El 2023 empezó con una marcada regresión en las reservas y saltos bruscos en los tipos de cambio paralelos, ¿todo un vaticinio para lo que resta del año?
En un año electoral es posible que suba la temperatura cambiaria pero la disponibilidad de reservas, necesaria para calmar esas especulaciones de corto plazo y solventar el crecimiento en el mediano y largo, quedará en manos de la política y la gestión de Sergio Massa ya empezó a buscar canales alternativos para conseguir financiamiento externo. A favor, la política: negociaciones avanzadas con organismos internacionales, ampliación del swap con China y acuerdo con Brasil para inversiones. En contra, la coyuntura económica: la sequía. En dudas, los precios internacionales: la energía costará más barata y también los fletes, pero pueden caer los precios de las commodities de exportación.
La liquidación de divisas del agro mostró su peor enero desde que se tiene registro, fruto del “adelanto en las ventas de soja en diciembre, la marcada caída en la cosecha de trigo y el incentivo del sector a retener a la espera de una nueva edición del dólar soja”, indicaron desde Ecolatina. Si la medición se hace a dólares corrientes los 928 millones de dólares vendidos en enero son el valor más bajo desde 2006, en los últimos quince años el promedio de exportación fue practicamente el doble. La cosecha de trigo fue la peor en siete años y eso afectó a las divisas que ingresan con fuerza entre diciembre y enero: en diciembre pasado entraron 340 millones de dólares menos por exportaciones de trigo y restan conocerse los datos de enero.
Para Martín Burgos, director del Departamento de Economía Política del CCC, será importante lo que ocurra en los meses de marzo y abril con la cosecha gruesa de soja. En parte debido a la sequía en Argentina, los valores de comercialización de la soja en los mercados internacionales vienen subiendo en los últimos tres meses: el poroto cerró enero en 565 dólares la tonelada, acortando distancia con el cierre de marzo pasado de 595 dólares (mes récord por la invasión de Rusia a Ucrania). Los valores de exportación pueden compensar las pérdidas por volúmenes y en ese combo confían desde Economía. “Habrá que ver si es suficiente para llegar a las PASO con un buen nivel de reservas que permita calmar el dólar, si es así entonces podemos pensar en un año donde la inflación se modere y la economía crezca. En dirección a lo señalado en el Presupuesto”, afirma Burgos.
En enero, y pese a la aceleración de los tipos de cambio paralelos, el dólar oficial creció un 5,5 por ciento mensual. En línea con la inflación esperada por consultores. Lo ocurrido con el dólar financiero puede leerse como una corrida cambiaria, poco habitual a comienzos de año. El dólar CCL aumentó 22,6 por ciento en enero, torciendo la tendencia a la apreciación del último mes de 2022 y pese a la señal de respaldo a los bonos soberanos en dólares que generó Massa con la recompra de los 1.000 millones. El CCL empezó enero en 345 pesos, fue serenado a mitad de mes con las decisiones del gobierno y volvió a aumentar en los últimos días para cerrar en 367. En tanto, el blue subió 12,4 por ciento: una corrida o recomposición, dado que había quedado retrasado respecto del dólar turista que terminó el mes rozando los 390 pesos. El blue cerró en 380 y desde el gobierno leen ese movimiento como transitorio.
Las reservas internacionales terminaron el mes con un saldo vendedor en el mercado de cambios de 190 millones de dólares. La caída del stock en 3.000 millones se debió a la cancelación de deuda con el FMI. Nicolás Zeolla, economista jefe de FIDE, indicó que las reservas “vienen bajando por efecto de la sequía, del pago de deuda de privados y con el FMI (refinación del capital), por las importaciones que crecen porque la actividad se sostiene y por el turismo que pesa estacionalmente”. En ese contexto advirtió que “los márgenes de reservas continúan siendo acotados y son el principal factor por el cual no se puede crecer más y resultan condicion necesaria (no suficiente) para un exitoso programa de paulatina desinflación”. Por último, menciona una diferencia importante respecto de 2022 en el cronograma de pagos y desembolsos con el FMI: “este año la cuenta arrojará un saldo deficitario para Argentina por casi 1.900 millones de dólares, y eso supone un gran desafío a cumplir, especialmente después de junio de 2023 donde la meta se vuelve más exigente”.
Haciendo un breve repaso hacia atrás, Ecolatina pronostica un panorama cambiario y para las reservas más desafiante en febrero. De hecho en los primeros tres días del mes, el Central lleva vendidos 147 millones de dólares, apuntan. ¿Cuáles son las buenas noticias en el frente externo? La paulativa rebaja del precio de la energía mundial que permitirá, junto con el abastecimiento que se alcance este invierno a través de Vaca Muerta, ahorrar divisas por la compra de energía. El balance energético fue deficiario por 4.600 millones de dólares en 2022. También el saldo neto por servicios de fletes fue deficitario por 4.150 millones, según datos del Banco Central. Estas cifras podrían traer cierto alivio en 2023.
Por el contrario, las importaciones de bienes promediaron los 5.700 millones de dólares por mes durante 2022 según surge del Balance Cambiario publicado el pasado viernes por el Banco Central. Por turismo salieron del país un total de 6.800 millones de dólares el año pasado, en tanto la deuda pública y de privados se llevó cerca de 5.900 millones netos. Conservamos un balance cambiario positivo en 2022 similar al del año anterior, por 2.300 millones en suma.
El 2023 empezó con contundencia en las principales variables macro, como el dólar y las reservas. La gestión de Massa parece querer adelantarse a los hechos y esa precaución será bien recibida. La clave serán las fuentes de financiamiento externo que pueda conseguir el ministro ya que la acumulación de reservas no mejorará necesariamente vis a vis el año anterior. Los primeros acuerdos fueron con China y Brasil, restará ver las puertas que se abren en Estados Unidos y otras naciones menos convencionales. El potencial argentino es alto pero la astucia está en saber venderlo pronto y bien.