PRESSENZA · Ecología y Medio Ambiente
Solamente una transformación “urgente e integral” de sectores y sistemas de la economía y la sociedad puede evitar la catástrofe climática que se avecina, advirtió con un nuevo informe este jueves 27 el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).
Inger Andersen, directora ejecutiva del Pnuma, dijo al presentar el informe que “la oportunidad de efectuar cambios graduales ya pasó, y únicamente la transformación de pies a cabeza de nuestras economías y sociedades puede salvarnos de la aceleración de la catástrofe climática”.
La vecindad de la catástrofe se debe a que la comunidad internacional sigue muy lejos de alcanzar los objetivos del Acuerdo de París de 2015, para contener el calentamiento global al máximo convenido de 1,5 grados centígrados sobre los niveles de la era preindustrial (1850-1900).
Andersen afirmó que el estudio “The Closing Window (La ventana cerrada)”, sobre la brecha de emisiones de gases de efecto invernadero en 2022, “nos dice en términos científicos fríos lo que la naturaleza nos ha estado diciendo a lo largo del año a través de inundaciones devastadoras, tormentas e incendios sin precedentes”.
Agregó que “todos debemos dejar de llenar nuestra atmósfera con gases de efecto invernadero y actuar lo más pronto posible”, tras el año perdido desde los incumplidos compromisos en la cumbre de Glasgow (Reino Unido) en 2021.
Los avances desde esa 26 Conferencia de las Partes (la inmensa mayoría de los países del mundo) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (Cmnucc), han sido “lamentablemente insuficientes”, asentó el Pnuma.
Las voluntarias Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC en inglés) propuestas para el año 2022 representan una reducción de apenas 0,5 gigatoneladas de dióxido de carbono (CO2), que equivalen a menos de uno por ciento de las emisiones globales proyectadas para 2030.
Esa falta de progreso conduce al mundo a un aumento del calor muy por encima del objetivo del Acuerdo de París, que plantea para este siglo un aumento global de temperaturas inferior a dos grados centígrados y menos de 1,5 grados para 2050.
El informe señala que con los compromisos actuales el calentamiento global variará entre 2,4 y 2,8 grados centígrados, y en el mejor de los casos, la aplicación íntegra de las NDC y los compromisos adicionales de emisiones netas cero apuntan a un incremento de tan solo 1,8 grados centígrados.
Aunque hay esperanza, ese supuesto no es creíble hoy en día, debido a la diferencia entre las emisiones actuales, los objetivos a corto plazo de las NDC y los objetivos de emisiones netas cero a largo plazo, según el Pnuma.
Se calcula que las NDC reducirán las emisiones mundiales en 2030 entre cinco y 10 %, pero para que el calentamiento global se mantenga en 1,5 grados Celsius las emisiones deben reducirse en 45 % en los próximos ocho años, y para conseguir un alza máxima de dos grados la disminución debe ser de al menos 30 %.
«Incluso si no cumplimos con nuestros objetivos para 2030, debemos esforzarnos por acercarnos lo más posible a limitar el calentamiento global y sentar las bases de un futuro de emisiones netas cero”, expuso Andersen.
Ese futuro debería “permitir los rebasamientos de temperatura y ofrecer muchos otros beneficios sociales y ambientales, como aire limpio, empleos verdes y acceso universal a la energía”, afirmó Andersen.
La enorme reducción de emisiones implica implementar una transformación a gran escala, rápida y sistémica, en sectores clave de la economía y la sociedad.
El informe propone reformar en busca de emisiones cero el suministro de electricidad –el de mayores progresos, ya que se reducen los costos de la energía renovable-, la industria, el transporte y la construcción.
En todos esos sectores es clave mejorar y aplicar las tecnologías que conduzcan a cero emisiones.
Los sistemas alimentarios, que representan un tercio de las emisiones, pueden lograr reducciones rápidas y duraderas, según el Pnuma.
Esas reducciones incluyen la protección de los ecosistemas naturales, los cambios alimentarios relacionados con la demanda, las mejoras en la producción de alimentos en las explotaciones agrícolas y la descarbonización de las cadenas de suministro.
Los gobiernos pueden facilitar la transformación modificando los sistemas de subvenciones e impuestos. El sector privado puede reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos, utilizar energía renovable y desarrollar nuevos alimentos que reduzcan las emisiones de carbono.
Los ciudadanos pueden cambiar su estilo de vida consumiendo alimentos que favorezcan la sostenibilidad ambiental y la reducción de las emisiones de carbono.
Y el sistema financiero debe permitir la transformación hacia una economía de bajas emisiones, lo cual requiere inversiones de al menos entre cuatro y seis billones (millones de millones) de dólares al año.
El informe recordó que, pese a su declaración de intenciones, la mayoría de los agentes financieros han implementado medidas limitadas en la mitigación del clima, debido a sus intereses a corto plazo, objetivos contradictorios y al reconocimiento insuficiente de los riesgos climáticos.
La 27 Conferencia de las Partes (COP27) sobre el Cambio Climático se celebrará en Sharm el Sheij (Egipto) del 6 al 18 de noviembre de este año.
Inter Press Service
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