
Noticias de Política
Entre vaticinios de poca participación y mucha desinformación, la elección para la reforma constitucional santafesina dará una primera señal para dimensionar electoralmente el debilitamiento del mileinato en los últimos meses.
Que una elección de tanta importancia como la de convencionales constituyentes llega entre mucho desinterés, apatía y falta de incentivos para la participación ciudadana, es una sensación generalizada y vinculable a procesos dinámicos, complejos, que involucran e interpelan al conjunto de la sociedad pero sobre todo a las actuales autoridades y buena parte de la dirigencia política.
Haber privilegiado sus intereses y especulaciones electorales es uno de los cuestionamientos al gobierno provincial que resuenan desde fines del año pasado, cuando se avanzó hacia la aprobación de la ley que habilitó la convocatoria a elecciones.
Las críticas en ese sentido se escucharon en distintos tonos.
Derechazo va, derechazo viene
Hubo de las que pueden inscribirse en el limitado y contradictorio discurso anti política y anti Estado, que renegaron del llamado a la convención constituyente y hasta intentaron frenarla con presentaciones judiciales por considerarlo sólo funcional a la pretensión de ser reelegido en 2027 del gobernador Maximiliano Pullaro, a quien acusaron de, en pos de ese objetivo, haber transado con “la casta” asegurándole la continuidad de sus “privilegios”.
En esta línea, más allá de matices, machacaron principalmente desde La Libertad Avanza y el espacio que tiene como figura principal a Amalia Granata, que apuntan a cosechar adhesiones de sectores del electorado a los que también pretende seguir seduciendo la alianza Unidos que encabeza Pullaro.
Así, se configuró un ring para púgiles de una misma categoría, la de quienes abrevan en la sacralización de la propiedad privada, el libre mercado, la financiarización de la actividad económica, la meritocracia y el individualismo, la demonización de lo colectivo y comunitario, la reducción y/o destrucción del Estado como garante del acceso universal a derechos humanos, la represión y eliminación de todo y todes lo que no se encuadre en tales parámetros.
Ahí están, entonces, derechazo va derechazo viene, los mileístas explícitos y los no tanto, disputando el título de campeones del ajuste, la mano dura, el ataque a los sindicatos y las conquistas laborales, la demonización de los movimientos y organizaciones sociales, la exacerbación del antiperonismo.
Expectativas en la otra orilla
También hubo críticas al gobierno provincial en sentido contrario, desde fuerzas que no pregonan la destrucción pero sí la renovación de la política y las gestiones estatales; que resaltaron que las mezquindades y especulaciones del oficialismo tuvieron como consecuencia el desaprovechamiento de una oportunidad: la de fortalecer la legitimidad y validez de la reforma convocando a la convención luego de un proceso de consultas y debates amplio y con todos los sectores sociales, que propicie la participación popular y contribuya a achicar la grieta entre representantes y representados.
Por ese andarivel remaron las campañas de fuerzas peronistas y progresistas, sobre todo la coalición entre el Partido Justicialista y Ciudad Futura y el Frente Amplio por la Soberanía, que postulan al frente de sus listas a Juan Monteverde y Claudia Balagué respectivamente y buscaron revertir la falta de información y el desinterés ciudadano mediante encuentros y asambleas abiertas. También se puede agrupar en la misma orilla a las listas que encabezan Marcelo Lewandoski y Roberto Sukerman –quienes hace dos años participaron de las elecciones bajo el paraguas del peronismo y ahora optaron por despegarse–; y el Frente de Izquierda que lleva a Carla Deiana al frente de su nómina.
En esta orilla también hubo cruces “internos” durante la campaña, pero mucho menos estentóreos que del otro lado; y los resultados de la elección del domingo seguramente operarán como ordenador de sectores cuya dispersión en esta instancia parece tener más que ver con una puja por liderazgos de cabotaje que con la falta de denominadores comunes y aglutinantes.

Uno de ellos es el posicionamiento claramente opositor de todos estos espacios al mileinato, que allá por diciembre pasado, cuando la disputa por la reforma constitucional asomó en el horizonte, no sufría el desgaste que sí parece afectarlo ahora, tras el escándalo por la criptomoneda, la represión a los jubilados, el intento de nombrar por decreto jueces de la Corte Suprema, las presiones en favor de la devaluación de la moneda nacional, el pedido de auxilio al FMI, los distanciamientos de sectores aliados como el macrismo, la profundización de las políticas de apertura de la economía que chocan con el arancelamiento de importaciones anunciado por Estados Unidos.
Que ese desgaste impacte en las urnas santafesinas es, entonces, una nueva expectativa para ellos y para quienes temen que la gestión del actual gobierno nacional afecte todavía más la calidad de vida de la población y la convivencia democrática; y derive en una nueva trágica conmoción institucional y política.
Los resultados de la elección santafesina de este domingo no saldarán definitivamente interrogantes tan profundos sobre la actualidad y el futuro de la Argentina, pero darán una primera señal concreta y muy necesaria entre tanta incertidumbre.
Publicado en el semanario El Eslabón del 12/04/25
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La entrada Y un día te veré votando en la calle Convención se publicó primero en Redacción Rosario.
Fuente: Redacción Rosario