Concebimos al alimento como un derecho universal, una conquista social e histórica de la comunidad y una responsabilidad indelegable del Estado.
El alimento ha dejado de ser sólo un sector o una cuota-parte del mercado, es la construcción desde Estado para transformarlo en el resultado de una convergencia que define la esencia de una plataforma de gobierno.
La idea de una alimentación adecuada como resultado de políticas públicas que colocan al ser humano, individual y colectivamente en el centro de su preocupación, coincide fuertemente con la esencia misma de una fuerza política que se posiciona frente a la posibilidad de modificar los factores determinantes, como empleo digno, redistribución del ingreso, cuidado del medio ambiente, protección social y canales fluidos de participación popular entre otros.