Emprendedores y clientes dicen que la seguridad y el contacto con la naturaleza son sus mejores atractivos. Emprendedores y clientes dicen que la seguridad y el contacto con la naturaleza son sus mejores atractivos
Contrariando a quienes pensaban que eran una moda de mediados de los 90, los barrios privados, countries y clubes de campo siguen creciendo. Sobre los límites de la ciudad y en las localidades aledañas ya existen 30 urbanizaciones cerradas. Y otra decena de emprendimientos está a punto de concretarse en Funes, Roldán, Oliveros, Timbúes, Arroyo Seco y Pueblo Esther. Para los encargados del desarrollo de estos proyectos el fenómeno se encuentra en plena expansión, empujado por el creciente número de familias jóvenes que deciden criar a sus hijos en ambientes seguros y en mayor contacto con la naturaleza.
Puertas adentro de los barrios, esto se nota y mucho. Mes a mes aparecen nuevas construcciones ya sea como recreo de fin de semana, o como vivienda permanente; y los Club House -centros de actividades sociales de la urbanización- son cada vez más concurridos.
«En un primer momento, la oferta de este tipo de emprendimientos fue dirigida a segmentos de clase social ABC1 (la más alta en poder adquisitivo), pero con el correr del tiempo fueron surgiendo desarrollos orientados a distintos niveles sociales», sostiene Alberto Bertollo, vicepresidente de la Cámara de Empresas Inmobiliarias de Rosario (Cadeiros).
Justamente, este nuevo segmento de público -de clases medias altas o profesionales- es el motor de los nuevos proyectos. «Parejas con chicos y adolescentes que dan importancia a la crianza en un ambiente natural y campestre», describe Bertollo.
En Rosario, uno de los emprendimientos pioneros, el Country Club Carlos Pellegrini -que se levanta junto al predio del Jockey Club en Córdoba y Wilde- está completamente vendido. También en Fisherton, la empresa Aldea sumó dos nuevos barrios: Golf y Tennis. Las construcciones en Hostal del Sol crecen a buen ritmo, lo mismo que en el Country del Golf, junto al Rosario Golf Club.
La última de las urbanizaciones en salir a la venta en esa zona de la ciudad fue Country del Lago. Un emprendimiento compuesto de 123 lotes con una superficie de 1.200 metros cuadrados como mínimo, con vegetación tupida y árboles añejos. Sin embargo, lo más vistoso del lugar es un lago artificial de ocho hectáreas al cual tienen acceso todos los terrenos.
Según describe Luis Zainni, titular de la firma comercializadora de este emprendimiento, en apenas doce meses no sólo se ha vendido el 40 por ciento de los lotes, sino que «las casas en construcción y los proyectos constructivos en marcha han aumentado considerablemente».
«Quien compraba un lote en un country a fines de los 90 lo hacía confiado en la propuesta del vendedor. Actualmente hay muchas más familias viviendo en estos barrios y su experiencia, trasladada de boca en boca, potencia el crecimiento de estos emprendimientos», sostiene Juan Félix Rossetti, miembro de la sociedad anónima que promueve Kentucky e integrante del fideicomiso Funes Hills.
Y estos comentarios dan sus frutos. Las 242 hectáreas de Kentucky (autopista Rosario Córdoba y ruta 34) albergan unos 670 lotes, los cuales están vendidos en un 55 por ciento. En Funes Hills (avenida Fuerza Aérea y acceso a la autopista) ya hay un barrio completo, San Marino, y otro vendido en un 60 por ciento, Cadaqués. Hace tres meses, el complejo extendió sus límites con Mirasoles, otro vecindario de 300 lotes, de los cuales unos 90 ya encontraron dueños.
Pero las expectativas de crecimiento no se detienen allí. Hay proyectos en desarrollo para urbanizar otros terrenos que abarcarían otros tres mil lotes en Funes, y se compraron reservas de tierra para otros 1.500 lotes más. Es que, para Rossetti, lejos de encontrar un techo, el desarrollo de estas inversiones «recién está empezando».
Una muestra de esto es que no sólo las localidades de Funes y Roldán -donde el desarrollo de estos proyectos fue más tempranero- ven actualmente crecer countries, barrios privados o clubes de campo.
Hacia el sur de Rosario, en Pueblo Esther se levantan cinco emprendimientos, cada uno con su sello característico. Uno de los más ambiciosos es Puerto Paraíso, Club de Río. Con una superficie de 18 hectáreas, que se reparten en 118 lotes de entre 800 y 1.600 metros cuadrados, el predio cuenta también con una caleta con amarras para 60 embarcaciones sobre la costa del Paraná.
Es que, justamente, el auge que adquirieron las actividades náuticas en Rosario fue fundamental para el desarrollo del proyecto, al igual que el rápido acceso por la autopista que disminuye el tiempo de viaje de y hacia Rosario.
Lo mismo ocurre hacia el norte de la ciudad, donde Oliveros y Timbúes ofrecen buenos terrenos, forestados y con una importante ribera para desarrollar estos emprendimientos.
El presidente comunal de Timbúes, Néstor Sánchez, se entusiasma pensando en el futuro de estos emprendimientos. «Ya hay dos barrios en funcionamiento (Campo Timbó y Chacras del Rincón) y otros cuatro proyectos en marcha, además de un emprendimiento mixto que estamos planteando con la comuna de Oliveros e inversores privados», asegura.
Después enumera los beneficios que los nuevos vecindarios traen a la comuna, ya sea en la apertura de puestos de trabajo como en la posibilidad de desarrollar actividades vinculadas al turismo. «Son como fábricas sin chimeneas», los define.
Y, como tantos otros inversores y agentes inmobiliarios, asegura que el desarrollo de estos emprendimientos «recién comienza».
fuente: Carina Bazzoni, La Capital