Se inauguró anoche en una casona de Brown al 1700 . Un nuevo hostel asoma en la ciudad. Es el Río Brown (Brown 1735) que inauguró anoche con bombos y platillos y se posiciona como una nueva oferta de alojamiento con impronta joven, aunque «para toda la familia», según adujeron sus propietarios.
Los hostels apuestan a brindar calidez, servicio e información sobre las actividades de la ciudad a los turistas, entre los que se incluyen extranjeros.
Esas cuestiones básicas se complementan con una oferta de servicios que busca diferenciarse de la hotelería tradicional y capturar a los viajeros durante los días de semana, cuando las visitas a la ciudad menguan.
Precisamente, se crearon con la idea de compartir. Y, en la convivencia, se entreteje el intercambio cultural y gastronómico. Los turistas internacionales (uno de los targets de mayor interés) descubren los distintos usos de los condimentos, o las maneras de asar carnes. Y mientras unos aprenden español, otros se especializan en los recorridos de pubs y bares que llevan músicos, además de los boliches rosarinos.
Río Brown es el sexto emprendimiento de este tipo en la ciudad (Avanti, el quinto, se estrenó hace una quincena en Santiago al 700) y abrió por «el movimiento que está teniendo Rosario y lo linda que se está poniendo», dijo su propietaria, Ariana Montero.
La dueña, también productora de espectáculos, viene observando la presencia «de mucha gente que llega y no encuentra lugar para alojarse», señaló. No se trata sólo de jóvenes, sino «de familias», añadió. Aparte dijo que suelen arribar profesionales (del país y del extranjero) para hacer pasantías y, obviamente, turistas (la gran mayoría mochileros) provenientes de diversos países.
El hostel empezó con el pie derecho pues ya tiene reservas. Por ejemplo, la de una mujer (y su familia) de Buenos Aires que viene a dar un seminario de canto latinoamericano.
Pretende diferenciarse por sus prestaciones. «Aceptamos mascotas», sostuvo Montero a la hora de relatar que la casa donde funciona tiene un patio «muy piola» para ubicarlas. En rigor, el lugar cuenta con 30 camas en cucheta distribuidas en cinco habitaciones compartidas, además de una sexta doble matrimonial con baño privado y aire acondicionado.
«Nos cautivó el lugar donde está emplazado; equidistante de muchos sitios de interés», dijo. El río, a una cuadra; a diez está el Monumento; a media, la Casa del Tango; muy cerca, el Museo de Arte Contemporáneo (Macro); y hasta los shoppings.
La iniciativa, que Montero comparte con su marido José Landa, comenzó a plasmarse hace sólo tres meses y, desde ese momento, no se paró de trabajar para llegar con todo a punto.
No obstante, los dueños quieren ir sumando ideas. «Estoy en contacto con un amigo que hace turismo aventura en la isla y quiero agregarle actividades culturales, como música en la sala principal», dijo Montero. Además, en algunas semanas tendrá un solarium con deck en la terraza.
El servicio incluye el desayuno y está previsto cobrar 25 pesos la noche. Un importe acordado en general con los demás emprendimientos del estilo, cuyos dueños se están poniendo de acuerdo en ese sentido.
No obstante, cada lugar tendrá, como es lógico, su ambiente particular. «Nosotros haremos asados y fiestas abiertas porque este será un lugar para conocer gente», dijo la propietaria confiada en que su negocio es «el mejor por su ubicación y por la onda».
Fuente: diario La Capital – P.R.P.
