
Es fácil apoyar cuando tienes viento a favor y todo se te da fácil, la vida avanza con horizontes abiertos y la amistad permite convergencias que ponen en marcha proyectos.
Así fueron los inicios de Pressenza para muchos colaboradores que, comprendiendo la importancia de un proyecto internacional de comunicaciones donde el humanismo pudiera disputar relatos a las versiones violentas oficiales, ofrecieron su trabajo voluntario para colaborar en su despliegue.
Pero luego hubo que sostener ese intento, día a día, legalizarlo y darle una personalidad jurídica que le permitiera operar a nivel internacional, proeza por lo demás nada fácil. Fueron pocos, muchos menos los que se animaron a dar la cara por el conjunto, poner su nombre, participar activamente de la directiva legal.
Además nos desplegamos en cada vez más idiomas y fue necesario diversificar funciones, atendiendo al avance en cada lengua de esta Agencia Internacional de Noticias que dio seguimiento a la Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia.
Roberto se ocupó de ir archivando en cada una de las lenguas todo lo que los distintos periódicos fueron publicando, cada emisión radial, todas las transmisiones televisivas y por cierto los post de las primeras redes sociales que comenzaban a funcionar al inicio de la segunda década de este siglo. Y siguió con su función de archivarlo todo después de concluida la Marcha, rescatando las publicaciones de nuestros Partners aún cuando se dieran desde los lugares más remotos.
En algún momento quisimos liberarlo de su tarea y cotizamos un servicio especializado, pero resultaba tan demasiado caro que seguimos más bien apoyándonos en su trabajo voluntario, comprendiendo recién entonces cuánto nos regalaba.
Roberto Rojas fue un invaluable colaborador, siempre presente, dispuesto a asumir nuevas funciones. Trabajó en el Equipo Económico durante años. Fue además un importante nexo con diversos medios desde Buenos Aires.
La vida y la salud se le pusieron cuesta arriba, sin embargo no dejó de aportar nunca. Quizá su participación se hizo más silenciosa, su presencia menos tangible, pero ahí estuvo hasta el final.
Ahora que nos ha dejado, quisiéramos acercarle el agradecimiento que quizá nunca formulamos. Porque en estos tremendos proyectos todos damos por sentado que lo voluntario lo hacemos por vocación, por necesidad, con un propósito social muy definido. Pero en pocas ocasiones nos preguntamos por las dificultades que ese voluntario tiene que sobrepasar para seguir adelante, por lo que le implica estar en las buenas y en las malas, y no nos acercamos para agradecer.
Ahora que Roberto transita hacia la Luz, quisiéramos acompañarlo haciéndole explicito nuestro más profundo agradecimiento, por estar siempre.
Pía Figueroa
Nota Original en: PRESSENZA.COM