Rico: "Increíble, que la estatura de esa gran mujer se diera desde su fragilidad, por una simple cuestión: ser la voz de los sin voz, la intérprete de las necesidades de su pueblo convirtiéndolas en derecho…"
1952 –26 de Julio– 2012
Lo histórico de la fecha nos convoca.
El papel que nos toca jugar a cada quién nos obliga a dimensionarla desde la óptica en particular.
En cada rincón la recordaremos. El MOVIMIENTO EVITA en una convocatoria nacional en la ciudad de Córdoba. Los compañeros de Reconquista recuperando su busto tras 40 años de ostracismo, o en Rosario presidiendo la ceremonia central como autoridades de un nuevo Partido Justicialista.
Por Guillermo Rico, Diputado Provincial en Santa Fe
Increíble, que la estatura de esa gran mujer se diera desde su fragilidad, por una simple cuestión: ser la voz de los sin voz, la intérprete de las necesidades de su pueblo convirtiéndolas en derecho.
Su dimensión de gigante se la dio la estructura de poder que la enfrentó para desmontar, frenar y hasta aniquilar ese torrente imparable que era la voz del pueblo en su persona.
No fue fácil su camino, como no son llanos los caminos de los pueblos por conquistar sus derechos. El poder colonial enraizado en las estructuras socio políticas y culturales que conducía los destinos de nuestro país dio su batalla que se extendió a través de los tiempos, con ella en vida, o con ella como símbolo.
Todo se puso en marcha : desde la supresión de su cadáver en las trágicas jornadas de 1955, hasta tratar en la actualidad de acallar su llama y la esencia de su espíritu revolucionario, tratando de convertirla en ícono vacío.
Porque su presencia vital atraviesa la vida de la Nación, siempre actualizando su fuerza mientras los humildes, los trabajadores, los que menos tienen no sean satisfechos y luchen por sus derechos conculcados.
La EVITA que quiero recordar como militante es la bandera de victoria que ella misma impuso cuando dijo que los tiempos recogerán su nombre.
La que nos dio razón de existir como llama de la Revolución.
Ella es millones en las compañeras que dieron su vida y ejemplo; en las piqueteras que nos enseñaron los cortes y las ollas populares; las que hoy como jefas de hogar están en los Centros Populares y en las Cooperativas; las que luchan junto a sus compañeros en cada reivindicación que hoy –gracias al proceso que vivimos- saben que es un derecho a conquistar.
No es un símbolo vacío, es ella misma re encarnada en cada uno que siente una necesidad y pelea por su derecho.
Como legislador recuerdo a nuestra compañera, tratando de reflexionar a la luz de la actualidad.
Cómo Evita siempre cuestionó las estructuras partidocráticas cuando ellas no expresaban en derechos la solución de las necesidades.
Cómo Evita expresa que la calidad institucional no es consensuando leyes vacías sino que ésta calidad es tal cuando hay inclusión y participación real de los sectores populares, con sus organizaciones y expresiones, que continuamente pulsan y tensionan para acceder a esa participación .
Cuando debe expresarse en poder popular, no concedido, sino poder real y concreto para ir avanzando hacia el país de todos, sin excluídos ni sociales ni de participación política.
Cuando Evita dice «a la fuerza brutal de la antipatria, opondremos la resistencia del pueblo organizado».
Está dada la síntesis.
Desde nuestra posición política, más aún en nuestra responsabilidad de legisladores, siguiendo esta bandera, es que pelearemos en todos los frentes para dotar a los órganos de representación, mas temprano que tarde, de la voz de los que defiendan por sí sus derechos –sin intermediarios- Los trabajadores, los jóvenes, las organizaciones sociales, las minorías.
Al decir de Scalabrini Ortiz: «Todo lo que no se legisla explícita y taxativamente a favor del mas débil, queda implícitamente legislado a favor del mas fuerte. No es el poderoso el que necesita el amparo legal. El tiene su propia ley, que es su propia fuerza».
Debemos admitir hoy, a la luz de la historia, con sentido de profunda autocrítica, que las corporaciones políticas a la saga del poder concentrado, con las particularidades de época, ha tratado explícita o veladamente de no ceder representación a los sectores populares.
Hubo representación y consenso si las fuerzas vivas se expresaban, si hay agro diputados, si se consultó a la iglesia, si hay calma con el poder militar, si las bolsas no ofrecen inestabilidad en el mercado, si resistimos o no 3 tapas de diarios, si «el mundo» como se dio en llamar a la globalización descarnada- nos aceptaba.
Los trabajadores -ocupados o en negro-, los desocupados, los pueblos originarios, las minorías, las nuevas formas organizativas y de expresión que se han venido dando desde la implosión en 2001 de tanto consenso a espaldas de los intereses de la nación, pugnan por tener definitivamente su voz, su representación y la protección de sus intereses. Allí está Evita.
Compañera Evita, cuando se acallen los homenajes, seguiremos en la diaria defensa de tus principios y tu lucha.
Recogemos tu nombre.
Y lo llevaremos como bandera a la Victoria.