La Argentina, se convirtió en el país donde el trabajo infantil creció de forma más alarmante durante los últimos años.
El último informe de la Organización Internacional del Trabajo constataba una disminución del trabajo infantil en el mundo.Sin embargo, la Argentina se convirtió en el país de América Latina donde el trabajo infantil ha crecido enormemente, al aumentar seis veces en los últimos años como consecuencia de la crisis económica del año 2001.
Para los 250 millones de niños y adolescentes en todo el mundo, que trabajan mucho antes de que sus frágiles huesos y almas estén preparados; la infancia es un sueño perdido.
Los chicos trabajan limpiando vidrios de autos, abriendo las puertas de un taxi o lustrando zapatos. También vendiendo productos que les proveen otras personas, como biromes, curitas o flores; y en peores casos, mendigando o cartoneando.
El trabajo contribuye a conspirar contra el desarrollo personal de los niños, ya que entra en conflicto con la educación y sus logros en el aprendizaje, así como en el juego y el esparcimiento. Los chicos trabajan desde las primeras horas de la mañana hasta después del ocaso. El tiempo que ellos utilizan para trabajar, es tiempo robado a esas actividades educativas y recreativas.
Estos niños y niñas no saben de otro juego que no sea la supervivencia, su escuela es la calle, su maestra la injusticia; su futuro es un negro callejón de incertidumbres que podría acabar con sus vidas, en cualquier momento.