Alberto Sadler, su médico personal, confirmó que murió a las 20,30, en su domicilio, «rodeado de su familia, tranquilo, en paz».
La última aparición pública del histórico dirigente radical fue el 1 de octubre de 2008, cuando en un acto encabezado por la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, se descubrió un busto suyo en la Casa Rosada.
El velatorio será en el Congreso desde las primeras horas de la mañana y se decretaron tres días de duelo. Profunda congoja en toda la dirigencia política del país.
Ejerció la Presidencia de la Nación desde el 10 de Diciembre de 1983 al 9 de Julio de 1989. Los hitos principales de su vida política fueron los siguientes:
– 12 de marzo de 1927. Nace en Chacomús.
– 1949 se casó con María Lorenza Barreneche, con quien tuvo 6 hijos.
– 1954, concejal en Chascomús.
– 1958, diputado provincial por la UCRP.
– 1963, diputado nacional hasta el golpe de 1966.
– 1965, presidente del Comité Provincia de Buenos Aires de la UCRP.
– 1972, crea el Movimiento Renovador Nacional. Pierde la interna con el balbinismo.
– 1976, funda la Asamblea Permanente de Derechos Humanos.
– 1982, se opone a la acción militar en las islas Malvinas.
– 1983, obtiene la candidatura presidente de la UCR al frente del Movimiento de Renovación y Cambio. – 30 de octubre de 1983, es elegido presidente de la Nación, con el 51,7 por ciento de los votos. – 10 de diciembre de 1983 asume la Presidencia. El 15, decreta el enjuiciamiento de las Junta Militares y crea el Consejo Nacional sobre Desaparición de Personas (CONADEP).
– 25 de noviembre de 1984 se realiza un plebiscito por el conflicto del Beagle: gana el sí con el 81 por ciento.
– En 1985 triunfa en elecciones parlamentarias. – El 14 de junio de 1985, lanza el Plan Austral.
– 9 de diciembre de 1985. La Cámara Federal dicta sentencia condenatoria contra 5 integrantes de las Juntas Militares.
– 1986, Alfonsín pide la aprobación de la Ley de Punto Final para las Fuerzas Armadas. En 1987, rebelión carapintada de Semana Santa. Concurre personalmente a Campo de Mayo para hablar con los jefes de la insubordinación. Regresa a la Casa de Gobierno y pronuncia las famosas: «Felices Pascuas: la casa está en orden».
– 29 de julio de 1986 se firmó el Acta para la Integración Argentino-Brasileña
– En 1987 la UCR es derrotada en provincia de Buenos Aires, que elige gobernador a un justicialista.
– Abril de 1988, Argentina entra en moratoria del pago de la deuda externa.
– 18 de enero y 1 de diciembre de 1988 nuevas rebeliones carapintadas.
– El 14 de mayo, el candidato de la UCR es derrotado por el justicialista Carlos Menem. – El 9 de julio de 1989, cercado por problemas económicos, Alfonsín renuncia la Presidencia.
– 1994 firma con Carlos Menen el Pacto de Olivos para reformar la Constitución.
– En 1995 el radicalismo pierde las elecciones y Alfonsín renuncia a la Presidencia de la UCR.
– 17 de junio de 1998 Alfonsín sufrió un grave accidente automovilístico – Octubre de 2001 elegido senador por la minoría de provincia de Buenos Aires. Renuncia en el 2003.
– En el año 2008, Alfonsín fue sometido a una operación en los Estados Unidos.
– El 1 de octubre de 2008 se inaugura su busto de el Salón de ingreso de la Casa Rosada.
– 31 de marzo de 2009, muere en su domicilio, tras una larga agonía.
Alfonsín, un símbolo histórico del retorno a la democracia
Alfonsín nació el 12 de marzo de 1927. Su vida política comenzó cuando tenía 27 años y fue elegido concejal de Chascomús. También fue diputado provincial y nacional y ocupó distintos cargos en la UCR. Finalmente, en 1983 llegó a la Presidencia de una Argentina que dejaba atrás el período más oscuro de su historia.
Si algo caracterizó a Raúl Alfonsín a lo largo de toda su vida política fue la firme convicción de que el radicalismo, al que ingresó a los 20 años cuando estudiaba abogacía, debía apostar siempre al poder más allá de los conflictos internos partidarios y las discusiones de comité.
