El debate sobre la sequía, el precio de los alimentos, liquidación de divisas, y las cuestiones fiscales en el sector agropecuario son todos rayos de la misma rueda, que es el modelo de producción agropecuaria. Nos debemos una discusión política seria al respecto.
Con eje en cómo se vincula un gobierno popular con el principal proveedor de dólares (agro) y a la vez abastecedor de alimentos de la mesa popular.
Este tema requiere algunas mínimas contextualizaciones. La primera es sobre la necesidad de urbanizar el debate rural. No se puede circunscribir esta discusión al minúsculo, pero poderoso, gueto integrado por los representantes de los terratenientes, CEO de transnacionales, e importadores de insumos. Muy pocos “invitados” para tamaña controversia y todos de fuertes sentimientos antinacionales. Otra cuestión a tener muy en cuenta, es que Argentina tiene la característica de ser el único país en el mundo que exporta todo lo que come,(no un solo producto) y es a la vez su principal fuente de divisas. ¿Se entiende, lo complejo de la cosa?
A partir de los 90 se dio un proceso de concentración de tierras y rentas impresionante. Los adoradores y herederos conscientes e inconscientes (inimputables) del libre mercado noventista, como Macri, Bullrich, Milei, Larreta, incluidos varios peronistas que creen que tener una política agraria es hacerse lo más liberal posible sin que los descubran, dejaron a la Argentina inerme frente a las grandes corporaciones monopólicas. Despojaron al Estado de todos los instrumentos para mediar entre los precios internos y externos. Privatizaron y/o disolvieron: Junta Nacional de Granos, carnes y yerba mate, los puertos, la hidrovía, la flota mercante.
Nada quedó en manos del Estado para negociar, desde una posición de fuerza, con los dueños de todo. Es decir, con terratenientes, exportadoras y navieras, que están integradas verticalmente y son un bloque monolítico ideológico y de intereses. Vicentin fue una oportunidad perdida. Hoy el gobierno recuperó el cobro de la tarifa de peaje del Paraná, pero no la quiere “jugar” en la negociación por la recomposición de reservas, prefiere los dólares especiales, “dólar soja”, “dólar Malbec”, etc.
Este proceso de concentración de tierras y rentas llevó a la desaparición de 200.000 chacras mixtas que eran las que abastecían el consumo de cercanía y generaban el arraigo en todo el interior profundo. Hoy la agricultura en Argentina cambió radicalmente, ya el productor genuino no es el sujeto dominante en la actividad, ha sido reemplazado por una agricultura altamente concentrada de tres pisos: dueño de la tierra, contratista rural y pool de siembra. Este modelo, donde el dueño de la tierra no la trabaja, prohijó la integración vertical de las empresas agroalimentarias. Es la agricultura sin agricultores, con alimentos que viajan en camión por miles de km.
La derecha agraria, usa el mito del chacarero abnegado y trabajador (que aún quedan, pero cada vez menos) para camuflarse con ellos, con el objetivo de castigar políticamente al gobierno popular y obtener ventajas impositivas, en DEX, de tipo de cambio etc. Esto en lo electoral lo representan y cobran en proporciones disímiles: Juntos por el Cambio y el peronismo federal. El triunfo cultural de esta visión del agro es contundente. Instalaron que el único camino agrario virtuoso, sin costos ocultos es el de la concentración agro exportadora, una verdadera falacia; su superioridad mediática es apabullante. Hay que resistir, al peronismo le sobra historia para tal fin.
Por qué, decimos y afirmamos, que hay que segmentar y direccionar la ayuda por sequía a los pequeños y medianos productores genuinos y no a los rentistas ni a los pools de siembra. Muy sencillo. Estos monstruos agrícolas (con diversas y múltiples formas jurídicas, todas para eludir el fisco) son el ingreso del capital financiero a la agricultura, con el objetivo de maximizar ganancias a costa del alimento de los argentinos. Hoy entre 2700 y 3000 de estos grupos de siembra; explican más del 50% de la soja, el maíz y el trigo que se produce y exporta nuestro país.
Tomemos el caso de ADBLICK granos (son todos más o menos parecidos). Este es un Fondo Común de Inversión Cerrado, que canaliza inversiones financieras hacia la economía real. Tiene 60 millones de dólares de Capital, opera en 45.000 hectáreas, con más 100 campos arrendados a terratenientes y tenedores de tierra por reserva de valor ( rentismo rural ). Después el problema son las 140 hectáreas del Estado en Mar del Plata, o las 40 hectáreas que reclaman los mapuches en Bariloche. ¿se dan cuenta, lo ingenuos que somos?
Este pool de siembra según ellos mismo lo comunican ha tenido ganancias en dólares y en pesos más que significativas en los últimos tres años: campaña 19/20, en u$s: 13,55% en pesos: AR 87,1%; campaña 20/21, en u$s: 22,05%, en pesos: 63,2%; campaña 21/22, en u$s: 17,99%, en pesos: 60,2%. Y este año (plena sequía histórica) planean alquilar 5.000 hectáreas más, para llegar a las 50.000. Como, tantas veces, dijimos las catástrofes climáticas en la agricultura hacen que el grande salga más grande, y el chico deje la actividad. ¿Ustedes piensan, en serio, que este Fondo de Inversión y sus aportantes necesitan que se los ayude? No hay fábrica de tierras, esas 5.000 nuevas hectáreas se la van a sacar a productores más chicos. Se dan cuenta porque decimos que hay que segmentar todas las políticas públicas y ayudar solo al productor genuino.
¿Con qué argumento político-económico le vamos a dar beneficios impositivos a empresas de este tamaño ?; ¿o a los rentista y especuladores que ponen su dinero para que el alimento sea (solo) un negocio y no un bien público administrado y regulado, al alcance de todos/as? Soberanía y seguridad alimentaria, ¿hola qué tal?
Sabías que: cuanto más diferencia un gobierno a sus productores/as por el tamaño de sus explotaciones agropecuarias más progresista y popular es.
Fuente: Economía | Página12