Nos enseñaron de chicos que educación, eran buenos modales. Ceder el asiento a un mayor, saludar, no maltratar, en fin, convivir con los demás para ser respetados.
¿Es posible que la educación sirva para que no haya desigualdades?. Al existir el respeto, sirve, no solo para que haya igualdad, sino también para que entre todos alcancemos el bienestar general. Entonces …¿qué ha pasado con la educación de los últimos 15 años?. Es claro que no estamos haciendo bien los deberes. La educación en nuestro país, como concepto, sería la obtención de un título para solventar una situación económica. Lejos está el verdadero concepto de lo que significa en realidad.
La educación debería ser el traspaso de una generación a otra, de todo aquello que tenga que ver con los ideales, los valores, la convivencia, el respeto a la vida de todas las especies y entre otras cosas el conocimiento del ser, que hace en definitiva que la solidaridad sea el instrumento para que nadie quede a mitad de camino, por falta de oportunidades, por discriminación o por pensar diferente.
Las guerras en el mundo han puesto de manifiesto las diferencias, las miserias humanas y por sobre todas las cosas, el afan desmesurado y ridículo que el hombre tiene con respecto al poder o el control sobre los demás. La humanidad no es dueña absolutamente de nada. Todo lo que existe pertenece a la naturaleza y de allí fue sacado para satisfacer nuestras necesidades. Pero parece que somos insaciables, económicamente hablando.
De lo que se desprende, que de educación no sabemos nada. ¿Dónde quedaron los ideales, los valores, el respeto, la formación del ser?. Las naciones se pelean por riquezas naturales, por tierras, por dogmas religiosos, por ideologías (a pesar que sabemos que se compran y se venden de acuerdo al precio del mejor postor). Lo que hacemos en realidad es pelearnos por imponer y esto sin dudas, es una falta de respeto y de educación.
Nos han inculcado que la vida es una lucha, es por eso que vivimos en conflicto permanente. Vivimos en un paraíso, que por intereses económicos y falta de educación lo transformamos en un infierno. Al igual que las guerras y las enfermedades inventadas en laboratorios, lucran con la muerte y la salud.
La humanidad se ha puesto de acuerdo en cosas que son fundamentales para que el capitalismo funcione como un reloj suizo. Pero aún no hemos podido lograr que no haya una sola persona con hambre o que sus necesidades básicas estén cubiertas por completo.
Todo esto me hace reflexionar y ver que la educación es también parte del capitalismo salvaje que supimos conseguir y que nos consume como un café en un bar, donde todo el que pasa lo ve como algo natural. Les aseguro que la vida no es una lucha. Nosotros, como las plantas y los animales, tenemos que hacer lo que por naturaleza nos corresponde como seres racionales e inteligentes que somos.
Consideremos por un momento, que somos computadoras, que por acción u omisión fuimos mal programados. Los resultados procesados serán desastrosos. En la actualidad, no somos considerados personas, sino clientes de un sistema impuesto para recaudar, donde a la creatividad y al ingenio se le pone un precio que solo gozarán de sus beneficios algunos pocos.
Si de verdad queremos que la humanidad sea brillante, empecemos a formarnos desde adentro, es allí donde está el verdadero ser, lo exterior se descompone, lo mata el tiempo. Las buenas acciones serán recordadas y no importa lo que pase, servirán siempre para que la educación tenga espíritu de cuerpo. Aunque para mí, sería mejor que tenga mas espíritu y menos cuerpo.
Guillermo Perea.