativa”, cuestionan desde las tres organizaciones que llevan adelante el paro. La protesta siguió incluso durante Nochebuena y Navidad. El Ministerio de Trabajo convocó a las partes a una nueva audiencia de conciliación –la número 17, según fuentes de la cartera laboral— que tendrá lugar el martes 29 a las 11 en la sede porteña de Leandro N. Alem 650.
La cantidad de actividades generadas en las exportaciones de cereales y derivados es tal que los efectos colaterales de la huelga desatan solidaridad y apoyo y todos aspiran al triunfo obrero para pelear lo suyo.
De la misma manera CIARA, ámbito donde se reúnen las grandes firmas a planear la explotación, sueña con una derrota de los trabajadores para imponer sus condiciones de trabajo y sus salarios a la baja. La huelga es política porque el reclamo económico no preocupa a las patronales y la aprovechan para presionar al gobierno. Los resultados de las grandes luchas se miden en conquistas y en organización. Aceiteros ya ganó. La unidad sindical exhibida es el primer corolario de la lucha, que demostró épica obrera y templanza política. Resta saber si es por puntos o por KO.
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