En la Cumbre de los Pueblos, el plato es político
Por Redação Bahia. Pressenza.com. Medio Ambiente
Los movimientos sociales sirven agroecología y resistencia en la mesa, demostrando que alimentar al planeta también es promover la justicia climática.
Por Tatiana Ferreira Reis , desde Belém (PA) / O joio e o trigo / Traducción de Pressenza
La Cumbre de los Pueblos es el mayor evento paralelo a la COP30 organizado por los movimientos sociales y los territorios tradicionales en Belém do Pará durante la conferencia del clima. Hasta el 16 de noviembre, la organización de la cumbre garantizará la alimentación agroecológica de unos diez mil participantes interesados en intercambiar experiencias y escuchar las propuestas de los pueblos indígenas, quilombolas agroextractivistas y ribereños, además de activistas socioambientales de todo el mundo, reunidos en el campus de la Universidad Federal de Pará (UFPA), a orillas del río Guamá.
El suministro de alimentos está a cargo de organizaciones con experiencia en la materia. Estas organizaciones han participado en la lucha contra el hambre durante la pandemia de Covid-19, en las inundaciones ocurridas en Rio Grande do Sul en 2024 y en otras situaciones en las que fue necesario movilizar experiencias como las cocinas solidarias. Entre las diversas organizaciones involucradas se encuentran el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), el Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST) y el Movimiento Campesino Popular (MCP), en colaboración con el Restaurante Universitario de la UFPA. El menú se está preparando a partir de insumos producidos por diversas comunidades de la Amazonia y del Brasil.
Ayala Ferreira, líder nacional del MST, explica que garantizar alimentos de calidad y de origen local para todos los participantes de la Cumbre de los Pueblos, es una condición básica para el éxito de la movilización. “A lo largo del proceso de construcción de la cumbre, quedó claro que la agenda de la justicia climática tiene que incluir la alimentación, que conecta problemas importantes y soluciones de los territorios”, explica la líder. “Además, nadie va a la marcha, a la lucha, a los debates con el estómago vacío. En esta cumbre, la alimentación tiene un proyecto político integrado. Es el gran mensaje que queremos enfatizar”, añade.
En el programa se abordan cuestiones como la alimentación y la justicia climática, la seguridad y la soberanía alimentaria y la lucha contra los agrotóxicos. Entre las actividades, se celebrará una gran Feria Popular de los Pueblos con cocina, comercialización de alimentos agroecológicos y artesanía. El 16 de noviembre, la Cumbre se despide con un “banquete” en la Praça da República, en el centro de Belém, con el objetivo de integrar la ciudad en el proyecto de intercambio y diálogo entre sujetos y territorios.
Para el MST, la agroecología ha adquirido una dimensión central en el debate sobre las soluciones al hambre y la promoción de la justicia climática. “Si impulsamos sistemas integrados de producción y distribución de alimentos agroecológicos, acercando el campo y la ciudad, considerando la relación entre el sujeto y la naturaleza como elemento central y no el lucro, construimos otras sociabilidades”, concluye Ayala.
Durante la celebración de la Cumbre de Líderes, evento preparatorio previo a la COP30, una polémica sobre los precios de los alimentos en la zona oficial de negociaciones eclipsó un hecho importante: la presentación de la Declaración de Belém sobre el Hambre, la Pobreza y la Acción Climática Centrada en las Personas, respaldada por 43 países y por la Unión Europea. El documento reconoce, por primera vez, la lucha contra el hambre y la pobreza como eje estructurante de las negociaciones internacionales sobre el clima, reforzando la urgencia de las medidas de adaptación, especialmente aquellas centradas en el ser humano, como la protección social y la adopción de seguros agrícolas. La declaración señala que “el cambio climático, la degradación medioambiental y la pérdida de biodiversidad ya están agravando el hambre, la pobreza y la inseguridad alimentaria, comprometiendo el acceso al agua, empeorando los indicadores de salud y aumentando la mortalidad, profundizando las desigualdades y amenazando los medios de subsistencia, con impactos desproporcionados sobre las personas que ya son pobres o se encuentran en situación de vulnerabilidad”.
Redação Bahia
Nota original en: PRESSENZA.COM




