Pancho Chévez protagonizó un excelente espectáculo rodeado de grandes músicos y muchos amigos. Los ojos de Pancho Chévez brillaban de alegría el sábado en el Anfiteatro Humberto de Nito. La pantalla de video ubicada detrás de los músicos mostraba en los primeros planos sus miradas de asombro, los gestos de aprobación, la sonrisa franca. El cantante y armoniquista de Capitán Bermúdez presentó su disco «Ay, mi país» junto a sus músicos en un espectáculo en el que todo ser bien nacido allí presente se emocionó y mucho.
Pancho Chéves comenzó su show al filo de la medianoche y tras la excesiva presencia de cuatro bandas teloneras -La Rolocanrol, La Manto Negro, No Pibe y Farolitos- de las que se destacaron las dos primeras por sus buenos instrumentistas y cantantes y lo prolijo de sus propuestas.
Presentado como los demás por el periodista Marcelo Mogueta, a cargo de la conducción, ataviado con una gorrita de béisbol y el arnés de la armónica colgado del cuello, Chévez ingresó al escenario en su silla de ruedas, flanqueado por sus colaboradores, mientras en la primera fila de las gradas los chicos del Hogarcito San Roque desplegaban en una pancarta la única gran verdad de la noche: «Pancho, Un canto a la vida».
Chévez quería agregarle más valor aún a su presentación y aunque era casi obligado pensar que la estrella invitada iba a ser su «hermano» León Gieco, Pancho barajaba desde hacia varios días otro nombre que finalmente, al igual que Gieco, tampoco pudo estar presente por estar cumpliendo compromisos lejos de Rosario, el integrante de Las Pelotas, Germán Daffunchio.
Los que si estuvieron fueron Los Vándalos con su cantante Popono a la cabeza, el maestro de armónica de Pancho, Franco Capriatti y desde Pavón Arriba llegó gente del grupo El Vagón y entre todos, con Juan Pablo, uno de los chicos del Hogar revoleando su remera, bailando, cantando y «haciendo percusión» con dos botellas de gaseosa, comenzó una auténtica fiesta, especialmente para las almas.
Marcelo Donadello en teclados, Matías Bresciani en bajo, Pablo Rodríguez a cargo de la batería y la percusión, Mauricio Avalle en guitarra eléctrica y Gastón Hermier en guitarra española acompañaron a Pancho Chévez en un recital en el que alternó temas propios de su disco con éxitos grabados por su padrino artístico León Gieco como «El fantasma de Canterville», «Pensar en nada» o el himno «Sólo le pido a Dios».
Ya con un sonido acorde, Pancho se sumó a los tributos que todas las bandas rindieron a Pappo a lo largo de la noche, para luego interpretar las historias de amor y testimonio de «Como yo pienso en ti», «Pan para hoy y mañana», «Ay mi país», «Canción para Beto», «Blues del Cavallo triste», «Canto a mi Latinoamérica» y «Chacarera de la verdad», con excelentes arreglos musicales y letras en las que desnuda con palabras sencillas y contundentes todas sus hermosas pasiones.
Fuente: diario La Capital – U.G. Mauro – Imagen: Daniel Carrizo