
NOTICIAS PIA · Nuestra América
El 07 de agosto del 2025, el gobierno de Estados Unidos anunció que ha duplicado la recompensa por información que conduzca al arresto del Presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moro, a $50 millones, acusándolo de ser “uno de los mayores narcotraficantes del mundo”.
Washington alega que el Presidente Maduro estaba directamente vinculado a operaciones de narcotráfico. En el 2020, el gobierno estadounidense (Trump I), acusó al presidente Maduro y a otros funcionarios venezolanos de diversos delitos, como el supuesto “narcoterrorismo”, e introdujo la “recompensa” contra el Presidente Maduro, para entonces de unos $15 millones.
Esta reedición de las viejas acusaciones se da luego de una serie de acciones tomadas durante el mes de julio de 2025. Primeramente, regresaron los 252 ciudadanos venezolanos que fueron secuestrados por las autoridades estadounidenses y arrojadas salvajemente en el vertedero inhumano que es el sistema penal (y político) de El Salvador. Segundamente, regresaron a Venezuela siete niños que fueron secuestrados por las autoridades estadounidenses. Terceramente, ese mismo gobierno renovó la mal llamada “licencia” a Chevron, para continuar comercializando el petróleo venezolano.

Es de notar que todos estos tres eventos, se dieron específicamente antes del 27 julio de 2025. Los intercambios de secuestrados venezolanos por delincuentes estadounidenses[1] y la renovación de la licencia petrolera se dieron antes del proceso electoral venezolano, lo cual permitió que el gobierno se beneficie de sus logros en pro de la población venezolana, en el contexto de las elecciones municipales. Estos logros ayudaron a consolidar un proceso electoral pacifico, exitoso y con una participación popular bastante aceptable.
¿Cómo se explica este comportamiento “esquizofrénico”, por parte del gobierno estadounidense? En julio le otorga victorias a Caracas, para después en agosto reeditar la “recompensa” contra el Presidente, y regresar a las fantasías de acusar arbitrariamente a los gobernantes que te critican de ser “narcotraficantes”, una práctica que empezó con el Señor Bush, en contra del Presidente Hugo Chávez, y ahora continua – sin evidencias y sin demostrar detalles sobre el asunto – con el Señor Trump y el Presidente Maduro. Cuando rivales geopolíticos del gobierno estadounidense no poseen elementos reales que permiten vilificar y satanizar a estos ante la opinión pública mundial, entonces los elementos se inventan, como la acusación de “traficante de drogas” a todo gobierno que no le cae bien a Washington, mientras verdaderos narcotraficantes como Juan Orlando Hernández y Álvaro Uribe Vélez, fueron protegidos por Washington, mientras estos inundaban a Estados Unidos de drogas.
Este comportamiento estadounidense hacia Caracas se asemeja a la condición conocida como “trastorno de identidad disociativo”. En realidad, esta obedece a la naturaleza bastante “disociativa” del actual gobierno estadounidense. El equipo de gobierno del Señor Trump actúa más como una “confederación anárquica y altamente flexible de tribus en constante guerra”, que como un partido político. En su entorno coexisten varios grupos. Entre estos, tenemos a los altamente derechistas, populistas y antielitistas que son los “MAGAs” (Make América Great Again), representados por gente como Steve Bannon y el actual Vicepresidente JD Vance. Otro grupo es el conformado por los neoconservadores tradicionales del partido Republicano, como el “senador” Marco Rubio. Un tercer grupo incluye a los “pragmáticos”, quienes no tienen mucho que ver con estos dos, sino que quieren sacar provecho de la “Ola Trump”, entre los cuales tenemos a los señores Steve Witkoff y Richard Grenell. Estos últimos dos deberían reportar directamente el Secretario de Estado Marco Rubio, pero en vez reportan y reciben instrucciones solamente del propio Señor Trump.
