Como las fiestas de fin de año, Semana Santa viene cargada de tradiciones, encuentros y sobre todo, días libres. Aquí te contamos cuáles son las “otras procesiones” que hay que soportar desde hoy y hasta el domingo
Comienza la Semana Santa, una ocasión muy especial en la vida de los cristianos. Al igual que las fiestas de fin de año, este período viene cargado de tradiciones, encuentros y sobre todo, días libres. Aquí te contamos cuáles son las “otras procesiones” que hay que soportar desde hoy y hasta el domingo.
1- Feriado largo en Rosario: la ciudad está cada día más linda, por eso no paran de llegar visitantes que se adueñan de los espacios públicos, bares y boliches. Los forasteros se suman en número importante a los rosarinos que no tienen previsto viajar en los próximos días. Así, las playas, los parques y los shoppings se tornan intransitables. Grupos de amigos, matrimonios con hijos y familias enteras con abuelo y abuela incluidos, disfrutan codo a codo de las atracciones de la city. Encima, según el pronóstico meteorológico, abundarán el calor y la humedad. A baño maría, los “locales” intentaremos esquivar la muchedumbre con el aire acondicionado, el ventilador de techo y las películas del cable. Verdaderos días de reflexión y recogimiento.
2- El huevo indicado: hasta no hace mucho, los huevos de Pascua eran, salvo por el tamaño, todos iguales (¿dónde quedó "deme un número 4"?). A lo sumo había que optar entre los de chocolate blanco o negro, los rellenos con confites o bolitas de anís. Pero el “conejo pascual” se subió al ritmo del marketing y hoy hay tantas ofertas que cuando entrás a la panadería o al supermercado no sabés si es Semana Santa o Halloween. Huevos con relleno de almendras, de castañas de cajú, aromatizados con bambú, con licor o con esencias hindúes … huevos de Cars, de Barby, de Ben 10, huevitos Kinder con sorpresa de peluche o autos desarmables, huevos envueltos en papel metalizado o en papel ecológico, huevos de todas las formas y colores, y más también. Huevos, eran los de antes.
3- Roscas para todos: y si, la tradicional rosca de Pascua también viene sufriendo mutaciones sofisticadas. En el olvido quedó la receta de la nona que con un par de yemas, harina y manteca (y la infaltable decoración del huevo duro) te armaba “la” rosca para disfrutar durante todos los desayunos y meriendas de Semana Santa. Ahora, comprar una rosca es todo un suplicio: “¿Quiere la de pasta de almendras, la rellena con dulce de leche, la caramelizada, la que viene con baño de azúcar, la que trae chips de chocolate, la apta para celíacos, la de Maru Botana o la de Narda Lepes?”. Ufff… nadie dice que todo tiempo pasado fue mejor, pero que era más fácil, seguro.
4- El pecado de la carne: por convicción visceral o por pura tradición, jueves, viernes y sábado santo no se comen carnes rojas. Y ahí anda la gente buscando alternativas para no pecar. Las empanadas de vigilia son la opción ideal, pero cuando almorzaste y cenaste por cuarta vez la de atún o la de verdura, la cosa se pone un poco áspera. Menos mal que está el pescado, aunque para entrarle al filet de salmón hay que desembolsar más plata que si te hubieses ido los cuatro días a la costa. La gastronomía pascual es todo un tema. Los chicos lloran porque no les gusta el filet de merluza, el primo del campo se queja porque no aguanta más las ensaladas, y nunca falta el ateo militante que pide un costillar ante la atónita mirada del resto de la familia. Es que seguir los caminos de la religiosidad tiene su precio.
5- La feliz reunión dominical: la vigila pascual va terminando. Por suerte Dios renace el domingo y en esa jornada de Resurrección todo el mundo se junta para celebrar. “Que mejor si vamos a lo de tu mamá, que si va tu hermana ni piso, que si me pierdo el partido con los muchachos mejor andá vos sola, que llevate los chicos que hace cuatro días que están encerrados, que llevátelos vos que hace desde el jueves que estás tirado frente al televisor …”. La lista de opciones es tan larga como familias existen. Pero atención que todavía estás a tiempo. Ponele una sonrisa, pensá en positivo y viví estas Pascuas con alegría y con fe. Después de todo, la procesión va por dentro.
Por Pilar Ezcurra, La Capital