Que una organización gremial agraria, que históricamente representó (ya no) los intereses de los pequeños agricultores de nuestro país, llame a una asamblea para analizar los efectos de la sequía, pareciera ser lo más lógico y natural del mundo.
¿Pero cuán fuerte y real es la sequía?, podría preguntarse algún citadino teniendo en cuenta las reiteradas marchas, paros y movilizaciones que le hicieron a este gobierno cuando el clima acompañaba a la producción y los precios también. La sequía es realmente muy fuerte, como nunca, impactante. Hay que remontarse a varias décadas atrás para encontrar algún evento climático similar. Y si a eso le sumamos una helada fuera de época (en febrero), el combo es letal… La seca -además- impidió la siembra, de aproximadamente un millón de hectáreas. Estimar el daño es difícil y está lleno de cálculos tan interesados, como antojadizos. Son cifras que provee el mercado, para sacar partido de la desgracia. Pero el impacto fiscal y en la actividad económica será-sin duda- muy importante. El estado debería tener (lo desarmó en los 90) su propio sistema de estadísticas agraria y de evaluación de los cultivares, al estilo USDA. Pero no lo tiene, usa los datos de las bolsas de comercio de Rosario y Buenos Aires. ¡¡¡Eso sí que es ir a comprar al almacén con el libro escrito por el almacenero!!!
A posteriori de un evento climático de esta envergadura, es casi una regla matemática: que el productor pequeño quiebra o se va del circuito y el grande sale más grande. Por lo tanto, un gobierno popular debería cuidar ese gran “detalle”, si en realidad quiere una agricultura con agricultores como pregonan los manuales del progresismo agrario. Para lo cual hay un solo remedio: segmentar la ayuda y orientarla al productor genuino. Megas productores, terratenientes y rentistas fuera de la fila de pago.
Ahora bien, que una organización de pequeños agricultores llame a una asamblea por la seca y no diga una palabra de la segmentación o de la cuestión ambiental, que es en última instancia el problema del cual deviene la sequía, es por demás sospechoso. Y si los puntos centrales de la convocatoria son: unificar el tipo de cambio, es decir una devaluación, para hablar más claro, y de “postre” eliminar las retenciones, la sospecha pasa a ser certeza. Como si el dólar a 500$ garantizara que va a llover.
Después están los puntos de la convocatoria que son de cobertura, como para vestirla para la ocasión, para que parezca como que es lo que no es. Nos referimos al seguro multirriesgo, plan ganadero, suspender el impuesto a la ganancia, ejecuciones fiscales, apremios bancarios, embargados, todos pedido urbi et orbi, sin diferenciar a los productores por tamaño, sin segmentar. Termina el llamado a la “guerra” con un demagógico: “atender la problemática de las economías regionales”, pero hacen la movilización en plena pampa húmeda. La mayoría de los puntos impositivos que reclama el petitorio ya fueron concedidos por el gobierno. Así como a lo atinente a temas financieros en el Banco Nación. Además, el gobierno creó un fondo rotatorio de 5.000 millones de pesos para atender a los productores.
Ahora bien, el otro dato llamativo de la asamblea es la adhesión “espontánea e inmediata” de toda la Mesa de Enlace, Productores autoconvocados, Grupo Independencia, y cuanto otro espécimen del cardumen neoliberal ande por ahí. Como mosca a la miel.
La convocatoria la hizo la FAA oficial, una organización, que hoy, no puede convocar a más de una docena de dirigentes rentados, la tropa la pone el ruralismo y autoconvocados, y el programa lo hizo la Rural. La única pizca de coherencia la puso la Filial de FAA, del Sur de Santa Fe, que sacó un comunicado reclamando por los puntos genuinos e históricos de la FAA: segmentación, ley de Arrendamiento, suspensión de desalojos, etc. Siempre algún criollo/a queda en pie capeando el temporal.
Después de tres años de ceder e interactuar con la Mesa de Enlace y la cadena agroindustrial, de recular con Vicentin, de concederle parcelas enteras del ex ministerio de Agricultura a los de la bolsa de Cereales, de los dólares soja, nuestro gobierno se encuentra de repente con esta movida y lo toma por sorpresa, no logra entender qué pasa y el por qué. Se pregunta: ¿si les di todo? Y buena parte de lo que reclaman hoy, ya se les otorgó, e igual nos hacen la movilización. La respuesta es sencilla, no quieren al kirchnerismo en el gobierno, aborrecen a todo lo que huela a pueblo, a distribución de la riqueza, a bienestar para todos/as. Son supremacistas blancos. Es el bolsonarismo nativo. ¿Lo entenderán en la Rosada, ?, lo entenderán los que quieren un peronismo, “que entienda al campo”?
Los ideólogos de la política agraria oficial, los que deambulan detrás de la escena, siempre están más preocupados en atender a estos a estos sectores desestabilizadores y en sostener las ganancias de las empresas, que en entender las necesidades del pueblo y del movimiento nacional y popular. No ven agricultura sin concentración.
A nuestro gobierno pareciera que no le importa la soberanía alimentaria ni la forma de producir, le da lo mismo. Solo le preocupa el volumen y los dólares, el resto es cartón pintado. Pero ni la cadena agroindustrial, ni la Mesa de Enlace, o la Bolsa de Cereales, se van a preocupar por la suerte del FdT, no nos van a poner votos ni fiscales, se los ponen a Cambiemos. Tampoco nos garantizan los precios del pan y la carne. El pueblo paga los alimentos más caros de América Latina (de los que ellos tienen el monopolio), y nosotros perdemos 4.000.000 millones de votos. ¿se entiende?
No es pareciéndose a la derecha como vamos a conquistar el favor de la burguesía agraria que se nos alejó después del 2008, ni cómo vamos a mejorar la mesa de los argentinos. Es haciendo más y mejor peronismo. Eso al menos es lo que votamos.
Deberían meditar lo que tantas veces les han dicho mis compañeros, que no es con la Mesa de Enlace, es con la Mesa Agroalimentaria, no es con la FAA oficial, es con las Bases disidentes de la FAA. No es lisonjeado y concediendo si no plantándose y negociando desde otro lugar e incorporar otros interlocutores al debate. La asamblea de Máximo Paz, donde participó el ministro Wado de Pedro, es el mejor ejemplo de que hay otro camino que se puede recorrer con responsabilidad. No es fácil, no está exento de dificultades, pero es por el sendero que tenemos que ir, para mejorar la calidad de vida de nuestro pueblo. En paz y unidad, pero para transformar a la Argentina, no para consolidar la dependencia