Un colegio público reconocido en todo el país por su excelencia educativa. Hoy se hará un acto, a las 19.30, en Pellegrini 250 Se creó hace 100 años como Escuela Industrial de la Nación con apenas 28 alumnos varones. Su primera alumna, Ana Brock, ingresó en 1942 y se fue sin graduarse cuatro años mas tarde; su figura fue resistida por la mayoría de sus 500 compañeros y docentes que se empecinaban en llamarla «señor Brock». En su plantel de profesores emblemáticos figura Miguel Angel «El Negro Pereyra», quien lanzaba borradores a los alumnos al exigirles el cálculo instantáneo de la energía cinética sobre el objeto disparado en el aire. Y entre sus muchos graduados ilustres, el intendente Miguel Lifschitz. Se trata del Instituto Politécnico Superior General San Martín (Ayacucho al 1600), popularmente conocido como el Poli y académicamente reconocido en el país por su excelencia educativa, pública y gratuita. Hoy, este establecimiento que cuenta con una población mixta de 1.900 alumnos (cifra sólo superada por el colegio industrial Otto Krause de Buenos Aires) comienza a celebrar el año de su centenario, que se cumplirá el 26 de Septiembre de 2006.
El lanzamiento será en el salón de actos que comparte con la Facultad de Ingeniería, en Pellegrini 250, primer piso. Y sus cien años serán una ocasión para celebrar la vigencia de un modelo, aunque también, una oportunidad para empezar a revertir la grave declinación que viene sufriendo, junto a todo el sistema educativo, en las últimas décadas.
Con las presencias del rector de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Ricardo Suárez, y el director del colegio, Oscar Peire, y con el impulso de la asociación de ex alumnos, hoy se verán videos de la historia de la escuela.
Además se rendirá homenaje a la primera promoción que cursó en el edificio actual -inaugurado en 1933-, a ex alumnos y ex docentes.
Con sus 5,8 millones de pesos de presupuesto anual -incluidos en los 119 millones con que se financia toda la UNR- el Politécnico sostiene, apenas, un plantel de 400 profesores, 90 no docentes, su propia administración, paga la boleta de luz y no mucho más.
El mantenimiento edilicio, y sobre todo el restablecimiento de los talleres de las distintas especialidades que le dieron al Poli fama y prestigio nacional, y que hoy sufren en estado de parcial abandono, necesitan de aportes económicos extraordinarios.
La industria rosarina y regional, que se despertó después una larga década donde perdió hasta el pulso, cae en la cuenta de que necesita técnicos. Y los técnicos ahora escasean. El Politécnico necesita, a su vez, de buenos convenios con la industria para reflotar sus talleres y actualizarlos.
Un grande
Es un grande entre los colegios universitarios argentinos (el Nacional de Buenos Aires y el Carlos Pellegrini, ambos de Capital Federal, son otros y gastan unos 7 millones de pesos por año, cada uno, para una población de alumnos similar al Poli).
«El Centenario debe servir para restablecer el diálogo que se perdió en los noventa entre los actores económicos privados y el emblemático colegio de los polipibes». Así piensan desde la dirección del colegio, y desde la asociación de ex alumnos.
El Politécnico sobresale por formar chicos en el pensamiento lógico, en las ciencias duras, aunque tal vez no casualmente tiene graduados en todas las actividades y profesiones, en el ámbito privado, el estatal, y también en la política. «Tenemos un sentimiento de amor, orgullo y agradecimiento por haber pertenecido y pertenecer a una escuela gratuita y de excelencia», definió Juan Pablo Buleisman, de la asociación de ex alumnos, mientras le enseña a cantar a un estudiante actual, de 15 años, el tradicional cantito distintivo de los polipibes: «Chumba/caraca chumba/industrial/industrial..», uno más de los bienes culturales perdidos durante los años noventa, se lamenta.
El colegio de Pellegrini y Ayacucho se inscribe, de este modo, como uno de los grandes relatos de la ciudad. Cumple un siglo y busca, con urgencia, restañar las heridas del último cuarto de siglo, atesorar su historia y refundarse, pensando en presente y en el futuro.
Rodolfo Montes
Concurso de logo
En el marco de su centenario el Poli organiza un concurso público de diseño de un logo. El jurado está integrado por ex alumnos y profesionales gráficos.
Fuente: diario La Capital