El concejal radical Rafael Ielpi se convirtió ayer en el flamante presidente del Concejo Municipal por 22 votos contra 19, y en una jornada reñida, en la que no faltaron rencillas, votaciones cruzadas entre partidos y arrepentidos de último momento. Apenas asumió, el flamante titular del cuerpo llamó a no trasladar las rispideces de la campaña electoral "a un cuerpo de estas características, porque nos va ir peor ante la sociedad". También indicó que por el momento no se estudian nuevos ajustes en el presupuesto del cuerpo.
Las deliberaciones para elegir autoridades del cuerpo se prolongaron por más de doce horas, lo que habla a las claras de la profunda crisis que vive el Concejo Municipal. La votación, prevista para las 10 de la mañana de ayer, comenzó recién a las 23.25, y la sesión se prolongó hasta la madrugada, tras una jornada que dejó exhaustos a propios y extraños.
Ielpi, que ejercerá hasta diciembre de 2003, ganó de la mano de los ocho concejales del Partido Socialista, el bloque de los llamados radicales celestes (que él mismo integra junto con otros cuatro), la adhesión del bloque peronista que encabeza Evaristo Monti (tres voluntades), el apoyo del también peronista sin bloque José Bonacci, el del radical independiente Omar Paredes, Gloria Sotelo (también radical no encolumnada) y el respaldo final, a contrarreloj y sobre la hora, de Gustavo Gerosa, quien antes había dicho que votaría por el Justicialismo. A ellos se agregaron los abstencionistas Federico Steiger (radical de bloque unipersonal) y Silvana Svatetz (unipersonal de izquierda) que levantaron finalmente la mano por Ielpi.
Con estos votos, el flamante presidente venció a su rival Luisa Donni, hasta ayer presidenta el cuerpo, que cosechó 19 voluntades: ocho del cavallerismo, seis de su propio bloque; cuatro de Convergencia (usandizaguistas) y uno del concejal del Partido Socialista Auténtico, Alberto Cortés.
Pero las tertulias que desembocaron en esta candidatura tuvieron sus prolegómenos hacia el mediodía, cuando oficialistas y celestes se entrevistaron con el intendente Hermes Binner con el fin de apuntalar un candidato potable al oficialismo. Por ello, la figura de Pablo Cribioli generó turbulencias y chisporroteos durante toda la tarde, no precisamente del sector que conduce Evaristo Monti, sino de algunas divergencias planteadas dentro del oficialismo, que veían cómo Cribioli se desgastaba con el paso de las horas.
Hacia las 20.30, el propio candidato decidió declinar sus aspiraciones a la luz de las complicaciones que se producían. En el búnker del radicalismo celeste, Cribioli anunció su paso al costado para levantar la mano de su compañero de banca.
El gesto político no sólo aceleró los trámites, sino que cosechó de inmediato la adhesión de Federico Steiger a esta candidatura. Steiger desequilibró una balanza que no se movía de 19 contra 19 votos entre Cribioli y Donni. Steiger contrapesó con su voto esta tendencia y marcó un camino que luego sería imitado por Svatetz y Gerosa, no sin idas y venidas.
Quien cosechó más críticas fue el referente de Elisa Carrió en el Concejo: Gerosa visitó cuanto despacho había en el cuerpo, y fue tentado para los más diversos acuerdos políticos tanto por el oficialismo como por la oposición. Sus vaivenes tuvieron en vilo a los mentores de acuerdos que dependían de su voto. Hacia la noche, Gerosa no fue tan necesario: con las voluntades de Svatetz y Steiger, la figura del concejal por el ARI pasó a un segundo plano.
Sin embargo, quedó expuesto frente a sus propias declaraciones, ya que su primer planteo había sido el de votar al sector que sacó más sufragios en las últimas elecciones, o sea, al Justicialismo. Pero luego admitió que primó un acuerdo programático con el socialismo, con que el el partido de Elisa Carrió mantiene un estrecho acercamiento.
Algunas de las incongruencias, o por lo menos curiosidades políticas, se vieron a la hora de la votación. Ielpi llega apuntalado por cuatro peronistas que fueron decisorios. En la otra vereda, el radicalismo de Convergencia, junto al socialista auténtico Cortés, no dejaron en ningún momento de avalar a la justicialista Donni.
Por supuesto que ayer hubo espacio para todo tipo de suspicacia. Las demoras en las definiciones de Gerosa y luego de Svatetz levantaron una inmensa polvareda de chismes y versiones de pasillo, ofrecimientos de nuevas oficinas, cargos y algunas otras cosas non sanctas quedaron flotando en el aire.
Algo que pudo apreciarse durante toda la tarde fue el disgusto de algunos concejales y por supuesto de la prensa frente a las demoras. Incluso, un cronista parlamentario amenazó con organizar un cacerolazo frente a las definiciones.
Pero la votación llegó. Y Ielpi se tomó un momento para llamar a sus pares a evitar que la campaña política del año que viene contamine o afecte al cuerpo. "No importa la procedencia de la persona, sino la capacidad, y la buena disposición hacia una convivencia democrática. Si no es así, no me irá bien", advirtió.
El desafío, entonces, es hacia futuro: ¿podrán convivir o coexistir celestes y oficialistas junto al bloque Peronista?.