El Señor Grenell, diplomático de carrera y republicano tradicional, es el representante y lobista de ciertas multinacionales petroleras de Estados Unidos. Su propósito es abogar por los intereses de Chevron, y no es en el interés de Chevron que su presencia en Venezuela sea sustituida por la de los chinos y los rusos. Las negociaciones entre el Gobierno Bolivariano y Washington, dieron resultados a raíz de la necesidad de complacer tanto a los lobistas de las petroleras con el regreso de Chevron a Venezuela, como a los “MAGAs”, para demostrarle a estos que los “héroes” estadounidenses secuestrados por el “comunismo” en Caracas, fueron rescatados. Así se logra “suavizar” la ira de los MAGAs con el caso Epstein, el cual solo va de mal en peor para el Señor Trump.
¿Quienes quedaron insatisfechos con las decisiones del Señor Trump hacia Caracas, tomadas en julio de 2025? Pues los neoconservadores, como el “Secretario” de Estado, quien en realidad no es un canciller, sino una ficha administrativa del gobierno del Señor Trump (más relevancia posee el Señor Witkoff que el propio “Pequeño Marco”, como lo llamaba sarcásticamente el Señor Trump). No obstante, los neoconservadores y los senadores republicanos sí son relevantes para el Señor Trump, y por eso se les debe otorgar un “premio de conciliación”. En este contexto, se realizaron los anuncios de la mal llamada “recompensa” contra el Presidente Nicolás Maduro.
Cuando Estados Unidos acusó a un jefe de Estado de ser “narcotraficante”, poco después invadió el país y masacró a su población (Panamá, 1989). Interesantemente, la “recompensa” contra el Presidente Maduro del 2020, fue incrementada el 10 de enero de 2025, de 15 a $25 millones. Este incremento fue antes de la visita del Señor Grenell a Caracas, la cual se dio el 01 de febrero del mismo año. Durante la historia de esta “recompensa”, desde el 2020 y hasta los momentos, no se ha planteado seriamente la posibilidad de una “invasión” a Venezuela, como la masacre contra Panamá del año 1989. Por eso, cada vez que sea necesario otorgarle un “caramelito” al Pequeño Marco y a los senadores perro rabiosos que quieren destruir a Venezuela y Cuba, se incrementará la “recompensa”, ya que Estados Unidos ha renunciado la “formalidad” de pretender que el derecho internacional existe, y ahora descaradamente actúa completamente en su contra, sin preocupaciones o pretensiones algunas.
La oposición violenta que hace vida en Venezuela y sus aliados regionales, conscientes de la clara y manifiesta debilidad política de estos en el escenario político venezolano e internacional, preocupados que sus agentes ya van tomando el mismo camino que tomó anteriormente el mal llamado “interinato” del ahora desgraciado “Treparejas” de la extinta Asamblea Nacional del periodo 2016 – 2020, han generado un “tsunami” mediático de este pequeño premio de conciliación para el “Pequeño Marco” y sus amistades, y ahora proponen que una invasión contra Venezuela es eminente. Aunque el conflicto entre Washington y Caracas continuará, naturalmente, los sueños de acabar con la soberanía venezolana (y las vidas de muchos de estos) están bastante lejos de cumplirse, en el corto plazo por lo menos, y el “sensacionalismo” mediático y teátrico de los opositores se entiende perfectamente, en función de sus desesperaciones por sentir cada día más que se están transformando en la segunda y barata versión del difunto “Interinato” del 2019 – 2021.
Omar José Hassaan Fariñas* Internacionalista y Profesor de relaciones internacionales en la Universidad Bolivariana de Venezuela. Colaborador de PIA Global
Foto de portada: Especial (Reuters/Canva)
Referencias:
[1] Entre estos el famoso Dahud Hanid Ortiz, condenado en Venezuela por el asesinato de tres personas en España en 2016, como lo afirma claramente la fiscalía de Madrid
Venezuela: el “pequeño Marco”, Grenell y la tribu “MAGA” Pia Global.