De hecho, esta visión de que la UCR era un elemento esencial para el sostenimiento de la democracia, lo llevó a exclamar en diciembre de 2001, en plena debacle del gobierno de la Alianza, «que no se rompa el partido», según relatan dirigentes radicales.
Con esta premisa, ocupó su primer cargo público a los 27 años, al ser elegido concejal en su pueblo natal, Chascomús.
Fue diputado provincial y diputado nacional, ocupó distintos cargos de la dirigencia partidaria y llegó a la Presidencia de la Nación de la mano de la recuperación democrática, en 1983.
Había sido parte activa de la Multipartidaria que luchó por el fin de la sangrienta última dictadura, tras largos años de ejercicio del terrorismo de Estado.
A la presidencia de la Nación llegó luego de una dura interna que le ganó al delarruismo en 1982, apoyándose en la línea radical «Renovación y Cambio» que se opuso frontalmente al balbinismo.
Alfonsín ya se había enfrentado a Ricardo Balbín en 1972 en una interna que perdió.
La campaña electoral que finalmente le dio el triunfo derrotando al justicialista Italo Luder, la basó en tres puntales que en ese momento consideraba estratégicos: la denuncia de un presunto pacto «militar-sindical»; la mención al Preámbulo de la Constitución Nacional que recitaba al finalizar cada discurso de campaña, y el ya legendario «con la democracia se come, se educa y se cura».
Alfonsín le ganó a Luder con el 51,75 por ciento de los votos contra el 40,16.
Sin duda, el juicio a la Junta de Comandantes, que recibieron cadena perpetua, marcó su compromiso con la defensa de los derechos humanos que ya había demostrado al convertirse en uno de los fundadores de la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos y ya como presidente el impulso que le dio a la creación de la Conadep.
El juicio comenzó en abril de 1985 y finalizó en diciembre de ese año, cuando antes del veredicto el fiscal Julio Strassera pronunció el célebre «Nunca Más».
Estos hechos no podrán ser borrados pese a las Leyes de Punto Final, dictado en diciembre de 1986, y Obediencia debida aprobada como consecuencia del levantamiento «carapintada» en Semana Santa de 1987, ambas derogadas durante la gestión de Néstor Kirchner..
Fueron justamente los levantamientos militares, sumados a fallidos planes económicos, a las recurrentes huelgas generales y, finalmente, una galopante hiperinflación, los que horadaron el poder de Alfonsín y lo forzaron a abandonar su cargo cinco meses antes del fin de su mandato.
El 2 de julio pasado, el ex presidente fue declarado «Ciudadano Ilustre» por la Legislatura bonaerense, que subrayó «su aporte permanente a favor de la democracia, su defensa irrenunciable a la lucha por los derechos humanos y su compromiso inclaudicable en pos de un país mejor».
Quizás nadie mejor que él pudo resumir cómo lo recordaría la historia: «Eso déjelo que lo conteste la historia, pero nunca habrá nada de qué acusarme. Estoy con la conciencia tranquila», le respondía Alfonsín a un periodista cinco años atrás.
Desde la recuperación de la democracia, los caminos que fue transitando el radicalismo estuvieron en buena medida guiados por sus pasos.
De hecho, en 1993 selló el llamado «pacto de Olivos» con el entonces mandatario Carlos Menem, lo que abrió las puertas a la Reforma Constitucional de 1994, que a la vez habilitó la reelección presidencial. «Lo hice para salvar la democracia», repitió una y otra vez el líder radical.
Luego, fue uno de los impulsores de la denominada Alianza (el entendimiento entre la UCR y el Frepaso), que en 1999 pondría fin a la gestión menemista y llevaría a la Casa Rosada a Fernando de la Rúa, a quien acompañó desde la presidencia del partido.
Tras el fracaso y la caída de este gobierno, Alfonsín, aun sin ser el presidente del radicalismo, procuró pilotear la crisis partidaria.
Esta vez, la salud a Alfonsín le jugó una mala pasada. Sin embargo, su fortaleza física ya había quedado demostrada hacía nueve años, cuando milagrosamente logró sobrevivir de un grave accidente automovilístico que lo mantuvo internado y con su vida en jaque durante casi cuarenta días.