Tras disertar en las jornadas del BCRA, el economista dialogó con PáginaI12 sobre inflación, crecimiento y desafíos para el desarrollo.
“Estos dos años a la Argentina no le fue mal ni en materia de crecimiento ni inversiones. Tiene una base de la cual aferrarse. Y existen oportunidades grandes como la de Vaca Muerta, que puede generar impacto incluso a nivel regional, o la de la energía nuclear”. Así lo dijo en una entrevista con Página12, Mario Cimoli, ex secretario ejecutivo adjunto de la Cepal.
El economista, con un doctorado en el Reino Unido y profesor de la materia Economía Política en una alta casa de estudio de Venecia, expuso en las jornadas monetarias y bancarias del Banco Central, que comenzaron a mitad de la semana pasada y terminarán este miércoles. Cimoli es especialista en economía del desarrollo, innovación y política industrial.
Para los problemas de deuda, de faltante de divisas y de las tensiones de precios, Cimoli consideró que se necesitan acuerdos que no se queden en el corto plazo. “No es posible resolver a nivel agregado problemas como el de la falta de divisas sin consensos. Una agenda estructural requiere obligatoriamente de diálogo y de acuerdos de largo plazo”.
Algo similar planteó para el problema inflacionario, uno de los elementos de inestabilidad de la macroeconomía. Aseguró que no puede usarse únicamente el recurso monetario para pensar la inflación. “En la inflación existen también problemas de distribución, de conflictos sectoriales, de regulación de mercado. Sin el esfuerzo por incluir todos estos elementos en un mismo diálogo articulado entre los actores es complejo encauzarla”.
Cimoli dijo que uno de los grandes desafíos para los próximos años será no caer de nuevo en la trampa discursiva del crecimiento con derrame. “Hay que saber elegir sectores estratégicos y aplicar las políticas para que se desarrollen. Usando las palabras de Hirschman (pionero entre los economistas del desarrollo) deben promocionarse las capacidades ocultas de los países”.
Pero para poder revelar las potencialidades de los países, según Cimoli, se necesita llevar adelante políticas no convencionales, que van a contramano del nuevo debate analítico global que le pide a los países de América latina que no apliquen política industrial, que se limiten a bajar la inflación y a crecer, puesto que con ello el problema distributivo se arreglará solo.
Riesgos para América latina
“El riesgo para América latina es volver al pensamiento y a las políticas de ajuste de los ’80. Ajustar para bajar la inflación y dejar el problema de la desigualdad en segunda línea. Todos preocupados por el proceso inflacionario y no por la pobreza”. Seguir esa línea “nos va a llevar en la próxima década a tener más desempleo, más inequidad y conflictividad social”.
El economista consideró que en los últimos años se fueron dando procesos acumulativos que permitieron volver a desempolvar el recetario de medidas convencionales. “Durante la crisis del 2008 y en la pandemia se reforzó la idea que podían aplicarse políticas económicas expansivas. Pero ahora, con la guerra y el aumento de la inflación global, parece que hubo un fin de ciclo y vuelven a tomar fuerza las recetas de ajuste tradicionales”.
Para Cimoli este proceso implica “volver a un modelo de economía en cual el crecimiento generará derrame, permitiendo resolver la inequidad y la pobreza (sin necesidad de políticas estatales)”. “La política de bienestar en este contexto pierde totalmente, y al mismo tiempo la consecuencia es que comienza a ser mal visto hablar de política industrial y de innovación”.
En resumen, los países de Latinoamérica enfrentarán presiones para tener políticas macro concentradas en frenar la inflación, apertura comercial, programas industriales muy leves y “no hay forma de pensar el desarrollo con este cúmulo de medidas convencionales”.
“Mientras el New York Times titula que Estados Unidos gastará miles de millones de dólares en políticas industriales, a los países emergentes se les pide volver a hacer política industrial suave. Son los debates que nos están instalando y llega desde los actores internacionales”.
Los interrogantes que se generan para los próximos años son amplios y complejos. “El panorama luce difícil si se decide recurrir únicamente a instrumentos ortodoxos para intentar corregir la inflación, si no se implementa financiamiento para el desarrollo, si la producción va a concentrarse principalmente en recursos primarios y si no hay preocupación sobre las condiciones estructurales que se requieren para que la gente más joven pueda tener empleo en los próximos 10 o 15 años, para que baje la pobreza y para que haya una disminución marcada de la indigencia”.