En el día en el que se conmemora el aniversario 50 de la firma de la Convención sobre los Humedales en Ramsar, Irán, al que Argentina adhirió hace 30 años, varios especialistas argumentaron sobre la necesidad de proteger esos espacios ante el cambio climático y el uso de los suelos para la ganadería y la agricultura.
La destrucción de hábitats naturales y la alteración de los ecosistemas facilitan la propagación de los virus por lo que se debe proteger a los humedales de Argentina, que representan más del 20% de los ecosistemas del país, aseguraron organizaciones socioambientales y reiteraron su pedido por una ley que protección al conmemorarse hoy el Día Mundial de los Humedales.
«La destrucción de hábitats naturales, la disminución de la biodiversidad y la alteración de los ecosistemas facilitan la propagación de virus. En este contexto, resulta necesario mantener a los ecosistemas naturales en un buen nivel de salubridad con políticas públicas», aseguró Rubén Quintana, presidente de Fundación Humedales e investigador principal del Conicet.
«Esperemos que esta dura experiencia que nos atraviesa con la actual pandemia nos haga reflexionar sobre la necesidad de repensar la relación de la sociedad con la naturaleza», expresó al explicar por qué la salud está «estrechamente ligada» a la salud ambiental.
En Argentina, los humedales ocupan una superficie estimada en 600.000 km2, más del 20% del territorio.
Entre ellos, se destacan las turberas de Tierra del Fuego y los mallines de la Patagonia, los Esteros del Iberá, las lagunas de altura y salares de la Puna y el Delta del río Paraná.
«En Argentina tenemos una tendencia a la degradación y desaparición en grandes áreas de humedales, que es algo que se ve a nivel mundial. Se están perdiendo estos ecosistemas. No hay datos específicos de pérdidas, pero sí sabemos que desde 1700 en todo el mundo se ha perdido el 87% de los humedales», dijo a Télam Daniel Blanco director de la Fundación Humedales.
Según explicaron los especialistas, los humedales se ven amenazados por el cambio climático y por el uso de los suelos para la agricultura, ganadería y urbanizaciones.
El año pasado en el Delta del Paraná según las estimaciones del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible se perdieron 328 mil hectáreas arrasadas por incendios como consecuencia de la acción humana.
«Lo del 2020 fue un panorama desastroso. La sequía histórica en el Río Paraná producida por el cambio climático y las modificaciones en el uso de la tierra por el avance de los monocultivos de soja y la ganadería produjeron que grandes extensiones de humedales que están secas como pajonales se prendieran fuego», explicó Blanco.
«Creemos que en lugar de respuestas de emergencia a la situación, es tiempo de tener políticas públicas que anticipen, prevengan y minimicen los riesgos e impactos asociados a las quemas. Los humedales están para ser aprovechados pero hay que pensar formas de producción innovadoras y más amigables con el medio ambiente», opinó Blanco.
Este martes se conmemora el aniversario 50 de la firma de la Convención sobre los Humedales en Ramsar, Irán, al que Argentina adhirió hace 30 años al igual que otros 171 países.
Allí se definió la Red de Sitios Ramsar, que nuclea a aquellos humedales considerados de importancia internacional por ser «esenciales para la vida en el planeta» y busca generar un compromiso por parte de los países para protegerlos y conservarlos para la gente y la naturaleza.
Los humedales en Argentina
En la Argentina, se han designado hasta el presente 23 Sitios Ramsar, que abarcan una superficie total de 5.687.651 hectáreas de ambientes diversos, tales como lagunas altoandinas, zonas costeras marinas, lagunas endorreicas, turberas y llanuras de inundación, entre otros.
A pesar de la suscripción de Argentina al acuerdo de Ramsar, desde las organizaciones socioambientales se alertó que, por fuera de los sitios definidos, los humedales no cuentan con una legislación que los proteja, por lo que reiteraron la necesidad de aprobar una Ley de Humedales.
«A la fecha no hay ley que ampare a los humedales. Esto permite que industrias, como la ganadera y la inmobiliaria, desarrollen sus negocios sobre humedales, lo que modifica directamente su composición y sus funciones como ecosistema. Por eso, necesitamos urgentemente la sanción de una ley que proteja los humedales», sostuvo Leonel Mingo, coordinador de clima y energía de Greenpeace.
Según la organización, la industria inmobiliaria ha generado daños severos al Delta del Paraná.
Datos de Fundación Humedales de 2018 registraban 543 urbanizaciones cerradas, construidas y proyectadas en el Delta del Paraná y en las planicies de inundación de los ríos y arroyos.
«Sólo el 2.5% del agua del planeta es dulce y menos del 1% puede utilizarse. Por esta razón, la protección de los humedales, que son nuestras reservas de agua dulce, debe ser una prioridad», concluyó Mingo.