
Cuando por primera vez supe de ella fue a través de nuestro amigo común, Balatz, húngaro también, pidiéndonos si podíamos alojarlos en Santiago ya que desde Budapest venían con la
intención de subir a la alta montaña y llegar al Parque de Estudio y Reflexión de Punta de Vacas, ubicado a 2.800 metros de altura sobre el lado argentino de Los Andes, para conocer a Silo.
Vimos llegar a una mujer simpática, amistosa, cariñosa y también muy organizada en cuanto a su viaje, mapas, saco de dormir, botas, pañuelo para la cabeza, hasta binoculares… todo lo que creía que podría necesitar. Tenía unos ojos oscuros y profundos en los que destellaba la urgente necesidad de confirmar su intuición respecto a poder contar con un Guía espiritual.
Tal vez se trataba de reminiscencias o de una suerte de nostalgia por lo numinoso, que la llevaba a cruzar medio planeta con tal de conocer a quien, efectivamente, sería su Maestro.
Desde entonces, dedicó su vida a estudiar y practicar el Mensaje de Silo, comprometiéndose en la construcción, habilitación y mantenimiento de un nuevo Parque de Estudio y Reflexión
ubicado en las afueras de su ciudad, el Parque Mikebuda, hasta que lograron completarlo y en cuya inauguración participó muy activamente.
Volvió cada vez que pudo a Punta de Vacas, ya más familiarizada con el lugar que le resultaba fuente de inspiración y hasta donde amaba peregrinar.
Un cáncer terminal diagnosticado tardíamente pone ahora fin a la vida en su cuerpo, pero al mismo tiempo libera al espíritu de toda dependencia, permitiéndole orientarse hacia esa Ciudad Escondida que fuera por ella tan ansiada, intuida y rememorada. Seguramente sus muros le serán penetrables y podrá avizorar la más hermosa Luz.
Por lo que comentan quienes le han estado más cercanos, Monika tuvo en sus momentos finales la certeza de haber vivido una vida coherente, ajustada a la Regla de Oro que dice “Si tratas a los demás como quieres que te traten, te liberas”.
Para nosotros su recuerdo queda como un modelo de conducta, se constituye en una referencia que agradecemos haber tenido la fortuna de conocer.
Pía Figueroa
Nota Original en: PRESSENZA.COM