Igual, existe una tendencia de suave incremento. En los hospitales se registran menos que en los sanatorios.
Según los expertos, se cree, por error, que la cesárea es cómoda y menos dolorosa. |
Las cesáreas se han convertido en prácticas cada vez más habituales en los partos a nivel mundial por factores terapéuticos, económicos, culturales y hasta estéticos. En los últimos años, el porcentaje de esas intervenciones creció tanto en instituciones privadas como públicas, con una incidencia menor en estas últimas. Rosario no es ajena a esta circunstancia internacional, aunque ocupa un estadío más bajo en comparación con la tendencia argentina y latinoamericana.
Si bien en la ciudad existe una escuela tradicionalmente anticesarista, los tiempos han cambiado y estas prácticas se incrementaron: la maternidad municipal Martin tuvo en 2004 un 20,2% de cesáreas mientras que en el Hospital Roque Sáenz Peña ese nivel ascendió a 25%; contra un 30% registrado en el Sanatorio de la Mujer. A nivel nacional hubo (en los dos ámbitos) un 34,73% de operaciones, mientras que en América Latina ese porcentaje llega casi al 36%.
Si bien los motivos del incremento de esta prácticas son en muchas ocasiones personales, en general obedecen a cuestiones de tiempo, facilidad, temor, estéticas y, a veces, económicas, tanto para los médicos como para las pacientes.
La situación que se verifica en Latinoamérica ha sido registrada por el Centro Rosarino de Estudios Perinatales (Crep) que prepara un estudio para la Organización Mundial de la Salud (OMS). Así, sobre 130 mil partos analizados, se observa que la menor cantidad de cesáreas pertenece al ámbito estatal (30%), seguida por la seguridad social (45%) y los sitios privados (55%).
En rigor, tanto en Rosario como en el mundo, el método de parto por cesárea se divide en dos, en función de la necesidad de ponerlo en práctica: las cesáreas que se llevan a cabo por cuestiones estrictamente médicas, y las que podrían evitarse y, sin embargo, contribuyeron a levantar el índice general. Estas tienen que ver más con una decisión momentánea, «no médica», expresan algunos especialistas.
Los factores de incidencia que impulsan los partos quirúrgicos son varios. Entre ellos, los posibles litigios o demandas de las pacientes ante posibles problemas orgánicos, circunstancia que hace de las cesáreas una especie de medicina defensiva.
De todos modos, existen otros motivos como el hecho de que «el feto se encuentre dentro del vientre en podálica (de nalgas) y no cabeza abajo», sostuvo el director del Crep y de la Maternidad Martin, Guillermo Carroli. En estos casos, se ha demostrado que es mejor el nacimiento por cesárea, al igual que cuando las madres tienen el virus del sida.
No obstante, también hay otros condicionamientos ligados a cuestiones pasajeras o superficiales que los sanatorios consideran más que los hospitales: con la cesárea se reduce sensiblemente el tiempo de espera de las parturientas ya que desciende el trabajo de parto que, a veces, puede durar varias horas.
Aparte, según Carroli, existe un hecho distintivo muy fuerte entre los dos ámbitos de la salud. En el área pública, «hay todo un equipo trabajando que genera más protección interna y un compartir de las responsabilidades», dijo. En tanto, en la privada, «el médico es la cara responsable ante la mujer que será mamá y su familia». Así, es más factible que tenga que soportar una demanda, que al tener cada vez más interesados en interponerlas, generan un incremento en el costo de los seguros.
Otro de los efectos que han marcado a fuego a la cesárea es la creencia entre la gente de que se trata de un método «más seguro». Pero, «siempre que se haga en el momento justo», estimó el especialista. «Pueden traer problemas a futuro, como en la inserción de la placenta y hemorragias en próximos embarazos», remarcó luego.
Además, se observa una cuestión relacionada con el poder económico de quienes concurren a los centros asistenciales particulares. «Las futuras madres que se atienden allí lo hacen valer y exigen la atención que creen es más adecuada», reconoció Carroli. «Creen que tienen la verdad y, como pagan, presionan al médico; esto no quiere decir que las embarazadas del sector público no sean escuchadas», sino que «no están tan empoderadas como las del sector privado», añadió.
Se trata de una influencia de la paciente que solicita «el método más conveniente al pensar, por error, que es más cómodo y menos doloroso», aseveró el obstetra y ex presidente de la Asociación de Obstetricia y Ginecología de Rosario, Julio Malamud. A su entender, la metodología en cuestión «duele más, la operación es más importante que muchas otras y tiene como agravante que la mujer debe sobrellevar un pos-operatorio en el que, a la vez, tiene que amamantar y atender cuestiones sociales habituales (visitas de familiares y amigos que olvidan que hubo una intervención)». Asimismo, con tal de no sufrir los interminables trabajos de parto que a varias mujeres les causan temor, prefieren someterse a las operaciones.
Incluso, a veces piensan que no hay calmantes para los dolores de parto, cuando existe la anestesia peridural considerada «como un derecho legal en decenas de países», dijo Malamud. Pero, en Rosario esta anestesia no siempre es incluida en los servicios de las obras sociales por considerarla «un confort», lo que puede jugar en contra de la paciente.
De todas maneras, ciertos sanatorios locales y sus médicos son propensos a las cesáreas también por cuestiones de tiempo. Son rápidas y fáciles. Aunque no lo reconozcan, muchos profesionales priorizan circunstancias personales para completar su función lo más rápido posible.
En los hospitales públicos, los médicos cumplen turnos y, por ende, tienen que quedarse hasta cuando lo indique su horario. Aquí, la urgencia por abandonar el efector no está en juego.
A los requerimientos terapéuticos, en los últimos tiempos, se ha sumado una solicitud estética, en la creencia de que la cesárea ayudará a una recuperación más veloz, más allá del cambio experimentado en la propia práctica, con cortes que antes se hacían verticales del pupo hacia abajo y ahora se hacen horizontales, siempre por debajo de la línea de cintura.
Finalmente, si a una paciente se le practica una cesárea, muchas veces se la condena a tenerla que cumplir nuevamente. Además, «hay cuatro veces más posibilidades de muerte materna que con parto vaginal y la misma cantidad de complicaciones serias como tromboembolismo pulmonar o trombosis de vasos profundos de la pelvis, por ejemplo», expresó Malamud.
Los paradigmas del jet set
Para el especialista, Guillermo Carroli, la elección de la cesárea está muchas veces marcada por los llamados «paradigmas sociales». Por ejemplo, cientos de chicas se sienten convencidas de que, tras una cirugía, su cuerpo quedará estéticamente mejor y no evidenciará las tradicionales huellas del embarazo.
En esto influyen las opiniones de mujeres reconocidas o populares y hasta las experiencias del jet set internacional. Así, las parturientas han llegado a comentar el caso de Cruz, el bebé de la pareja compuesta por el jugador de fútbol del Real Madrid español, David Beckham, y su esposa Victoria, la bella ex integrante del grupo de música pop Spice Girls. Ambos programaron la llegada de su tercer hijo, situación que, entre otras cosas, sirvió para reservar habitaciones y organizar cada momento antes y después del nacimiento del chiquito.
Tal vez por casos como estos, se logre entender que en determinados lugares privados de Rosario, algunos muy exclusivos, las cesáreas lleguen hasta el 60 por ciento. Una cuestión «muy preocupante», según el análisis de varios médicos.
Fuente: diario La Capital