Orús: "Buscábamos momentos de tolerancia y libertad de creencias, de rechazo de la violencia, de búsqueda del conocimiento más allá de las verdades establecidas"…
Compartimos con Uds una entrevista seleccionada desde el sitio
http://www.revista.farosdelahumanidad.org
Seguimos presentando la serie documental de Faros de la Humanidad, esta vez con “La aparición del conocimiento en la corte de Rodolfo II”. Y para conocer mejor cómo fue su trabajo de gestación, esta vez hablamos con Álvaro Orús, que es una de las personas que estuvieron a cargo del guion y la realización del vídeo.
Este es el segundo vídeo de la serie documental de Faros de la Humanidad. En esta ocasión nos lleváis a la Praga del siglo XVI. ¿Qué hace que este momento y lugar concreto merezca resaltarse por su aportación humanista?
Bueno, yo creo que lo más característico, en contraste con el ambiente imperante en el siglo XVI en Europa, es la libertad de pensamiento. Rodolfo II es un monarca interesado por las ciencias y las artes y se convierte en un mecenas de toda clase de artistas e intelectuales del tipo de Kepler o Giordano Bruno, que en otros lugares sufrían persecución. De manera que bajo el paraguas protector de Rodolfo, pueden florecer cantidad de tendencias que se habían ido gestando a lo largo del renacimiento.
Este ambiente de libertad de pensamiento y creatividad, muy lejos de la intolerancia religiosa que ya dominaba en gran parte de Europa, daba pié a la síntesis de conocimientos de diferente procedencia y a la profundización en los campos más heterodoxos como es el caso de la alquimia.
La actitud de tolerancia religiosa, la no adhesión al belicismo, cobra mayor significado cuando, poco después de la muerte de Rodolfo, las confrontaciones entre las diversas sectas del cristianismo llevan a Europa central a la devastación.
La figura de Rodolfo II, aunque muy interesante una vez develada, no es muy conocida, por los aficionados a la historia, y menos aún por el gran público. ¿Cómo llegáis a él?
Tengo que decirte, que al menos por mi parte, no tenía idea de la existencia
de este señor antes de comenzar la investigación. Llegamos a él inquiriendo por los momentos humanistas en Europa. Buscábamos momentos de tolerancia y libertad de creencias, de rechazo de la violencia, de búsqueda del conocimiento más allá de las verdades establecidas. Es la misma búsqueda que luego nos llevará a hacer el siguiente documental sobre Federico II en Sicilia.
Por otra parte, es una pieza más de la obra que comparten los cuatro de la serie Faros de la Humanidad, que consiste trazar el recorrido del conocimiento, entendido como la más alta expresión del saber, que combina ciencia, arte y religiosidad. Un conocimiento que hunde sus raíces en las culturas antiguas como la egipcia y mesopotámica y cuyo recorrido conecta los lugares que hemos contemplado en nuestros estudios: Grecia y Alejandría, Bizancio, la cultura en el Islam, Sicilia, Toledo y Praga al final del Renacimiento.
Reflejáis una búsqueda del conocimiento alrededor de Rodolfo II, muy abierta a todo tipo de saber, ya sea ciencia, alquimia, arte, o arquitectura. ¿Qué os parece esa forma de afrontar el aprendizaje?
Creo que hay que hacerse a la idea de que el conocimiento no se veía entonces de la misma manera que ahora, después de varios siglos de racionalismo. El artista, el cient&ia
cute;fico, el mago podían confluir en la misma persona o círculo. Había un fondo de filosofía platónica en la concepción del saber. La verdad estaba oculta tras la ilusión de los fenómenos. La contemplación de la verdad es una experiencia de comprensión. Por ejemplo los estudios de astronomía de Kepler se orientaban a comprender la obra de Dios, ver la mano de dios en el curso de los astros. Aun en tiempos posteriores, el mismo Newton alternaba sus conocidos estudios con experimentaciones de tipo alquímico. Definitivamente, el contexto y el significado del conocimiento entonces era muy diferentes de los de ahora y la cultura dominante ha desplazado todos estos aspectos relegándolos a la marginalidad y el olvido.
En esa época trataron de lograr una síntesis del conocimiento que abarcara de forma coherente todos estos aspectos. Un conocimiento organizado en base a nuevas comprensiones de las verdades radicales. En la parte más entusiasta, el comienzo de una nueva era apoyada en un nuevo ser humano reformado por la educación y la espiritualidad.
Pero este movimiento no logra prosperar. La guerra acaba con todo. Finalmente domina una tendencia racionalista y empirista que es el punto de apoyo de la Edad Moderna. Y si nos fijamos bien, en adelante conviven por ejemplo la ciencia y la religión pero como dos cosas incongruentes, como facetas separadas de la vida, dando lugar a un montón de contradicciones que seguimos arrastrado hoy.
Siguiendo el método habitual en vuestros documentales, entrevistáis a figuras de primer orden académico. Cómo fue el trabajo para acceder a estas personas.
Lo más llamativo fue la visita al profesor R. J. W. Evans que nos recibió en su oficina de la Universidad de Oxford. Un vetusto estudio que rezumaba historia por todos lados. Esta eminencia era un viejo profesor, que fue muy amigable con nosotros. Nos contó que su trabajo sobre Rodolfo II era una especie de tesis doctoral que presento en los inicios de su carrera. En parte tenía en común con la doctora Yates, también de Oxford, el investigar todos estos aspectos de la historia con una mente más abierta.
Respecto a Chequia, tal vez nuestros amigos y colaboradores checos nos puedan contar más al respecto, pero allí, en Praga, también pudimos dar con especialistas, especialmente Eliska Fucikova, que estaban abordando el tema de Rodolfo II con una nueva mirada ya que, curiosamente, para los mismos checos de la calle, Rodolfo era un desconocido o tenían una imagen muy degradada de él.
En fin, como sabes, para nosotros es importante entrevistar en lo posible a gente “de todas las partes implicadas”, contar con diversidad de puntos de vista y especialmente, contar con la opinión de los especialistas del lugar.
Cómo fue la respuesta del mundo académico a la serie de Faros.
Hasta donde tenemos noticia, varios profesores han incorporado el documental de Rodolfo II en el currículo de las asignaturas que imparten.
¿Qué más resaltarías de lo aprendido con este trabajo?
Como te diría… yo creo que la época de Rodolfo tiene cosas en común con lo que nos toca vivir ahora. Es el final de una época, el mundo anterior se está cayendo y tenemos un futuro incierto. Al espíritu humano no le satisface lo anterior y busca nuevos significados. Algo en lo que apoyar un mundo nuevo y salvar el abismo.
Este mundo de lo excéntrico, del ocultismo, la mitología… todas estas cosas nos siguen produciendo atracción. Sin duda, en esta atracción hay algo de “vicio” por lo mágico, cosa que no me parece muy interesante. Pero por otra parte, creo que hay necesidades que el saber convencional y las antiguas religiones no acaban de satisfacer. Otros espacios, otros tipos de conocimiento, más allá de las fronteras habituales, que de alguna manera nos llaman una y otra vez hasta que logremos desentrañarlos e integrarlos al conocimiento común.
Hay partes de la historia, de esta época u de otras mucho más antiguas que han sido borradas por la cultura y religión dominantes, porque no casan con ellas. Entonces, en la medida que se realizan esos rescates culturales se acaba cuestionando todo, se revisan los presupuestos de fondo de todo nuestro sistema de creencias. Así que llevar adelante ciertas investigaciones es hacer un tipo de revolución. Pero es algo necesario, porque no podemos dejar cosas en el cajón, sin ir a todos estos aspectos no se puede entender cabalmente nuestra historia. Como dice el documental, hay que echar luz sobre la cara oculta de la luna.
Ver el vídeo:
“La aparición del conocimiento en la corte de Rodolfo II”